7/29/2013

O producimos más riqueza “para luego repartirla” o repartimos todo lo que hay para tener ánimo para producir



Pedro Echeverría V.

1. Los gobiernos y empresarios, desde que en los sesenta comencé a entender sus cantaletas, no he dejado de escucharles decir: “Los obreros deben trabajar, producir riquezas, para que luego tener que repartir”; pero lo que cada año leemos es que los bancos, industrias, grandes comercios, registran miles de millones de pesos de ganancias que los multimillonarios acumulan en las bancos, los convierten en dólares, los invierten en otros países y nunca los reparten como antes aseguraron. Luego dicen: “No se puede repartir lo que no hay… los trabajadores mexicanos no pueden ser haraganes, tienen que producir”; sin embargo después vemos a los empresarios enlistados entre los hombres más poderosos del mundo y recibiendo premios como “los altos ejecutivos del año”.

2. Hoy declara el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, que los programas asistencialistas contra la pobreza en las últimas tres décadas han sido insuficientes para combatir ese fenómeno social; aseguró que programas como Progresa y Oportunidades, pese a su éxito, han sido más instrumentos de contención (de engaño) que de combate a la pobreza. Y se da el dato: entre 2010 y 2012 aumentó la pobreza en el país al pasar de 52.8 millones a 53.3 millones de personas. Además, 40.7 millones de habitantes son vulnerables y podrían caer en pobreza, ya sea por tener ingresos bajos o por no tener acceso a la educación, salud, vivienda o seguridad social. En 2010, la población vulnerable fue de 38.8 millones de personas, 1.9 millones de personas menos que en 2012, o sea, un crecimiento rápido.

3. Al preguntársele a Videgaray en torno a qué se necesita para que México salga adelante, respondió que: “Se debe crecer de manera sostenida en un 5 por ciento; que México necesita crecer de manera sostenida por lo menos al 5 por ciento o más y es una tasa muy distinta a la que hemos tenido en los últimos 10 años, que apenas alcanza poco menos del 2 por ciento”. Entonces –aprovechando la oportunidad para llamar a la aprobación de las privatizaciones- dijo: “Si los mexicanos tenemos la capacidad de llegar a acuerdos y nos atrevemos a hacer reformas de fondo en materia energética, financiera, fiscal, de competencia, y otras reformas que están inscritas en el Pacto por México, habremos de lograr estos niveles de crecimiento sin duda en esta administración”.

4. Del señor Videgaray, que según se ha demostrado -es alumno aventajado de aquel nefasto secretario de Hacienda de Carlos Salinas, el señor Pedro Aspe Armella que hoy es consejero de muchas empresas públicas y privadas- no se puede esperar ningún cambio importante para aminorar radicalmente la pobreza. Para él también primero se debe crecer o crear riqueza. Sin embargo el pueblo mexicano parece estar protestando de distinta maneras contra esa terrible manipulación de que “No hay nada que repartir” ¿De verdad no se puede hacer nada para que los Slim, Azcárraga, Salinas Pliego, Larrea, Bailleres, Arango, Harp, Hernández, Servitje, se les obligue a invertir la mitad de sus riquezas para crear empleos? ¿De verdad no se puede obligar a todos los altos funcionarios a renunciar al 50 por ciento de sus salarios?

5. El término o la palabra pobreza –para gobernantes, empresarios, medios de información- se ha convertido en un simple número estadístico, en un fácil manejo de cifras. Decir que hay 52 millones de pobres y 40 millones de vulnerables muy cercanos a la pobreza no significa nada para los multimillonarios y las clases medias acomodadas. Piensan simplemente que son los que no pueden viajar cada año a Europa o salir de compras a Miami. Ni se les ocurre pensar que es falta de alimentos, de vivienda, más enfermedades, más muertes, menos escuelas; ¿Cómo puede pasar en su mente que haya gente que no tenga siquiera para pagar los dos o tres pesos del transporte colectivo si muchos en su vida lo han ocupado? No sólo eso; hay gente cínica que dice que la pobreza o la miseria es felicidad.

6. Así que los discursos de Videgaray y de Rosario Robles –la que junto a su amigo Ahumada terminó de enterrar al PRD- de “querer superar los programas asistencialistas por ineficientes”, no dejan de ser propaganda electoral priísta. Ellos saben -como todo el mundo- que para acabar con la pobreza sólo hace falta instrumentar políticas radicalmente diferentes a las tradicionales de corte capitalista. Que no busquen seguir exprimiendo a la población con ingresos mensuales de dos mil a 10 mil pesos con IVA y demás pagos. Que obliguen a los grandes empresarios y políticos, a los que están más arriba a pagar impuestos y a reducir sus ingresos. El dinero alcanzaría para lo necesario y ya el llamado “combate a la pobreza” podría desaparecer. ¿No es acaso vergüenza nacional? (29/VII/13)

http://pedroecheverriav.wordpress.com

pedroe@cablered.net.mx

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