JOSé GIL OLMOS
MÉXICO, D.F., 12 de agosto (apro).- La mañana del pasado lunes 10, la noticia acaparó los medios nacionales e internacionales. La Secretaría de Seguridad Pública Federal, a cargo de Genaro García Luna, informaba que había detenido a un narcotraficante llamado Dimas Díaz Ramos El Dimas, presunto operador financiero del cártel del Pacífico, quien estaba encargado planear un atentado en contra del presidente Felipe Calderón. Ramón Eduardo Pequeño García, jefe de la Sección III de la Policía Federal, presentó públicamente a Dimas, y dijo que la investigación tenía un año después de que se detectara "una amenaza en contra del presidente de la República a raíz de la guerra declarada en contra del crimen organizado, luego de una serie de detenciones y aseguramiento de grandes cantidades de dinero en efectivo a la organización de (Ismael) El Mayo Zambada". Incluso, el funcionario dijo que, de acuerdo con reportes de inteligencia del gobierno federal, "tuvo conocimiento que la amenaza fue realizada por el cártel del Pacífico encomendando a Dimas Díaz Ramos los pormenores para un posible atentado".
Cuando se difundió la noticia Calderón se encontraba reunido con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, en la Cumbre de Guadalajara, y, por la tarde, se sorprendió cuando le preguntaron en una conferencia de prensa. "Lo que tenemos en mente no es ni espíritu de venganza ni revancha", aseguró Calderón al atribuir las presuntas acciones al efecto de la guerra declarada por su gobierno al crimen organizado.
Horas después la información del supuesto atentado había desaparecido del boletín oficial de la secretaría a cargo de García Luna. Ni un rastro de la amenaza estaba en el registro oficial. No es la primera vez que sucede esto. La tarde del 22 de mayo del 2008, ocurrió algo parecido cuando comenzó a circular la versión de que Calderón había sufrido un atentado.
Las crecientes medidas de seguridad en Los Pinos hicieron que corriera la versión del ataque al jefe del Ejecutivo. Creció tanto el rumor que el vocero de la Presidencia, Maximiliano Cortázar, tuvo que invitar a los reporteros a ingresar a la residencia oficial para corroborar que Calderón estaba bien, trabajando en sus oficinas. Los reporteros que aún estaban en la sala de prensa presidencial pasaron a los jardines de Los Pinos para que corroboraran de manera personal que el jefe del Ejecutivo estaba bien.
Desde su oficina, que tiene grandes ventanales que dan a los jardines, Calderón saludó a los reporteros y luego salió a saludarlos. "¿Cómo están? ¿Cuál es la nota? ¿Les están dando un tour?", les dijo en tono de broma.Al terminar el encuentro Max Cortazar dijo a los reporteros. "Si se hubiera registrado un atentado se sentiría en el ambiente, pero ya ven, todo está tranquilo." Estos dos ejemplos son algunos de los rumores que ha habido de presuntos atentados contra Calderón desde que llegó al gobierno, los cuales, al parecer, son parte de una estrategia de su equipo más cercano que la despliega cada vez que necesitan apuntalar a su jefe.
Esto, si tomamos en cuenta que también la utilizaron al terminar la campaña para denunciar supuestas amenazas de sus adversarios, entonces de Andrés Manuel López Obrador y de sus seguidores. La última versión del atentado a Calderón que el secretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna, difundió y luego se arrepintió, ha dejado muchas dudas de lo que está pasando en el gobierno federal.La primera de ellas es si con esta noticia quisieron ahuyentar los signos de debilidad que viene mostrando su gobierno con la crisis económica en pleno y los fracasos de la lucha contra el crimen organizado.
Otra más es si Genaro García Luna pretende, por iniciativa propia, ayudar a Calderón tratando de motivar la empatía de la población haciéndolo ver como un presidente en peligro frente a los poderosos jefes del narcotráfico. Esto es, fortalecerlo provocando la afinidad de la sociedad. En cualquiera de estos dos escenarios Calderón queda muy mal parado porque resalta más la debilidad, la inseguridad y la incapacidad que ha mostrado en el ejercicio de gobierno. Si fue un error de García Luna presentar al supuesto orquestador del atentado, entonces estamos nuevamente ante la muestra de que este funcionario es capaz de organizar un complot con tal de fortalecerse y de ocultar sus redes de poder.
En resumen de cuentas, el supuesto atentado contra Calderón habría de preocupar a la sociedad, pues, de ser cierto, es una amenaza al jefe del Ejecutivo y de ser falso expresa el crecimiento del poder del narcotráfico, que está por encima del gobierno y del estado mexicano.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario