Tornero es un viejo amigo del comisionado general de la Policía
Federal, Manelich Castilla, el protegido del presidente Enrique Peña
Nieto.
Tornero y Castilla han coincidido en cargos policiales desde la
década pasada, aunque ahora la superioridad se ha invertido. En San Luis
Potosí, ambos estuvieron con el anterior comisionado general de la PF,
Enrique Galindo.
En
2010, Galindo era secretario de Seguridad Pública de ese estado,
mientras el nuevo encargado de Fuerzas Federales coordinaba allí a la
Policía Federal y Castilla era el jefe operativo.
Después de un ataque a agentes estadunidenses, en febrero de 2011,
Castilla salió de la corporación y se refugió en el Instituto Nacional
de Ciencias Penales (Inacipe) de la Procuraduría General de la República
(PGR), mientras que Tornero se fue a trabajar como asesor del
gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, quien también contrató en
labores de seguridad a su hermano, Mauricio Tornero.
Castilla y Tornero han tenido una movilidad en la PF imposible de
ocurrir en cualquier cuerpo con un verdadero servicio policial de
carrera. Han llegado a los cargos más altos del principal cuerpo de
policía civil en México en apenas unos años, a pesar de los periodos en
que han tenido que dejar la corporación.
En 2013, Peña Nieto regresó a Castilla a tareas operativas en la PF.
Le dio la División de Seguridad Regional, cargo del que fue cesado por
el primer titular de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) del actual
gobierno, Manuel Mondragón y Kalb.
Peña lo rescató y en agosto de 2014 lo hizo responsable de la
División de Gendarmería. Castilla designó entonces a Tornero como su
subordinado directo en el puesto de director general de la Gendarmería.
Otros antecedentes los unen. En 2008, Tornero tuvo que renunciar como
director de la Policía Municipal de Guanajuato, luego de que se
revelara un video en el que elementos bajo su mando estaban siendo
entrenados para torturar por capacitadores estadunidenses.
Castilla, a su vez, estuvo implicado en la muerte de ocho civiles
durante un fallido operativo de la Gendarmería y Fuerzas Federales en
Nochixtán, el 19 de junio pasado. En ese momento el responsable de las
Fuerzas Federales era Salvador Camacho.
De origen militar, Camacho además forma parte de las indagatorias por
la ejecución extrajudicial de 22 civiles en Tanhuato, Michoacán, en
mayo de 2015. La CNDH investigó ese caso y luego de que emitiera una
recomendación por la responsabilidad de la PF, su entonces comisionado
general, Enrique Galindo, tuvo que dejar el cargo en manos de Castilla.
La CNS evitó informar qué pasará con el exjefe de Fuerzas Federales,
pero el propio Camacho aseguraba a sus cercanos que se quedaría en la
corporación. ¿Para qué lo quiere cerca el comisionado Manelich Castilla?
@jorgecarrascoa
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