8/14/2009






Como una posición de principios, el Polo Democrático sostiene que Colombia no debe aceptar en su territorio bases militares de ningún país, aseguró ayer en la plenaria el senador Jorge Enrique Robledo.Concederle al Pentágono siete bases es la peor decisión en la historia de Colombia, dijo Robledo, no solo porque viola la soberanía nacional, sino también porque involucra al país en la estrategia de la guerra perpetua planteada por Washington. “Estados Unidos es un imperio, el más grande en la historia de la humanidad, que gasta en armamentos y ofensivas militares 612 mil millones de pesos, más que el resto del mundo en su conjunto, y tiene 823 bases a lo largo y ancho del planeta”.
El senador del Polo les pidió a los ministros responder a la pregunta: ¿Estados Unidos es un imperio? Recordó que en el mundo no ha habido acontecimiento importante en los últimos 60 años en que Estados Unidos no haya intervenido, muchos de ellos en América Latina, y las bases tienen que ver con esta lógica. Agregó que también Colombia ha padecido la agresión norteamericana.
En el año 1848, Washington firmó un tratado con la Nueva Granada en el que se comprometía solemnemente a respetar la integridad de Panamá, tratado que no vaciló en pisotear en noviembre de 1903.Robledo citó al canciller de Brasil, Celso Amorim, cuando en un reclamo formal formulado al gobierno del presidente Uribe afirmó que las bases van mucho más allá de lo que pueda ser la necesidad interna de Colombia. Y ya el presidente Lula da Silva había protestado por la presencia de la IV Flota en aguas del Atlántico. El congresista del Polo hizo hincapié en que la estrategia global de Estados Unidos en Suramérica apunta hacia Brasil, el único que en el futuro puede competirle económicamente.Negó que el propósito principal de las bases sea el de combatir el narcotráfico.
Puso de presente que la guerra antidrogas de Washington consagrada en el Plan Colombia no apunta a acabar con el tráfico de narcóticos, sino solo a reducirlo a la mitad, para encarecer el precio de las drogas en las ciudades norteamericanas, precio mayor que beneficia a los narcotraficantes. Y todo el mundo sabe que la estrategia no ha impedido que las drogas inunden las calles de Estados Unidos.Preguntó también: ¿qué podría suceder si en Colombia llega al poder un presidente que no le marche a Estados Unidos y que no sea sumiso como Uribe, de quien Bush llegó a decir “Usted nos ha dado más de lo que le pedimos”?
¿Las tropas norteamericanas van a permanecer indiferentes? Robledo precisó que las siete bases en Colombia van a sustituir la Base de Manta, que a su vez reemplazó a la Base Howard, del Canal de Panamá, desde donde salieron los soldados gringos que derrocaron en 1989 al presidente constitucional de Panamá, el general Manuel Noriega.Robledo dijo que Obama apoyó el ataque de las tropas colombianas en territorio ecuatoriano y que Juan Manuel Santos, el 1º de marzo de 2009, cuando era ministro de Defensa, lo justificó como un acto de legítima defensa, luego de que el propio Presidente Uribe se hubiera comprometido a no volverlo a hacer bajo ninguna consideración. “¿Y todavía se preguntan por qué están molestos los vecinos?”
El fin no justifica los medios, aseveró.No es que Colombia no pueda mantener relaciones con Estados Unidos, concluyó el senador del Polo, pero no a costa de perder la soberanía.

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