1/15/2013

Si el diálogo EZLN-gobierno es como el diálogo FARC-gobierno, no habrá acuerdos


Pedro Echeverría V. 
1. En México ayer se nombró un comisionado del gobierno –el priísta Martínez Veloz- para encargarse del "diálogo con los indígenas del país". Según el gobierno de Enrique Peña Nieto se busca llegar a acuerdos para la total pacificación del país. Lo mismo propone el gobierno militarista de Colombia que ha abierto diálogo con las FARC, pero los guerrilleros le han dicho de entrada al gobierno: "Nos pacificamos, pero como primera condición se reparten las tierras de los latifundistas a los campesinos". El gobierno colombiano, por el contrario, quiere que las FARC lleguen a acuerdos rápidos de desarme y que no se dediquen a analizar la situación. Los guerrilleros, por el contrario, denuncian la pobreza, la miseria y la represión que se vive en el país y no están dispuestos a llegar a acuerdos si el gobierno no deja de representar los intereses de los explotadores.
2. Por eso digo que no podrán haber acuerdos porque los guerrilleros mantienen de entrada el reparto de tierras como condición para desarmarse; el gobierno –como representante de los ricos- no quiere tocar sus intereses. El gobierno lo que quiere es comprar la conciencia y la dignidad de quienes luchan por eso estaría dispuesto a dar mucho dinero para partidos, darle voz "condicionada" en la TV, incluso dar algunos cargos en el Estado, pero nada de lo que pudiera lesionar su alianza con los empresarios y su poder represivo. En México el peligro es que a los grupos indígenas se les aborde sin unidad, porque así los podrán comprar con algunos créditos, algunas tierras, asesorías e instrumentos de labranza; pero en el caso del EZLN bastaría con ver los principios políticos en que se mueve: ¿Puede acaso olvidarse que lucha contra "el mal gobierno"? 
3. El panista comisionado al diálogo en Chiapas, Luis H. Álvarez, se pasó los seis años (o 12 años) cobrando sabrosamente su abultado salario sin hacer nada porque le cerraron las puertas por el EZLN y no tuvo la intención de abrirlas; pero el ex diputado Veloz podrá abrirlas, por lo menos, para entretener a los zapatistas mientras pasan los años. ¿O piensa el gobierno de Peña que con la construcción de algunas carreteras o caminos de terracería, con darles unos certificados de reconocimiento a los cinco gobiernos zapatistas, otorgar algunos créditos y alejar la vigilancia del ejército, bastaría para una declaración de paz? Lo que el gobierno no puede soslayar es que el EZLN es parte de un movimiento nacional, incluso mundial, por la liberación de los indígenas y los explotados y cualquier propuesta tiene que ir en ese sentido. No es un problema de compra-venta. 
4. Los gobiernos nacional y estatal están obligados a atender las necesidades de todos los indígenas en el país, por ello cuentan con un presupuesto multimillonario que todos pagamos; sin embargo los indígenas han sido para el gobierno, a través de la historia, la última categoría de ser humano y los grandes empresarios la primera.  No está mal el interés del mandatario Peña Nieto por acercarse a los indígenas que Calderón despreció; pero es que conocemos tanto al PRI, a sus políticos y gobernantes, que nadie puede tener ninguna confianza. Más aún, cualquier política que se proponga lo primero que crea es la desconfianza y las preguntas: ¿Qué trampa nos quieren tender los priístas? ¿Cuentan con posibilidad de cambiar a pesar de seguir siendo instrumento de los empresarios? 
5. Ligado a esto, en estos días se ha anunciado en el país la integración de la CIA "mexicana" (idéntica a la CIA, el Pentágono, el FBI, la DEA de los EEUU) dirigida por especialistas yanquis.  Será el centro de todas las investigaciones, de  todos los archivos y de la represión contra las disidencias, aunque ahora se disfrace –tal como lo hizo el gobierno de  Calderón- de centro de lucha contra la "delincuencia organizada". Parece que Peña, con su hábil política de integrar al "pacto" a todo el oportunismo del PAN, PRD y otros, esta caminando rápido y con mucha confianza para meter en su política a quienes se dicen la disidencia. Hay que estar muy atento, sobre todo de su política hacia los indígenas que buen pueden servir para desatar una abundante demagogia. 
6. Martínez Veloz no ha dejado de ser un fiel militante del PRI –partido del que en dos ocasiones ha sido legislador- aunque escriba en La Jornada. Los indígenas, que son el 12 por ciento de la población, no se venderán por mendrugos que les ofrezcan. Ellos saben que (junto a los campesinos) han sido los más despreciados, los más marginados por los gobiernos del PRI y del PAN. Saben que si no se agrupan unificados los representantes del gobierno buscarán envolverlos con palabras mentirosas. Espero que las organizaciones campesinas no gubernamentales que en los últimos 10 años han salido a la calle, se han plantado en la cámara de diputados y en el Zócalo, sepan defender adecuada sus derechos. (15/I/13)

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