4/13/2009

Los despropósitos de la guerra sucia


Pocos motivos hay para coincidir con los líderes del senado, pero en esta ocasión el senador Beltrones del PRI dio en el blanco cuando dijo palabras mas palabras menos: El PAN busca quedarse con el poder a cambio de perder el país.

La lección del PAN en el 2006 al conducir una de las campañas mas sucias que se han visto en los últimos cien años es que se puede instilar el miedo y manipular las emociones y temores de la gente para ganar las elecciones, pero en el camino se producen fracturas sociales y políticas difíciles de remontar a la hora de gobernar.

Bajo el lema de que el opositor es un peligro para la nación se inflingieron heridas tan profundas que cuesta trabajo sanarlas, lo que impacta directamente la capacidad de gobernar, porque los derrotados tienen que lamerse las heridas y no tienen menos remedio que lanzarse contra aquel que arrebató el poder por medio de trucos de muy bajo nivel. El político que tiene que echar mano de las triquiñuelas demuestra carecer de ideas y oferta sensata, luego entonces esta lejos de poder convocar al consenso amplio. Lo que no se legitima en el terreno de las campañas menos se conquista desde el poder.

Han tenido casi tres años para aprender del error que cometieron y ahí van de nuevo con lo mismo. El ataque actual que ha manejado el muy poco ético presidente del PAN consiste en acusar a los priistas de estar involucrados con el narco. Este es un tema central hoy en día en el país toda vez que llevamos largos años de una enorme violencia y miles de muertos por año. Estamos acercándonos a pasos acelerados a los índices de violencia que vieron los colombianos en sus peores momentos. Sin embargo, es conveniente preguntar si es el camino correcto toda vez que la estrategia presidencial para lidiar con el problema parece fallida y asemeja a un barco que hace agua por todos lados.

Al PRI le ha costado 10 puntos en las encuestas el no haberse deshecho de un candidato a diputado en Ciudad Juárez, ya que su secretario de seguridad pública cuando el candidato fue alcalde, ahora esta encarcelado en Estados Unidos pescado infraganti vendiendo mariguana; y el otro es el candidato al gobierno de Colima cuyo hermano esta encarcelado por acusaciones de narcotráfico. No obstante que uno no debe cargar con los errores de los familiares, sin duda que proteger a ambos es un error del PRI.

Pero por el lado del PAN no hay tanta limpieza y hay acusaciones muy serias que no solamente han sido ignoradas sino también encubiertas. Los reporteros de Proceso han publicado acusaciones muy serias contra Vicente Fox y su esposa como protectores de narcotraficantes y contra los hijos de ella por el mismo cargo agregada la asociación delictuosa, sin embargo, los legisladores del PAN se han ocupado de bloquear las investigaciones para evitar el daño al partido aunque la nación salga lastimada. Con qué autoridad moral lanzan una andanada de excremento contra otro partido cuando ellos están hundidos en el mismo hasta la cabeza.

Además conviene indicar que el equipo policíaco negligente o cómplice en los seis años, de un cambio fingido y frustrado, es el mismo que hoy esta a cargo de la lucha contra el narco y que hace todo lo posible por ocultar su fracaso sostenido, tal vez por eso se ha dado la persecución del secretario de seguridad pública contra dos periodistas que hicieron pública la construcción de su nueva residencia. ¿Tendrá algo que ocultar el funcionario?

El PAN debe dar cuentas sobre el nombramiento como embajador en Canadá de un político que como gobernador protegió al Cartel de Juárez, porque así lo revelan varios periodistas de México y Estados Unidos.El tema de la narcopolítica es muy serio como para que juegue con el un político que de ética no sabe nada y un partido que demuestra no estar inmune a los cañonazos de la corrupción.

El objetivo del gobierno de tirar la enorme ventaja que le llevaba el PRI en las encuestas se ha cumplido, lo que no garantiza que el resultado de la elección sea el que la sociedad quiere ver. Ya hoy están repartiendo canonjías en el congreso que no se ha electo, como por ejemplo las posiciones futuras de la secretaria de educación pública que renunció para pelear una curul. Más democracia no se puede pedir.

Felipe Calderón esta jugando a la campaña para la renovación del congreso exactamente de la misma manera que Vicente Fox. Esta tratando de convertirla en un referéndum de su gobierno, el que objetivamente hablando ha sido muy deficiente y para ganar no se tentará el corazón. Regresará a lo que aprendió, a jugar sucio.


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El desprestigio de la política

Un amigo fraterno me comenta: Estamos en una guerra y la única institución capaz de intervenir es el ejército.

La tesis es muy fuerte porque reconoce que las policías mexicanas son punto menos que inútiles para asegurar un clima de armonía y de respeto a las leyes. Durante varias décadas se deterioró la calidad de los cuerpos policíacos y del aparato de impartición de justicia, al grado que hoy se presentan al mejor postor policías y jueces y según muchos libros varios generales.

Se nos dice con frecuencia que una de las causas de la mala calidad de la policía es el bajo salario que reciben, sin negar que los agentes de “la ley” están mal pagados, uno debe plantear que si el salario no les gusta que se busquen otro trabajo, pero no se puede justificar la perversidad de aprovechar una oportunidad muy atractiva de contar con autoridad y un arma para violar esa misma ley que se comprometieron a respetar, luego entonces, habiendo llegado a ese nivel de cinismo no hay salario posible que los saque de la cultura de abuso, crimen e impunidad que han construido. Ya se les duplicara el salario y no dejarán de delinquir.
Por lo que toca a los jueces el cuadro es similar, mencionemos el caso del magistrado del tribunal electoral que organizó la corrupción no obstante contar con uno de los salarios más elevados de la burocracia, el de los jueces que no encuentran méritos a la flagrancia de capos de la droga, o de aquel magistrado del Supremo Tribunal de justicia que se vendió. El problema no es el salario, es cultural y no se resolverá en el corto o mediano plazo.
El argumento reconoce el fracaso de la política y de los políticos como factores de conducción societaria y administradores de instituciones destinadas a fomentar la buena convivencia social. Uno de los efectos perniciosos de la crisis actual es que a su fin las instituciones sufrirán de una crisis severa de falta de credibilidad, aspecto del que nadie se ocupa.
Para este tipo de análisis se debe considerar como premisa irrefutable que la corrupción es un signo de nuestros tiempos. La existencia del crimen organizado se explica en México solamente por su cruce con la política, como bien demuestran casi todos los libros que se han escrito sobre el narcotráfico y que consignan la protección de policías, jueces, gobernantes llegando hasta la misma presidencia de la república.
Para alguien perteneciente a la generación del 68, a la que pertenecemos mi amigo y yo, cuesta trabajo aceptar la tesis del ejército bueno o de la última opción del régimen. Son varios los problemas asociados con el papel e imagen del ejército.
Nadie puede sostener que el ejercito es la única institución limpia del país y que no esta inoculada por la corrupción o la cultura del abuso. La detención de militares de alto nivel que estaban involucrados con el narco demuestra que nadie esta fuera del alcance de las caricias del capo en turno, y las múltiples quejas en contra de los abusos del ejército demuestra que o la cultura de la impunidad esta acendrada entre los militares o que como dice mi amigo, estamos en medio de una guerra y los efectos colaterales se extienden a los inocentes. Un visitador de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos en Chihuahua habla de 9 desaparecidos y de 160 quejas contra abusos del ejército.

Aceptando la tesis de encontrarnos en una guerra hay que indicar que ni el gobierno ni el ejército están preparados para pelear en las ciudades en contra de fuerzas que han penetrado a la sociedad igual o en mayor medida que han penetrado a la política o al ejército mismo, un caso dramático lo representa el caso de los Zetas, una fuerza de elite que se preparó para luchar contra el narco y que se cambio de bando por motivos de ganancia económica al grado de hoy conformar un cartel por demás sanguinario, de nuevo la cultura del abuso.

La situación respecto al crimen organizado es lo suficientemente grave como para tomársela a la ligera y si el desplazamiento militar es una opción desesperada del gobierno, la conclusión es que deben ir hasta el final, lo que en principio anuncia que habrá más errores honestos, fuego amigo, pero también abuso e impunidad.

El ejército esta inmerso en una situación paradójica: no puede darse el lujo de perder porque el daño a la institución será mayúsculo en el caso que manden de regreso a los cuarteles a un ejército derrotado y para ganar el efecto colateral será inmenso con lo que el prestigio de la institución caerá por los suelos.

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