Manuel Bartlett
El PAN de Madero presentó su Iniciativa Energética que, comparada con el proyecto del PRI, anunciado por Peña Nieto, dice fundamentalmente lo mismo: reformar la Constitución, abrir la explotación del petróleo mexicano a la inversión privada, en realidad es apertura para que las transnacionales anglosajonas penetren a nuestro territorio, mediante concesiones con licitaciones internacionales e introducirse en toda la industria petrolera. Además, privatizan toda la industria eléctrica conforme al viejo modelo del Banco Mundial, fallido, acogido por Salinas, Zedillo, Fox y Calderón. Los argumentos del PAN y PRI son los mismos: no se privatiza Pemex; el petróleo sigue siendo de la Nación; se carece de recursos para impulsar a Pemex. Comento: a Pemex lo mantienen como cualquier otro “competidor”, pero se privatiza la explotación del petróleo; la carencia de recursos es falsa, Hacienda le quita cerca de 40% de su ingreso, dejándole sin recursos, tendría capacidad suficiente para impulsar su desarrollo, si se le dejara lo necesario, basta una reforma fiscal para que empresas nacionales y extranjeras, con privilegios, que no pagan impuestos, lo hagan; el petróleo sigue siendo de la nación, falso, las concesiones otorgarían a las transnacionales derecho al crudo en los territorios concesionados, quedando el petróleo como garantía para las financieras internacionales en simbiosis con las petroleras, se incorpora además la concesión, a la esfera de la seguridad energética de EU.
La reforma panista propone: “Dotar por un lado a Pemex de las características necesarias para reconvertirla en una verdadera empresa, (ya lo hicieron, sin resultados, 2008) con la libertad de determinar los mejores esquemas de inversión” (?). “Al tiempo que se permitirá generar esquemas de competencia efectiva con otros competidores nacionales y extranjeros”. Enfatiza el PAN: “los competidores nunca serán dueños del petróleo, lo entregarán a una agencia autónoma, recibirán una contraprestación. Eliminan la exclusividad constitucional de la nación para explotar el petróleo y la prohibición de concesiones y contratos.
La insistencia en que no se privatiza Pemex, que los concesionarios nunca serán dueños del petróleo, que la inversión será privada, diluyendo la palabra “extranjera”, el verdadero objetivo. Ardid, sabiendo que la ciudadanía está en contra de privatizar, de perder el derecho del petróleo en el subsuelo y a la inversión extranjera en petróleo.
Reconoce la iniciativa panista, que el problema de Pemex es que Hacienda la despoja dejándola sin recursos para su operación, pero en lugar de llegar a la solución lógica que sería dejar de destruir a Pemex, propone privatizar el petróleo abriéndolo a la inversión extranjera, con el argumento “inimpugnable” que Pemex requiere competencia y conforme a este concepto, verdadero tabú, entrarán las grandes empresas anglosajonas. Asegurar que Pemex, corrompido y mutilado, con un vago sostén que prometen, podrá competir en igualdad de condiciones con la B.P., Exxon Mobil, que cuentan con el apoyo irrestricto de la banca internacional socia del negocio y el acceso a equipos, insumos a su conveniencia y el poder norteamericano atrás, Pemex sería anulado. Pero ese es el acuerdo explícito de Peña Nieto.
Además de documentos del Senado y Cámara de Representantes de EU que explicitan voluntad hegemónica energética hacia México, P. Copinschi, en La Documentation Française, describe la política petrolera americana como “ampliación de mercado”, “consistente en incitar a los países propietarios de recursos petroleros cerrados a la inversión extranjera, a abrirse a las compañías petroleras multinacionales y reformar sus regímenes jurídicos para la protección de los derechos contractuales adquiridos”. Peña Nieto fue exitosamente “incitado” a abrirse a las transnacionales y garantizarle sus derechos mediante reforma constitucional que prometió recientemente al G8. El PAN desconoció esta incitación, pero coincide casualmente con sus objetivos multinacionales. Valiosos votos destructivos, inocentes.
@manuelbartlett
Senador de la república
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