LA REDACCIóN
México, D.F., 11 de agosto (apro).- Las violaciones a los derechos humanos, privilegios en las celdas para narcotraficantes y la confabulación de la policía con los criminales de alto riesgo son una constante en las cárceles mexicanas, denuncia este martes en su nota principal el periódico The New York Times (NYT).
México, D.F., 11 de agosto (apro).- Las violaciones a los derechos humanos, privilegios en las celdas para narcotraficantes y la confabulación de la policía con los criminales de alto riesgo son una constante en las cárceles mexicanas, denuncia este martes en su nota principal el periódico The New York Times (NYT).
El periódico destaca el "hacinamiento y el trato cruel sistema penitenciario" en México, condiciones que "representan un eslabón débil en la guerra contra las drogas". De acuerdo con testimonios recabados por el rotativo, el soborno, el tráfico de drogas y la compra de libertades son una práctica común en los reclusorios del país.
El texto recuerda el caso de Miguel Caro Quintero, hermano de Rafael, fundador del extinto cártel de Guadalajara, extraditado a Estados Unidos a principios de año. En el reportaje, se citan los privilegios del capo en los penales mexicanos: contratación de presos para atenderlo, servicios a la celda y uso de telefonía celular ilimitada.
Cita que en el reclusorio Preventivo Oriente, en el dormitorio número nueve, los presos gozan de continuas visitas conyugales, televisores de pantalla plana y amplias celdas, que contrastan con las condiciones de hacinamiento del resto de los reclusos.
En el reportaje se recuerda la fuga del penal de Cieneguillas, Zacatecas, en mayo pasado. Valiéndose del video del escape, el New York Times describe la complicidad de los policías, cómo alertan a los presos y les ayudan a salir de prisión. Mediante el testimonio de uno de los reos que participaron en la fuga, Oswaldo García, se refleja que los guardias no montaron ese día su obligada guardia en los dormitorios.
El periódico critica también que los criminales de alto riesgo sean atendidos por igual en cárceles estatales o locales: "Los reos más peligrosos se supone que deben ser alojados en las instalaciones federales de máxima seguridad, pero no es en absoluto suficiente espacio. Por lo tanto, el gobierno federal paga los estados para guardar a los traficantes de drogas y otros prisioneros federales en celdas mucho menos seguras".
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