El lateral derecho metió gol en su propia meta: dijo adiós infantil a las trampas, en un acto de dibujos con escolares, sin darse cuenta que el pasado adulto le alcanzaba, con un expediente 0.58% en la mano. Di no a las trampas, peroraba el especialista testimonial, y luego iba entrando en ebullición oratoria para denunciar la corrupción, la transa, la opacidad, la malvada voracidad desde el poder. ¡Autogol!, podrían haber coreado, entusiasmados, los muchos miembros de ese equipo de Los Finos que, vivos y difuntos, han hecho demostración olímpica de salto de leyes, lanzamiento de negocios propios, maratón de saqueo y exhibición de cinismo. Felipe guerrillero, revolucionario, que incendió con su oratoria el atril al preguntar, él, el político de las manos limpias (del que ayer se conoció una nueva amenaza de muerte en su contra, ahora mediante una cartulina, supuestamente escrita por alguien que habría querido hacer entender que sería el mero Chapo, pegada en el edificio de un diario de Culiacán): ¿Qué pasa, por ejemplo, con la pobreza, si en lugar de que el dinero que con mucho esfuerzo pagan los mexicanos a través de impuestos, en lugar de irse a ayudar a la gente más pobre, la que no tiene qué comer, se va a un funcionario corrupto, se va a algún gobernante que se queda con todo, con parte de ese dinero?: el país es más pobre porque esa gente sigue sufriendo. A un lado, aplaudían el secretario particular de Educación Pública, Alonso Lujambio (ocupa ese cargo en relación con la jefa Elba Esther, ejemplo casi religioso de aversión a la trampa y las corruptelas) y el actual secretario tapadera de la Función Pública, que al igual que sus más famosos antecesores, Germán Martínez y Francisco Barrio, jamás hicieron nada para limpiar la ratonera denominada alta burocracia. Así, como si nada, pasecito a la red, tirititito para anotar en la propia portería.
Cuatro a uno quedó el partido jugado ayer en la cancha de la Suprema (Corta de Justicia), a cuyo final fue entregada la copa de la Tragicómica Impunidad (Tri). Así como un día antes habían eludido el chocar con el durísimo equipo del fuero militar, y prefirieron la graciosa huída de no entrar al fondo del asunto y cascarear con la pelota de lo procesal, ahora los exageradamente bien pagados pateadores doctorales de la legalidad repitieron el planteamiento táctico y no decidieron lo sustancial del caso Acteal sino lo accesorio (no se juzgó la inocencia o la culpabilidad de los presos, sino el curso procesal en sí), aunque con ello cumplieron las expectativas de los apostadores oficialistas que consiguieron la liberación de algunos (20, por lo pronto) de los detenidos por la masacre chiapaneca de finales del siglo pasado y establecieron la hazaña deportiva de concentrar presuntos ánimos justicieros en un caso de específico interés de segmentos de poder pripanista mientras el país hierve de similares o peores aberraciones procesales. Los pizarrones electrónicos del estadio de lo increíble mostraban resultados extravagantes: un asesinato masivo quedaba sin culpables oficiales que, sin embargo, llevaban más de una década en prisión y ahora estarán libres. Ernesto Zedillo, Emilio Chuayfett y Julio César Ruiz Ferro aplauden, desde las cómodas tribunas, mientras el zapatismo anota en su lista un agravio más que recibe y, desde una paciencia largamente sostenida, asoma la pregunta de qué debe hacer ese movimiento social en el cuadro de descomposición nacional que hoy se vive.
En la cancha electoral, el michoacano presuntamente merecedor de tarjeta roja judicial, Julio César Godoy, ni siquiera recibió alguna amonestación o indicación de parte del fallido árbitro PGR que le acusaba de realizar jugadas prohibidas con el equipo denominado La Familia, así que la mesa de registro, conocida como tribunal electoral federal, dio por válida la inscripción del presunto narcovolante para que participe en el torneo trianual San Lázaro. Tanta alharaca circunstancial para que los manejadores del gran dedo mediático ni siquiera precisaran algo contra el zarandeado hermano de Leonel, el director técnico de los Monarcas familiares de aquel estado. Otra michoacana, Luisa María de nombre, entró de cambio a la cancha del PAN, políticamente enfangada y con muy poco pasto legislativo. Cesalderón Nava, el nuevo comisionado de Los Finos para encargarse del equipo en riesgo de aún mayor descenso, vio que no entraba al campo de juego Javier Corral, un chihuahuense originalmente considerado para participar como delantero en una comisión de análisis y reflexión sobre las muy escandalosas derrotas recientes del Futbol Club PAN y, entonces, genial, sorprendente, imprevisible, el citado entrenador Nava decidió que para suplir a quien renunciaba a ese encargo podía incorporar a la hermana de Felipe Calderón Club, Luisa María, que en estas temporadas recientes se había hecho cargo directamente de la sucursal blanquiazul en Michoacán (La familia ya había tenido antes a Juan Ignacio Zavala, hermano de Margarita, como coordinador de estrategias en el mismo CEN del PAN).
Y ya para cerrar la bonita jornada deportiva del día, se anunció que era Hidalgo el ganador de la tramposa función de box que con ganas de que triunfara Guanajuato había organizado la antes mencionada casa de apuestas Los Finos, cuyo gerente general aprovechó la oportunidad para visitar, con ánimos de conseguir una franquicia, la colonia Colombia donde se está desarrollando un modernísimo sistema de renta de bases militares para clientes gringos con ganas de practicar el excursionismo armado en Sudamérica y, especialmente, en Venezuela.
Y, mientras Alejandro Encinas ha ganado, con el apoyo de Nueva Izquierda, una coordinación acotada de los diputados federales perredistas, y Juanito sigue coqueteando con la posibilidad de quedarse como jefe delegacional porque considera que el triunfo en Iztapalapa fue 60 por ciento por sí mismo, 20 de Brugada y 20 de AMLO, ¡hasta mañana, en esta columna de sanos comentarios deportivos!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Cuatro a uno quedó el partido jugado ayer en la cancha de la Suprema (Corta de Justicia), a cuyo final fue entregada la copa de la Tragicómica Impunidad (Tri). Así como un día antes habían eludido el chocar con el durísimo equipo del fuero militar, y prefirieron la graciosa huída de no entrar al fondo del asunto y cascarear con la pelota de lo procesal, ahora los exageradamente bien pagados pateadores doctorales de la legalidad repitieron el planteamiento táctico y no decidieron lo sustancial del caso Acteal sino lo accesorio (no se juzgó la inocencia o la culpabilidad de los presos, sino el curso procesal en sí), aunque con ello cumplieron las expectativas de los apostadores oficialistas que consiguieron la liberación de algunos (20, por lo pronto) de los detenidos por la masacre chiapaneca de finales del siglo pasado y establecieron la hazaña deportiva de concentrar presuntos ánimos justicieros en un caso de específico interés de segmentos de poder pripanista mientras el país hierve de similares o peores aberraciones procesales. Los pizarrones electrónicos del estadio de lo increíble mostraban resultados extravagantes: un asesinato masivo quedaba sin culpables oficiales que, sin embargo, llevaban más de una década en prisión y ahora estarán libres. Ernesto Zedillo, Emilio Chuayfett y Julio César Ruiz Ferro aplauden, desde las cómodas tribunas, mientras el zapatismo anota en su lista un agravio más que recibe y, desde una paciencia largamente sostenida, asoma la pregunta de qué debe hacer ese movimiento social en el cuadro de descomposición nacional que hoy se vive.
En la cancha electoral, el michoacano presuntamente merecedor de tarjeta roja judicial, Julio César Godoy, ni siquiera recibió alguna amonestación o indicación de parte del fallido árbitro PGR que le acusaba de realizar jugadas prohibidas con el equipo denominado La Familia, así que la mesa de registro, conocida como tribunal electoral federal, dio por válida la inscripción del presunto narcovolante para que participe en el torneo trianual San Lázaro. Tanta alharaca circunstancial para que los manejadores del gran dedo mediático ni siquiera precisaran algo contra el zarandeado hermano de Leonel, el director técnico de los Monarcas familiares de aquel estado. Otra michoacana, Luisa María de nombre, entró de cambio a la cancha del PAN, políticamente enfangada y con muy poco pasto legislativo. Cesalderón Nava, el nuevo comisionado de Los Finos para encargarse del equipo en riesgo de aún mayor descenso, vio que no entraba al campo de juego Javier Corral, un chihuahuense originalmente considerado para participar como delantero en una comisión de análisis y reflexión sobre las muy escandalosas derrotas recientes del Futbol Club PAN y, entonces, genial, sorprendente, imprevisible, el citado entrenador Nava decidió que para suplir a quien renunciaba a ese encargo podía incorporar a la hermana de Felipe Calderón Club, Luisa María, que en estas temporadas recientes se había hecho cargo directamente de la sucursal blanquiazul en Michoacán (La familia ya había tenido antes a Juan Ignacio Zavala, hermano de Margarita, como coordinador de estrategias en el mismo CEN del PAN).
Y ya para cerrar la bonita jornada deportiva del día, se anunció que era Hidalgo el ganador de la tramposa función de box que con ganas de que triunfara Guanajuato había organizado la antes mencionada casa de apuestas Los Finos, cuyo gerente general aprovechó la oportunidad para visitar, con ánimos de conseguir una franquicia, la colonia Colombia donde se está desarrollando un modernísimo sistema de renta de bases militares para clientes gringos con ganas de practicar el excursionismo armado en Sudamérica y, especialmente, en Venezuela.
Y, mientras Alejandro Encinas ha ganado, con el apoyo de Nueva Izquierda, una coordinación acotada de los diputados federales perredistas, y Juanito sigue coqueteando con la posibilidad de quedarse como jefe delegacional porque considera que el triunfo en Iztapalapa fue 60 por ciento por sí mismo, 20 de Brugada y 20 de AMLO, ¡hasta mañana, en esta columna de sanos comentarios deportivos!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Si leemos con cuidado los resultados de las últimas dos elecciones federales nos damos cuenta de que la mayoría de los mexicanos ya no quiere continuar por el camino que está llevando al país a la pobreza y la desesperanza. En 2006 la mayoría votó en contra del PAN, un conteo manipulado dio una ventaja aparente de medio punto al licenciado Calderón. En las elecciones del pasado mes de junio, todavía un mayor porcentaje de ciudadanos expresó su inconformidad no votando, o anulando su voto, o sufragando por partidos distintos al del gobierno. Para muchos es clara la necesidad de un cambio de rumbo y la elección de 2012 se presenta como la oportunidad de concretarla. Aunque hizo mucho ruido la exposición del secretario de Hacienda en el foro del Senado, en la que pintó un negro panorama para 2010, quizá extensivo para el resto del sexenio, hubo un planteamiento del doctor José Narro, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, en el que nos deberíamos detener un instante, porque mira más allá de la crisis del momento. Dijo que es necesario reconocer que la crisis financiera que enfrentamos no es sólo coyuntural, sino que en nuestro país tiene raíces estructurales. Esto significa que las opciones para salir de ella no deben basarse en el supuesto equivocado de que la situación es transitoria. Por el contrario, hay que actuar con plena conciencia de que requerimos cambiar un modelo que se ha agotado y que ya no muestra ser el conveniente para México. Eso mismo ha expresado el porcentaje mayor de los ciudadanos en las últimas dos elecciones: el modelo chupó Faros, es indispensable un cambio de rumbo.
La nueva República
Lo que tenemos que ver es cómo concretar el anhelo, la esperanza. A otras generaciones tocó establecer la República, a unas más defenderla y consolidarla, a la nuestra toca, como alguien ha propuesto, emprender su refundación, planteó el rector de la UNAM. Bien, pero ¿cómo? El primer problema que enfrentamos es la presencia de un grupo político-financiero, trasnacional y doméstico, adueñado del aparato del poder –el verdadero telesaurio. Le va muy bien con el modelo actual, si algún interés tiene será defenderlo, no cambiarlo. Este grupo poderoso ha creado todo un cuerpo de leyes e instituciones tipo IFE y Condusef que le permite actuar a favor de sus intereses y en contra de la gente. Mucho ojo con las salidas falsas: el año 2000 se presentó con Vicente Fox una supuesta opción de cambio que sólo continuó y empeoró las cosas. La vuelta del PRI en 2012 se presenta como una posibilidad atemorizante. Y la izquierda sigue en su laberinto. Por otro lado, llegó el demorado nuevo embajador de Estados Unidos y hasta codazos hay por conseguir una audiencia: empresarios, políticos, intelectuales, todos quieren reunirse con un nuevo factor de poder que ejercerá una notoria influencia por el vacío que existe. Parece una tarea más allá de nuestras fuerzas traducir a hechos el anhelo expresado por los ciudadanos en las últimas elecciones, y sintetizado por el doctor Narro en la frase refundación de la República, pero tenemos que emprenderla y llevarla a su fin. Y ganarle a la selección de Estados Unidos, como sucedió ayer, sin restarle mérito a nuestros ratoncitos verdes, puede causarnos un momento de exaltación, el sentimiento de que ya la hicimos, pero lo cierto es que seguimos sumidos en el agujero.
La nueva República
Lo que tenemos que ver es cómo concretar el anhelo, la esperanza. A otras generaciones tocó establecer la República, a unas más defenderla y consolidarla, a la nuestra toca, como alguien ha propuesto, emprender su refundación, planteó el rector de la UNAM. Bien, pero ¿cómo? El primer problema que enfrentamos es la presencia de un grupo político-financiero, trasnacional y doméstico, adueñado del aparato del poder –el verdadero telesaurio. Le va muy bien con el modelo actual, si algún interés tiene será defenderlo, no cambiarlo. Este grupo poderoso ha creado todo un cuerpo de leyes e instituciones tipo IFE y Condusef que le permite actuar a favor de sus intereses y en contra de la gente. Mucho ojo con las salidas falsas: el año 2000 se presentó con Vicente Fox una supuesta opción de cambio que sólo continuó y empeoró las cosas. La vuelta del PRI en 2012 se presenta como una posibilidad atemorizante. Y la izquierda sigue en su laberinto. Por otro lado, llegó el demorado nuevo embajador de Estados Unidos y hasta codazos hay por conseguir una audiencia: empresarios, políticos, intelectuales, todos quieren reunirse con un nuevo factor de poder que ejercerá una notoria influencia por el vacío que existe. Parece una tarea más allá de nuestras fuerzas traducir a hechos el anhelo expresado por los ciudadanos en las últimas elecciones, y sintetizado por el doctor Narro en la frase refundación de la República, pero tenemos que emprenderla y llevarla a su fin. Y ganarle a la selección de Estados Unidos, como sucedió ayer, sin restarle mérito a nuestros ratoncitos verdes, puede causarnos un momento de exaltación, el sentimiento de que ya la hicimos, pero lo cierto es que seguimos sumidos en el agujero.
Carlos Fernández-Vega: México SA
El gobierno mexicano, junto al modelo económico al que se ha aferrado durante tres décadas, quedó como el perro de las dos tortas: desmanteló la infraestructura productiva del Estado para entregársela al capital privado a precio de remate, dilapidó los recursos por la venta de garaje y tiró al bote de basura el ingreso del boom petrolero. Treinta años después no tiene un clavo, nada que vender y enfrenta “el shock financiero más grande en 30 años” (Carstens dixit).
Treinta largos años con pavorosos resultados económicos y sociales, para llegar al punto de asfixia que muchos advirtieron desde el arranque mismo del modelito puesto en marcha desde tiempos de Miguel de la Madrid, y con el acelerador a fondo desde los de Carlos Salinas de Gortari. Lo peor del caso es que el S.O.S. lanzado el pasado martes por el secretario de Hacienda no tiene otro propósito que encontrar un poco de oxígeno para continuar en la misma línea del fracaso, para volver a treparse a la cima y de nueva cuenta caer al vacío.
Se aferran al fracasado modelo económico, justo cuando el llamado internacional va en sentido contrario, cuando organismos internacionales y no pocos gobiernos insisten en retomar el papel rector del Estado en las cuestiones económicas. Léase, por ejemplo, el más reciente llamado de la Cepal, por medio de su secretaria ejecutiva, Alicia Bárcena: “el futuro se construye con ideas, con visiones estratégicas de largo plazo, con grandes acuerdos políticos y sociales que hagan viables los caminos del desarrollo y que den gobernabilidad democrática a nuestros países. La actual crisis financiera global pone fin a la ilusión –vigente en las últimas tres décadas– de que el mercado todo lo resuelve y abre nuevos senderos para el debate económico, social y ambiental. La región debe buscar un nuevo equilibrio entre Estado, mercado y ciudadanía y, por ende, la creación y reinvención de instituciones públicas, privadas, solidarias y comunitarias. Detrás de esta tarea subyace la construcción de un Estado más fuerte, a partir de un pacto fiscal más sólido, que permita construir acuerdos políticos acerca del nivel, composición y tendencia del gasto público y de su financiamiento. Recalco la importancia del gasto social en tiempos de crisis: mientras tomó 12 años recuperar el nivel de indicadores de crecimiento observados antes de la crisis de 1980, pasaron 24 años para que la región alcanzara los niveles de pobreza que exhibía antes de la crisis de 1980”. Sin modificaciones de fondo, sin dejar a un lado el fracasado modelo económico al que se aferra la tecnocracia, ¿cuántos años transcurrirán para que México retome el crecimiento y el desarrollo?
Carstens se queja amargamente de que México enfrenta el “shock financiero más grande en 30 años”, y advierte que vendrán decisiones difíciles, porque asignaremos recursos limitados a una gran cantidad de objetivos. Pero antes de él, aunque de la misma escuela, otros se quejaron por lo mismo y prácticamente con las mismas palabras: no se descarta la posibilidad de elevar impuestos, readecuar subsidios e incluso realizar un nuevo ajuste al presupuesto; el nivel de recaudación fiscal es insuficiente y precario, y este año el ingreso federal llegará a los niveles más bajos en los últimos 18 años; si se mantiene así de deprimido, no vamos a lograr que el Estado construya la infraestructura necesaria (ni) el desarrollo que requiere el país para que las demandas sociales más urgentes de la población se atiendan (subsecretario de Ingresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, agosto de 1998). ¿Déjà vu, o muestra de que el modelito económico lleva años muerto?
Pero no sólo en la Secretaría de Hacienda se repite el discurso. En Los Pinos ya lo tienen grabado en piedra: evitamos que la crisis financiera causara la quiebra masiva del aparato productivo y la consecuente pérdida, no sólo de miles, sino de millones de empleos. Para lograrlo se tomaron medidas indudablemente drásticas e impopulares, pero indispensables para evitar que la emergencia nos impusiera un costo social mucho mayor al de por sí muy doloroso que vivió entonces la población. Ya lo dijo Felipe Calderón hace un par de días, pero el entrecomillado pertenece a Ernesto Zedillo, cuando lo reprodujo en su segundo Informe de gobierno, el primero de septiembre de 1996. Y en ninguno de los casos el discurso correspondió a la realidad.
Si no hay cambio de modelo, lo que hoy vive el país será de risa en comparación con lo que no mucho más adelante puede suceder.
Las rebanadas del pastel
Muchos ilusos creen que ayer triunfaron los mexicanos con el 2-1 de la selección nacional de futbol. Pero en realidad los grandes ganadores son Televisa y Tv Azteca (en ese orden), pues con el resultado en el coloso de Santa Úrsula garantizaron un negocio cercano a mil millones de pesos (70 por ciento para la fábrica de sueños y 30 por ciento para el de los abonos chiquitos) por la participación de los ratoncitos verdes en el Mundial Sudáfrica 2010. ¡Felicidades! afición… Y más rápido que una saeta Calderón saldrá a presumir, micrófono en mano, que el resultado del Tri es muestra inequívoca de que lo peor ya pasó, que hay signos alentadores y que en 2050 México será la cuarta potencia económica mundial… Ahora que si de buenas ideas y cara dura se trata, allí está la nueva Pájara Peggy de Los Pinos, César Nava, augurando el triunfo panista en la elección presidencial de 2012. Qué cosa: resultaron un sonado fracaso con Fox, han sido un verdadero desastre y un atentado contra la nación con el michoacano, pero ya quieren la próxima… Y para el tarjetahabiente moroso de Santander (Manuel Luna, manuelbl35@hotmail.com) va una propuesta de la lectoría: es inmoral lo que pretende cobrarte el banco, así sea legal. Si quieres pagarles el 50 por ciento de tu adeudo actual y tienes con qué, espérate tres meses sin darles ningún abono. Pasado ese tiempo recibirás una carta de ellos ofreciéndote ese descuento. Por razones de la cuantía lo más seguro es que no te demanden. Si te demandan puedes contar conmigo para ganarles el juicio. De 1995 a 1998 en El Barzón obtuvimos fallos contra los bancos que dieron como resultado que a partir de 1999 dejaran de demandar por adeudos de tarjetas de crédito. En un juicio hipotecario de 1996 un tribunal colegiado nos dio un fallo decretando que Banco del Atlántico no existía legalmente y que, consecuentemente, no tenía personalidad jurídica para demandar a nadie. Envíame copia de tu contrato y de tus estados de cuenta (Alfonso García Quiñones, ex UNAM, despgar@prodigy.net.mx).
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx
Acteal: impunidad entronizada
La primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó ayer, por mayoría –cuatro votos contra uno–, amparar a 26 de los involucrados en la matanza de Acteal, 20 de los cuales serán puestos en libertad absoluta e inmediata.
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El Correo Ilustrado
Celebra efemérides y entrega de premio
Este jueves 13 de agosto luce erizado de efemérides de sustancial significado. En estricto orden: el 13 de agosto de 1521 de súbito suspendieron su frenesí beligerante los teponaztles en la cumbre de las pirámides y un absoluto silencio dominó el valle, pues los invasores peninsulares habían hecho prisionero al último de los tlatoanis, y eso sencillamente significaba la rendición de la gran Tenochtitlán. Éste es precisamente el día de San Hipólito, pero en su iglesia (erigida por los conquistadores para honrar a sus mártires) no lo celebran. Consciente o inconscientemente el pueblo se resiste a esa veneración, y más bien en la iglesia de San Hipólito celebran a otro santo, en otro día, y ese otro festejo acusa visajes de rescoldos resucitados de la gran Tenochtitlán.
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A raíz de los terribles sucesos de Michoacán y otros estados han arreciado las críticas y descalificaciones a la guerra de Calderón contra el narcotráfico. Han surgido prácticamente de todas las fuentes y con toda razón. La estrategia es un fracaso rotundo y lo seguirá siendo si no se modifica.
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Ante lo cuestionado de su triunfo y la intensa movilización contra el fraude electoral, Felipe Calderón pretendía conjurar su precaria situación prometiendo un gobierno de coalición. Afianzado en el poder, echó rápidamente por la borda la promesa y conformó un gabinete con individuos que no pudieron siquiera servir de puente para tratar con las fuerzas opositoras. Sus dedazos tan fallidos como su gobierno, la severa derrota sufrida en las elecciones y su comportamiento de presidente del antiguo régimen hacia su partido han convertido a Calderón en un prematuro rey viejo. Las circunstancias podrían obligarlo a sacar del cuarto de los trebejos la idea de un gobierno de coalición. En la práctica se traduciría en un gobierno bipartito con la participación de partidos menores –los más a modo para el gobierno panista– a efecto de que la decoración de estilo plural fuera más convincente.
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Después del triunfo arrollador del PRI a escala nacional en las elecciones del 5 de julio –con las excepciones de Baja California, Baja California Sur, Distrito Federal, Michoacán, Tlaxcala y Zacatecas– es indispensable que los ganadores y los perdedores de los comicios concluyan el proceso de reflexión a que se sometieron, con el fin de hacer un recuento cualitativo y encarar el futuro con mayor certidumbre para diseñar con oportunidad sus nuevas estrategias, y articular iniciativas y propuestas de las reformas que requiere el país. Urge acelerar el paso porque el tiempo está encima y ha llegado la hora de las definiciones.
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Sin novedad. Ésa fue la respuesta oficial cuando se les preguntaba a los policías, aquel 22 de diciembre de 1997, ¿qué pasa en Ac-teal? Durante siete horas más de cien personas armadas y vestidas de policías de seguridad pública llevaron a cabo la masacre de 45 indígenas indefensos. Varios de los autores materiales de este crimen están a punto de ser liberados por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), a pesar de los testimonios de los sobrevivientes, lo cual representa otro paso atrás para los derechos humanos en México.
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La instalación de bases militares de Estados Unidos en Colombia es un paso complementario al restablecimiento de la IV Flota y demuestra la prevalencia de la opción militar en su trato con América Latina. Olvídense de la zanahoria. Si el golpe de Estado en Honduras –que sin el aliento de Washington no se habría sostenido 24 horas– no fuera suficiente amenaza para el orden constitucional y el progreso social en nuestra América, la instalación de esas bases militares en un área tan sensible estratégicamente hace de aquel un hecho mucho más grave y amenazante. Chávez no exagera un ápice cuando alerta sobre vientos de guerra en la región. Con las de Aruba y Curazao, serán nueve las instalaciones estadunidenses que cercan a Venezuela. Los golpistas de Honduras, mientras tanto, continúan ganando tiempo con la mediación de Arias, concebida para eso por la señora Clinton.
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Quienes quieren implementar bases militares son traidores a sus pueblos, a Latinoamérica, a los países que luchan por su dignidad y soberanía. Con estas palabras, desestimadas por Barack Obama como mera retórica antiyanqui, Evo Morales, junto a sus homólogos de Venezuela y Uruguay, rechazó, tajante, la ampliación de las actividades militares del Departamento de Defensa (DdD) en Colombia: el gobierno de Álvaro Uribe ofreció a Washington dos bases navales, tres aéreas y tres terrestres que operan bajo un prototipo de invasión / ocupación militar y paramilitar desarrollado a lo largo de dos décadas. Formalizado en el Plan Colombia (PC) incluye operativos regionales por medio de eventuales guerras transfronterizas.
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Días definitivos, muchas cosas que reseñar estas últimas semanas, empezando por Cicatrices de la fe, exposición en el museo de San Idelfonso que recupera joyas coloniales pertenecientes a las misiones del norte de nuestro país y sur de Estados Unidos –alguna vez nuestro–, cuadros, esculturas, objetos de culto, muchos espléndidamente restaurados por vez primera y recuperados en bodegas, sacristías, y hasta un bello óleo usado como respaldo de un sillón curial.
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Juan Carlos Vives es uno de los más inquietos hombres de teatro con que cuenta nuestra escena. Muy conocido como actor y promotor de la Liga Mexicana de Improvisación, en el año de 2000 ganó el Premio de Dramaturgia Joven Mancebo del Castillo con su primera obra y desde entonces no ha dejado de escribir textos muy originales que bucean en el tiempo, el espacio y la identidad, los que también dirige. Junto a la actriz y productora Lorena Abrahamshon fundó la compañía autogestionaria e independiente Gran Búho Teatro que muy rápidamente se ha extendido a diversos espacios teatrales con las escenificaciones anteriores de su repertorio –y alguna nueva de otro autor
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Lydia Cacho
Plan B
Procurador a la cárcel
Un solo día. Me gustaría que Eduardo Medina Mora, el procurador general de la República, pasara un día y su noche en una prisión estatal. En Puebla, en Chiapas o en Oaxaca, por ejemplo.
Que el mismo día levantaran también a Genaro García Luna y al director de la Agencia Federal de Investigación hablándoles en otomí o en tzeltal para que no comprendieran los cargos, jalándoles el cabello y desnudándolos nomás llegando a la prisión; que cada uno durmiera en una celda con cucarachas y siete presos hacinados.
Quien haya pasado siquiera un día en prisión entiende por qué se creó el sistema de privación de la libertad para castigar conductas antisociales. El encarcelamiento, el trato denigrante, la violación de garantías y la corrupción del sistema de administración e impartición de justicia no van a cambiar hasta que los altos mandos en el poder comprendan lo que significa injusticia en carne propia.
Si Felipe Calderón, o un ser querido, hubiera vivido lo mismo que la indígena otomí Jacinta Francisco Marcial, condenada a 21 años de prisión junto con Alberta Alcántara y Teresa González, por el supuesto secuestro de seis agentes federales fuertemente armados, no tendría el atrevimiento de burlarse de sus compatriotas retándonos a demostrar “una sola violación a los derechos humanos que no haya sido atendida”.
Jacinta, vendedora de aguas frescas otomí, que apenas habla castellano, fue sentenciada por el dicho de la policía. Curiosamente, ahora que el magistrado Hanz Eduardo Muñoz López admitió irregularidades en el caso, los agentes que las denunciaron no aparecen; sin embargo, el juez amablemente decidió que Jacinta y sus dos compañeras sigan presas, para seguir buscando pruebas en su contra.
Llevan tres años privadas de su libertad sin una sola evidencia. ¿Dejaremos que suceda como en Acteal? ¿Que 12 años después se admita la injusticia y se les libere con un “Disculpen, nos equivocamos al atenderlas”?
Un solo día. Me gustaría que Eduardo Medina Mora, el procurador general de la República, pasara un día y su noche en una prisión estatal. En Puebla, en Chiapas o en Oaxaca, por ejemplo.
Que el mismo día levantaran también a Genaro García Luna y al director de la Agencia Federal de Investigación hablándoles en otomí o en tzeltal para que no comprendieran los cargos, jalándoles el cabello y desnudándolos nomás llegando a la prisión; que cada uno durmiera en una celda con cucarachas y siete presos hacinados.
Quien haya pasado siquiera un día en prisión entiende por qué se creó el sistema de privación de la libertad para castigar conductas antisociales. El encarcelamiento, el trato denigrante, la violación de garantías y la corrupción del sistema de administración e impartición de justicia no van a cambiar hasta que los altos mandos en el poder comprendan lo que significa injusticia en carne propia.
Si Felipe Calderón, o un ser querido, hubiera vivido lo mismo que la indígena otomí Jacinta Francisco Marcial, condenada a 21 años de prisión junto con Alberta Alcántara y Teresa González, por el supuesto secuestro de seis agentes federales fuertemente armados, no tendría el atrevimiento de burlarse de sus compatriotas retándonos a demostrar “una sola violación a los derechos humanos que no haya sido atendida”.
Jacinta, vendedora de aguas frescas otomí, que apenas habla castellano, fue sentenciada por el dicho de la policía. Curiosamente, ahora que el magistrado Hanz Eduardo Muñoz López admitió irregularidades en el caso, los agentes que las denunciaron no aparecen; sin embargo, el juez amablemente decidió que Jacinta y sus dos compañeras sigan presas, para seguir buscando pruebas en su contra.
Llevan tres años privadas de su libertad sin una sola evidencia. ¿Dejaremos que suceda como en Acteal? ¿Que 12 años después se admita la injusticia y se les libere con un “Disculpen, nos equivocamos al atenderlas”?
Miguel Carbonell
Una Corte para la democracia
En las próximas semanas y en los meses que siguen gran parte de la atención de la opinión pública se enfocará en lo que tiene que discutir y resolver nuestra Suprema Corte. Por primera vez desde hace muchos años la Corte tiene en su agenda temas que competen más a los ciudadanos que a los órganos del poder. Hay al menos una docena de casos que involucran derechos fundamentales de todas las personas y que pueden tener una alta incidencia —para bien o para mal— en la calidad de vida de quienes habitamos en México.
La Corte tendrá que decidir, dentro de muy poco, si es válido discriminar a los mexicanos que lo son por naturalización y no por nacimiento, permitiendo de esa manera que haya mexicanos “de primera” categoría y mexicanos “de segunda”, tema que fue planteado a la Corte por una acción de inconstitucionalidad promovida por la CNDH. Esperemos que los ministros no dejen pasar esa oportunidad para terminar con una discriminación histórica entre mexicanos.
En lo que se vislumbra como una gran batalla ideológica, la Corte tendrá que decirnos si se puede enviar a la cárcel a una mujer que aborta porque su embarazo fue producto de una violación o cuando la vida de la propia mujer corre peligro. Quince constituciones locales señalan que la vida comienza desde el momento de la concepción y prohíben cualquier tipo de aborto, sin excepción alguna. Se trata de la tercera vez que el tema llega a la Corte. Los dos primeros casos fueron sobre la legislación del Distrito Federal (la más avanzada del país); ahora es el turno de los estados.
La Corte tiene en su agenda ofrecer un criterio sobre la posibilidad de que las personas que portan cantidades pequeñas de droga (para consumo personal) no sean procesadas penalmente, sobre la constitucionalidad del IETU y del Impuesto sobre Depósitos en Efectivo (IDE), sobre los más de 3 mil amparos contra la ley de protección a los no fumadores, sobre la constitucionalidad de las acciones encubiertas de la Policía Federal, etcétera.
En medio de ese torbellino de asuntos, todos de la mayor importancia, irá avanzando la investigación del caso ABC de Hermosillo, cuya conclusión tendrá que esperar a los primeros meses del siguiente año.
Por si fuera poco, en noviembre dejarán la Corte dos “pesos completos” del Pleno, como lo son los ministros Mariano Azuela y Genaro Góngora, ambos ubicados en los extremos de la ideología de nuestro máximo tribunal: Azuela en el extremo conservador y Góngora en el extremo más garantista y comprometido con los derechos humanos. Los espacios que dejarán vacantes no serán fáciles de llenar, por su alto prestigio judicial y por su enorme dedicación al trabajo, la cual es reconocida nacionalmente. Sucede, sin embargo, que parece haber bastantes señales en el sentido de los encargados de nombrar a sus suplentes (el presidente Calderón y el Senado) andan buscando juristas de muy bajo nivel, afines a las cúpulas de los dos principales partidos políticos, lo cual sería desastroso para la Corte.
Pensemos en un dato de todos conocido: los dos nombramientos de ministros serán para un periodo de 15 años, es decir, estaremos nombrando a dos personas que van a ocupar esas sillas de la más alta instancia de justicia en el país del año 2009 al año ¡2024! Por eso es que debemos extremar el cuidado en la selección y ratificación de esas vacantes, que seguirán decidiendo asuntos durante la administración federal actual y las dos siguientes.
Mientras eso sucede, la Corte tiene una enorme oportunidad para decirnos si está del lado de los ciudadanos o si solamente ampara a los poderosos, si de una vez por todas se va a tomar en serio los derechos fundamentales o si va a seguir con sus formalismos absurdos. Lo que está en juego es mucho para la Corte, pero también y sobre todo para la democracia mexicana.
www.miguelcarbonell.com
Investigador del IIJ-UNAM
La Corte tendrá que decidir, dentro de muy poco, si es válido discriminar a los mexicanos que lo son por naturalización y no por nacimiento, permitiendo de esa manera que haya mexicanos “de primera” categoría y mexicanos “de segunda”, tema que fue planteado a la Corte por una acción de inconstitucionalidad promovida por la CNDH. Esperemos que los ministros no dejen pasar esa oportunidad para terminar con una discriminación histórica entre mexicanos.
En lo que se vislumbra como una gran batalla ideológica, la Corte tendrá que decirnos si se puede enviar a la cárcel a una mujer que aborta porque su embarazo fue producto de una violación o cuando la vida de la propia mujer corre peligro. Quince constituciones locales señalan que la vida comienza desde el momento de la concepción y prohíben cualquier tipo de aborto, sin excepción alguna. Se trata de la tercera vez que el tema llega a la Corte. Los dos primeros casos fueron sobre la legislación del Distrito Federal (la más avanzada del país); ahora es el turno de los estados.
La Corte tiene en su agenda ofrecer un criterio sobre la posibilidad de que las personas que portan cantidades pequeñas de droga (para consumo personal) no sean procesadas penalmente, sobre la constitucionalidad del IETU y del Impuesto sobre Depósitos en Efectivo (IDE), sobre los más de 3 mil amparos contra la ley de protección a los no fumadores, sobre la constitucionalidad de las acciones encubiertas de la Policía Federal, etcétera.
En medio de ese torbellino de asuntos, todos de la mayor importancia, irá avanzando la investigación del caso ABC de Hermosillo, cuya conclusión tendrá que esperar a los primeros meses del siguiente año.
Por si fuera poco, en noviembre dejarán la Corte dos “pesos completos” del Pleno, como lo son los ministros Mariano Azuela y Genaro Góngora, ambos ubicados en los extremos de la ideología de nuestro máximo tribunal: Azuela en el extremo conservador y Góngora en el extremo más garantista y comprometido con los derechos humanos. Los espacios que dejarán vacantes no serán fáciles de llenar, por su alto prestigio judicial y por su enorme dedicación al trabajo, la cual es reconocida nacionalmente. Sucede, sin embargo, que parece haber bastantes señales en el sentido de los encargados de nombrar a sus suplentes (el presidente Calderón y el Senado) andan buscando juristas de muy bajo nivel, afines a las cúpulas de los dos principales partidos políticos, lo cual sería desastroso para la Corte.
Pensemos en un dato de todos conocido: los dos nombramientos de ministros serán para un periodo de 15 años, es decir, estaremos nombrando a dos personas que van a ocupar esas sillas de la más alta instancia de justicia en el país del año 2009 al año ¡2024! Por eso es que debemos extremar el cuidado en la selección y ratificación de esas vacantes, que seguirán decidiendo asuntos durante la administración federal actual y las dos siguientes.
Mientras eso sucede, la Corte tiene una enorme oportunidad para decirnos si está del lado de los ciudadanos o si solamente ampara a los poderosos, si de una vez por todas se va a tomar en serio los derechos fundamentales o si va a seguir con sus formalismos absurdos. Lo que está en juego es mucho para la Corte, pero también y sobre todo para la democracia mexicana.
www.miguelcarbonell.com
Investigador del IIJ-UNAM
Rosario Ibarra
Palabras vanas
¿Tapar el sol con un dedo?... ¡Imposible! Así pueda ser este el dedo del poder. No se puede ocultar al pueblo lo que lastima al pueblo, lo diga quien lo diga y menos aun con el caudal de dolor que inunda las almas de la mayoría del pueblo mexicano desde hace varios lustros, y con el torrente de ira contenida contra la injusticia y la burla de que ha sido víctima.
La corrupción, la impunidad y la simulación son algo así como los nuevos “jinetes del apocalipsis” que trotan o galopan por el suelo patrio desde hace ya muchos años, y que en los últimos tiempos han cambiado de ropaje y de formas de expresión, pero los de antaño y los de hoy persisten en el escarnio y en las mentes del pueblo se aposentan el recelo, la amargura y la cólera mal contenida pero, por fortuna, no ha podido anidar en ellas el desaliento... ¡La esperanza aún brilla como “dulce ascua” en sus almas!
Las palabras suelen ser la más bella expresión de los seres humanos, ya sean éstas escritas o pronunciadas, pero adquieren connotaciones diversas según el “acomodo” que se les dé en un discurso, en una charla, en una arenga o en el trajín diario de la vida... Escritas, muchas han llenado de gloria y de esplendor el planeta entero, cuando aedos y poetas volcaron o vuelcan sus pensamientos en trozos literarios o en libros que inundan nuestros seres de maravillas...
Llegó todo esto a mi humilde magín por una palabra que —como antes dije— puede interpretarse de variadas formas, aparte de la naturaleza dura de la misma.
No la escuché; por lo tanto, desconozco el tono en el que se expresó, no tengo la menor idea de los decibeles que me darían una pista clara (¿por qué no?) del estado de ánimo de quien la pronunció. Lo leí en un diario de seriedad comprobada, en el que se expresa que en la reunión de mandatarios de América del Norte, quien ostenta aquí la titularidad del Poder Ejecutivo federal retó a quien o quienes acusen a su gobierno de violar los derechos humanos a “probar un caso, un solo caso”.
Larga es la historia tenebrosa, negra y oscura como las cárceles clandestinas que encerraron y encierran a luchadores sociales desde 1969 hasta los días actuales, según el recuento de quienes habitamos los hogares que han sufrido el desgarramiento, la mutilación de una parte entrañable de nuestra familia: un hijo, un padre, un hermano, un esposo, secuestrados por integrantes del Ejército o por policías de grupos de todas las siglas inventadas por los gobiernos, muchos de ellos sin mandato legal, como la escabrosa Dirección Federal de Seguridad, de tristísima memoria.
El verbo retar, en cualquiera de sus tiempos, suena mal cuando se dirige hacia la enorme masa de habitantes de un país, sobre todo en boca de quien ocupa el más alto sitial del poder y es además el comandante supremo de las Fuerzas Armadas y —por si esto fuera poco— en presencia de dos personajes que dirigen los destinos de sus respectivas patrias, que además deben estar bien informados de todo lo que en nuestro codiciado suelo acontece, el más cercano, por los 2 mil kilómetros de frontera por la que miles de compatriotas emigran en busca de empleo, y el de más al norte por los intereses de sus consorcios mineros que son usufructuarios de la riqueza de nuestro suelo, mientras que los trabajadores, hoy en largas huelgas, se quejan de las condiciones de los sitios en los que laboran y de las remuneraciones que contrastan con las ganancias millonarias de la empresa y en donde muchos de ellos han perdido la salud y hasta la vida, como en Pasta de Conchos.
Platicaba con un viejo minero que se calificaba como “desecho” del lugar en el que fue dejando sus años y su salud. Dolorido, entristecido por la amargura de su presente y por el futuro que espera a sus descendientes, con los ojos húmedos y enrojecidos y la frente que la pena convirtió en “una borrasca de arrugas”, me dijo que él era uno de los millones de pobres de este México en el que no cuentan para los gobernantes y “sus socios”, los ricos, los del poder del dinero, “patrones” de alcaldes, de gobernadores y hasta de presidentes.
La desesperación y la pena ahogaban por momentos su voz, pero con un esfuerzo aclaró su garganta y en referencia a la nota periodística en la que se niega que en México se violan los derechos humanos, ya puesto de pie, a punto de marcharse, dijo convencido: “El diablo que se lo crea, mentira inútil, palabras vanas”.
Dirigente del comité ¡Eureka!
La corrupción, la impunidad y la simulación son algo así como los nuevos “jinetes del apocalipsis” que trotan o galopan por el suelo patrio desde hace ya muchos años, y que en los últimos tiempos han cambiado de ropaje y de formas de expresión, pero los de antaño y los de hoy persisten en el escarnio y en las mentes del pueblo se aposentan el recelo, la amargura y la cólera mal contenida pero, por fortuna, no ha podido anidar en ellas el desaliento... ¡La esperanza aún brilla como “dulce ascua” en sus almas!
Las palabras suelen ser la más bella expresión de los seres humanos, ya sean éstas escritas o pronunciadas, pero adquieren connotaciones diversas según el “acomodo” que se les dé en un discurso, en una charla, en una arenga o en el trajín diario de la vida... Escritas, muchas han llenado de gloria y de esplendor el planeta entero, cuando aedos y poetas volcaron o vuelcan sus pensamientos en trozos literarios o en libros que inundan nuestros seres de maravillas...
Llegó todo esto a mi humilde magín por una palabra que —como antes dije— puede interpretarse de variadas formas, aparte de la naturaleza dura de la misma.
No la escuché; por lo tanto, desconozco el tono en el que se expresó, no tengo la menor idea de los decibeles que me darían una pista clara (¿por qué no?) del estado de ánimo de quien la pronunció. Lo leí en un diario de seriedad comprobada, en el que se expresa que en la reunión de mandatarios de América del Norte, quien ostenta aquí la titularidad del Poder Ejecutivo federal retó a quien o quienes acusen a su gobierno de violar los derechos humanos a “probar un caso, un solo caso”.
Larga es la historia tenebrosa, negra y oscura como las cárceles clandestinas que encerraron y encierran a luchadores sociales desde 1969 hasta los días actuales, según el recuento de quienes habitamos los hogares que han sufrido el desgarramiento, la mutilación de una parte entrañable de nuestra familia: un hijo, un padre, un hermano, un esposo, secuestrados por integrantes del Ejército o por policías de grupos de todas las siglas inventadas por los gobiernos, muchos de ellos sin mandato legal, como la escabrosa Dirección Federal de Seguridad, de tristísima memoria.
El verbo retar, en cualquiera de sus tiempos, suena mal cuando se dirige hacia la enorme masa de habitantes de un país, sobre todo en boca de quien ocupa el más alto sitial del poder y es además el comandante supremo de las Fuerzas Armadas y —por si esto fuera poco— en presencia de dos personajes que dirigen los destinos de sus respectivas patrias, que además deben estar bien informados de todo lo que en nuestro codiciado suelo acontece, el más cercano, por los 2 mil kilómetros de frontera por la que miles de compatriotas emigran en busca de empleo, y el de más al norte por los intereses de sus consorcios mineros que son usufructuarios de la riqueza de nuestro suelo, mientras que los trabajadores, hoy en largas huelgas, se quejan de las condiciones de los sitios en los que laboran y de las remuneraciones que contrastan con las ganancias millonarias de la empresa y en donde muchos de ellos han perdido la salud y hasta la vida, como en Pasta de Conchos.
Platicaba con un viejo minero que se calificaba como “desecho” del lugar en el que fue dejando sus años y su salud. Dolorido, entristecido por la amargura de su presente y por el futuro que espera a sus descendientes, con los ojos húmedos y enrojecidos y la frente que la pena convirtió en “una borrasca de arrugas”, me dijo que él era uno de los millones de pobres de este México en el que no cuentan para los gobernantes y “sus socios”, los ricos, los del poder del dinero, “patrones” de alcaldes, de gobernadores y hasta de presidentes.
La desesperación y la pena ahogaban por momentos su voz, pero con un esfuerzo aclaró su garganta y en referencia a la nota periodística en la que se niega que en México se violan los derechos humanos, ya puesto de pie, a punto de marcharse, dijo convencido: “El diablo que se lo crea, mentira inútil, palabras vanas”.
Dirigente del comité ¡Eureka!
Ricardo Rocha
Detrás de la Noticia
México quebrado
En más de un sentido: vivimos hoy, como nunca, una quiebra social de proporciones gigantescas; rota está también la confianza en las instituciones; hendido el ánimo colectivo por la inseguridad y la violencia de cada día. Ahora la versión oficial reconoce al fin que el país está también en quiebra económica, según lo dicho por el secretario de Hacienda, Agustín Carstens: México enfrenta el “shock” financiero más grande en 30 años, por lo que la economía tendrá un faltante de 780 mil millones de pesos en 2009 y 2010; equivalente a la cuarta parte del presupuesto de este año.
A ver: la palabreja no está en el Real Diccionario; pero en inglés —que es la lengua que mejor domina Carstens— significa choque, sacudida, conmoción, horror y colapso; así que la cosa está como para salir corriendo.
Pero antes, hay que exigir al gobierno calderonista que nos responda algunas cuestiones extremadamente graves: porqué pospuso la verdad hasta después del 5 de julio con fines electoreros; por qué se negó a escuchar las voces que desde el año pasado han advertido del agravamiento sistemático de la economía; por qué se ha puesto en riesgo la viabilidad de la nación en beneficio de unos cuantos.
Además, mucho nos tememos que el diagnóstico del doctor Carstens sea otra vez engañoso. Porque no se trata únicamente de un “shock financiero”. Desde hace meses estamos inmersos —aunque el gobierno haya pretendido engañarnos— en la más profunda recesión, en la parálisis productiva y en un decaimiento sistemático del empleo y los niveles de vida de cada vez más millones de miserables y pobres; con una clase media depauperada y sin esperanza. Ese ocultamiento de información ha sido no sólo un insulto a la inteligencia, sino acelerador de la propia y ahora incalculable crisis económica a la que enfrentamos tardíamente. Que tenía que haber sido la prioridad de este gobierno, en lugar de una cuestionable y desgastante guerra antinarco en la que ha consumido el quehacer público.
Peor todavía, la receta gubernamental para nuestros grandes males proviene otra vez del vademécum neoliberal: recortes presupuestarios, más impuestos y aumento de tarifas de servicios públicos; otra vez la contracción del mercado, la explosión social del desempleo y la carga de la crisis sobre el lomo de los causantes cautivos.
En el mismo foro del Senado en que hizo sus shockeantes anuncios el secretario de Hacienda estuvo también José Narro Robles. El rector de nuestra UNAM estableció una vez más la urgencia de un nuevo modelo económico que anteponga el interés de la gente. A lo que Carstens respondió que no es un asunto de doctrina.
No, señor secretario; lo que se plantea es modernizar la economía y salvar a la nación haciéndola más justa. Los doctrinarios son ustedes. Podrían haberle preguntado a mister Obama por qué está aumentando los impuestos a los ricos en apoyo a los pobres y a la reactivación económica, a riesgo de que lo empiecen a llamar socialista. Lo hubieran consultado ahora en Guadalajara. Ustedes que tan bien hablan inglés.
En más de un sentido: vivimos hoy, como nunca, una quiebra social de proporciones gigantescas; rota está también la confianza en las instituciones; hendido el ánimo colectivo por la inseguridad y la violencia de cada día. Ahora la versión oficial reconoce al fin que el país está también en quiebra económica, según lo dicho por el secretario de Hacienda, Agustín Carstens: México enfrenta el “shock” financiero más grande en 30 años, por lo que la economía tendrá un faltante de 780 mil millones de pesos en 2009 y 2010; equivalente a la cuarta parte del presupuesto de este año.
A ver: la palabreja no está en el Real Diccionario; pero en inglés —que es la lengua que mejor domina Carstens— significa choque, sacudida, conmoción, horror y colapso; así que la cosa está como para salir corriendo.
Pero antes, hay que exigir al gobierno calderonista que nos responda algunas cuestiones extremadamente graves: porqué pospuso la verdad hasta después del 5 de julio con fines electoreros; por qué se negó a escuchar las voces que desde el año pasado han advertido del agravamiento sistemático de la economía; por qué se ha puesto en riesgo la viabilidad de la nación en beneficio de unos cuantos.
Además, mucho nos tememos que el diagnóstico del doctor Carstens sea otra vez engañoso. Porque no se trata únicamente de un “shock financiero”. Desde hace meses estamos inmersos —aunque el gobierno haya pretendido engañarnos— en la más profunda recesión, en la parálisis productiva y en un decaimiento sistemático del empleo y los niveles de vida de cada vez más millones de miserables y pobres; con una clase media depauperada y sin esperanza. Ese ocultamiento de información ha sido no sólo un insulto a la inteligencia, sino acelerador de la propia y ahora incalculable crisis económica a la que enfrentamos tardíamente. Que tenía que haber sido la prioridad de este gobierno, en lugar de una cuestionable y desgastante guerra antinarco en la que ha consumido el quehacer público.
Peor todavía, la receta gubernamental para nuestros grandes males proviene otra vez del vademécum neoliberal: recortes presupuestarios, más impuestos y aumento de tarifas de servicios públicos; otra vez la contracción del mercado, la explosión social del desempleo y la carga de la crisis sobre el lomo de los causantes cautivos.
En el mismo foro del Senado en que hizo sus shockeantes anuncios el secretario de Hacienda estuvo también José Narro Robles. El rector de nuestra UNAM estableció una vez más la urgencia de un nuevo modelo económico que anteponga el interés de la gente. A lo que Carstens respondió que no es un asunto de doctrina.
No, señor secretario; lo que se plantea es modernizar la economía y salvar a la nación haciéndola más justa. Los doctrinarios son ustedes. Podrían haberle preguntado a mister Obama por qué está aumentando los impuestos a los ricos en apoyo a los pobres y a la reactivación económica, a riesgo de que lo empiecen a llamar socialista. Lo hubieran consultado ahora en Guadalajara. Ustedes que tan bien hablan inglés.
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