Cada vez más artistas visibilizan este fenómeno
Por Dixie Edith
La Habana, Cuba, 2 abril 08 (CIMAC/ SEMlac).- Desde manifestaciones artísticas como la literatura, el cine, la música o la plástica se puede enfrentar, pero también legitimar, la violencia de género.
A través de la historia, casi todas las formas de arte han promovido, de forma consciente e inconsciente, estereotipos de género que han contribuido a la construcción de un modelo de comportamiento violento.
En Cuba, en los últimos tiempos, tras muchos años de ser un tema silenciado en los medios audiovisuales, cada vez más artistas de signo diverso emplean sus obras para visibilizar este fenómeno.
"La violencia de género aflora últimamente en muchas de las obras escritas, pintadas o filmadas en Cuba. Hay una constante en las puestas en escena teatrales, por ejemplo", reflexionó con SEMlac la escritora y crítica literaria Zaida Capote, especialista del Instituto de Literatura y Lingüística de Cuba.
"Hubo una exitosa puesta de La puta respetuosa, por el grupo de teatro El Público. Era verdaderamente repulsivo el trato que el resto de los personajes daba a esa mujer", comenta.
"Al final, en una confesión estremecedora, la actriz decía su nombre real y aludía a una historia personal propia, en un giro aún más comprometedor de la identidad de ese cuerpo maltrecho. Como drama, es espléndido; como representación de la violencia de género, es sintomático de una realidad extra teatral", ejemplificó la estudiosa.
Sin embargo, los empeños no siempre caminan en la dirección correcta y pueden terminar reforzando los comportamientos agresivos.
"Creo que son menos los productos culturales que reflexionan sobre el tema y cada día más los que lo exhiben sin ninguna contextualización, como si esta realidad no pudiera ser cambiada", precisó a SEMlac el doctor Julio César González Pagés, profesor de la Universidad de La Habana y coordinador de la Red Iberoamericana de Masculinidades.
"Depende del nivel de compromiso de la persona que pinta, escribe o filma, con el tema en cuestión", aseguró Capote.
Ambos expertos coinciden en que creadoras y creadores contemporáneos no son conscientes de su responsabilidad frente a una posible legitimación de la violencia desde el arte.
"Muchas veces se justifican diciendo que el público demanda violencia", consideró González Pagés.
"Asesinatos, violaciones, accidentes, catástrofes se repiten incansablemente para alimentar la sed de los seres humanos por la violencia. El amor fue sustituido por el sadismo, la crueldad, la vulgaridad y la chabacanería. Muchas veces como denuncia, otras como exhibición, en todos los casos como muestra de una naturaleza humana que parece llamada a desparecer", agregó.
Capote, sin embargo, no es partidaria de pedir a los artistas corrección alguna: "El arte ofrece rutas para recorrer la realidad, y eso no puede evitarse por decreto", insistió.
Otros especialistas señalan que el desconocimiento y la falta de información con que muchas veces se enfrenta el proceso creativo también son definitorios para el impacto futuro de la obra, al enfrentarse con su público.
La joven psicóloga Iyamira Hernández Pita, relacionada cotidianamente a la violencia familiar en el Centro de Salud Mental donde labora, en el capitalino municipio de Playa, también cree que el cine, la televisión y la música, muy frecuentemente, invitan a la resolución de conflictos incitando a comportamientos violentos.
En línea con ese criterio, no son pocas las estudiosas y estudiosos que insisten hoy en la capacidad que tendría la llamada industria cultural para crear nuevos paradigmas de comportamiento que alejen a hombres y mujeres de las inequidades de género.
"Acá estamos dando pasos, aunque pienso que aún los mensajes no violentos llegan a las personas, sobre todo a los niños, de manera subliminal y difícil de captar", dijo Hernández.
Para ella resulta urgente prestar atención al asunto, "porque a través de las diferentes manifestaciones artísticas transmitimos y reforzamos valores, principios éticos y morales, y por tanto son una vía rápida para comenzar a ofrecer mensajes no violentos".
Precisamente a partir de ese convencimiento, protagonistas de la producción audiovisual cubana participaron a fines de marzo en un Taller de Equidad y Violencia de Género en los Medios de Comunicación.
Organizado por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), en colaboración con las Cátedras de la Mujer de la Universidad de La Habana y Mirta Aguirre, del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, el taller tuvo el apoyo de la Consejería de Cultura y la Agencia de Cooperación Internacional de la Junta de Andalucía.
Según la comunicadora Isabel Moya, directora de la Editorial de la Mujer, quien impartió algunos de los contenidos del taller, se trató de sensibilizar a los participantes con el tema y capacitarlos en la comprensión y aplicación del enfoque de género.
Las jornadas estuvieron acompañadas de la puesta en la pantalla grande, en cines habaneros, de productos audiovisuales relacionados con el tema. Las instituciones organizadoras planean que no sea una experiencia única, sino un proyecto sistemático.
Los participantes tuvieron oportunidad de intercambiar con psicólogos, juristas y psiquiatras cubanos vinculados directamente con casos de violencia contra la mujer, con el objetivo de crear conciencia sobre los modos en que el arte puede convertirse en herramienta para enfrentar el flagelo.
González Pagés, quien también impartió algunos de los temas, sostiene que “cambiar las prácticas discursivas desde la cultura es una tarea fundamental”, que no es ajena al ámbito artístico y sus creadores.
"La categoría género no puede ser prófuga de los programas de justicia social, en los cuales la cultura y los medios de comunicación son fundamentales", aseveró a SEMlac.
08/DE/GG/CV
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