11/18/2016

Cuando el contenido del caño sale a la superficie



René Drucker Colín
La Jornada 
Sobre el resultado de las elecciones en Estados Unidos de América se han escrito innumerables cantidades de artículos, y uno más, que sería el mío, no contribuiría a nada, pues ya se ha dicho todo.
Sin embargo, de lo poco que se ha hablado es de lo que se tiene que  hacer internamente en México. Y no se ha hablado porque no pensábamos que pudiera ocurrir el sorpresivo resultado electoral. Pensábamos que a pesar de que la sociedad estadunidense es en general xenofóbica, nunca creímos que fuera tanto así, para que un personaje como Donald Trump lograra ganar. Por ahora, tratar de entender lo que pasó es irrelevante, lo que hay que pensar es qué hacer, o más bien, qué debe impulsar o llevar a cabo el gobierno mexicano. Por eso es el título de este artículo Cuando el contenido del caño sale a la superficie hay que tomar decisiones drásticas. El discurso del actual gobierno mexicano es entreguista. ¿Qué va a negociar con una camarilla ultraderechista que ve a México como un país inferior al cual hay que someter a los intereses de un proteccionismo ultraconservador?
Para empezar, México debería de inmediato redireccionar su política económica. Entiendo que no se puede hacer de un día para otro, que no es fácil, pero se puede. ¿Cómo hay que intentar cambiar el mercado al cual se ha dedicado (con poca visión) prácticamente la totalidad del comercio nacional? México debería apuntalar rápida e intensamente su economía interna y procurar poco a poco abrir sus mercados hacia Asia y Europa. Negociar con esta runfla de xenofóbicos sólo nos pondría de rodillas, pues ya se señaló que van a impulsar el proteccionismo como estrategia comercial y política pública. Que Trump quiere eliminar el TLCAN, adelante, al fin que la balanza de beneficios se inclina en favor de ellos.
A partir de que tome posesión el republicano, los mexicanos deberíamos de inmediato cesar de ir a Estados Unidos; ellos sufrirían una merma importante de ingresos por una repentina reducción del turismo mexicano. Ellos no nos quieren, pues nosotros tampoco a ellos, demostrémoslo. Volteemos más hacia Latinoamérica, rencaucemos nuestro comercio hacia allá también y fortalezcamos nuestros nexos con países mucho más afines a nosotros.
Sobre todas las cosas, no nos pongamos de rodillas con tal de agradarles. No se equivoque el gobierno, a estos que llegan no les agradamos; mostremos constantemente que a nosotros ellos no nos agradan tampoco. Así nos entenderemos. Podrían venir tiempos complicados, claro que sí, así será, pero enfrentémoslo con dignidad. Eso es lo principal.
Con eso en mente, en México se debería impulsar muy agresivamente la economía interna, empezar con mucho ahínco a desarrollar nuestras propias tecnologías y capacidades, dejar de depender tan gravemente de los gringos. Hay que impulsar una educación menos utilitaria y mucho más humanista. Y por encima de todo, dejar de ver la victoria de este Trump como una tragedia, sino más bien como una oportunidad de dar  la vuelta a las cosas para desarrollarnos de manera independiente y asegurar con fuerza nuestra soberanía. No nos dejemos intimidar por estos que llegaron y demostremos que no necesitamos sus limosnas. Como ya dije, vendrán tiempos seguramente muy difíciles, pero sabremos cómo sortearlos y, sobre todas las cosas, necesitaremos la solidaridad de todos los mexicanos para poder elevar una estrategia honorable y respetable.
Pocas cosas en la vida son fáciles de llevar a cabo; ciertamente, lo que he esbozado brevemente no es una de ellas, pero el gobierno mexicano debería contemplar un giro de estrategias. Lo que sería inadmisible es que permitiera que eso que salió del caño en Estados Unidos atropelle a los mexicanos de aquí y a los que viven allá.

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