exfiscal antimafia de Italia
Cynthia Rodríguez
ROMA, 8 de febrero (apro).- El expresidente de la Comisión Antimafia de Italia, Francesco Forgione --quien hoy comienza una visita en México para hacer una exposición de la estrategia en el combate al crimen organizado--, al meditar sobre la creciente violencia del narcotráfico no apunta hacia su país, sino a otra nación del Continente Americano: Colombia”.
México, dice a Apro, “me recuerda los peores años de Colombia, quizá ya está peor, y el hecho de que en un país se alcancen estos niveles de violencia quiere decir que no hay ningún reconocimiento hacia la autoridad, pero tampoco una verdadera voluntad para que ésta se reconozca”, afirma Forgione.
Desde su punto de vista, el hecho de que las autoridades quieran atacar al crimen organizado sólo con la fuerza pública y la represión, es una mala medida que no es válida para ningún país, por lo que se necesita intervenir socialmente.
“La represión no basta si no se golpea a los cárteles mexicanos en sus dimensiones económicas y financieras. Por ejemplo: un error de las autoridades es que casi nunca siguen a los que pagan por la droga, el canal financiero no se encuentra nunca y es como una carretera con dos carriles que nunca se encontrarán, pues una viaja sobre el plan criminal que organiza y la otra viaja sobre el plan económico financiero que compra”.
Sostiene que “este sistema lo conocen los narcotraficantes en México y en Calabria, la conocen los de Sicilia y los de Colombia; esta dimensión económica financiera, integrada por millones de millones de euros, está sustentada por un mundo de comerciantes, banqueros, empresarios y artistas, lo que la convierte en una dimensión muy peligrosa y difícil de combatir”.
Primero, aclara el exfiscal, “porque efectivamente es difícil de rastrear y trazar los movimientos de los capitales, y segundo, porque siempre ha sido difícil golpear a la clase más protegida, que es donde está la gente de poder, los del dinero, los empresarios, es decir, los altos financieros”.
Forgione mismo, en su más reciente libro, Mafia export, explica la presencia de las mafias italianas en todo el mundo y da a conocer una cartografía muy detallada sobre la participación de grupos y familias, e igualmente narra la relación que últimamente se detectaron entre capos de la mafia calabresa y grupos criminales mexicanos.
“Si hoy México representa una de las rutas fundamentales para la cocaína y la mafia calabresa de la ‘Ndrangheta, por ejemplo, es la distribuidora mundial de esta droga, entonces es impensable que no hayan tenido contacto con los cárteles mexicanos y lo vayan a seguir desarrollando”, advierte.
Por otra parte, abunda, “los cárteles mexicanos, sabiendo que la coca que llega a Europa lo hace en gran parte gracias a la actividad de la ‘Ndrangheta, están obligados a tener una relación con ellos y, más allá de que ya se hayan establecido los contactos, éstos cada día serán más significativos”, alerta.
En contraste con los cárteles mexicanos que se manejan con mucha violencia, expresa el expresidente de la Comisión Antimafia, las mafias italianas han asumido otra cara.
Hoy, dice, son más empresarios que otra cosa, abren actividades económicas importantes. “Los narcotraficantes calabreses tienen las actividades clásicas, y mantienen importantes relaciones comerciales en Canadá o Australia, donde tienen decenas de restaurantes; la Camorra, por ejemplo, maneja todos los puntos de venta de las mercancía pirata, pero después la otra cara es que son empresarios, con buenas relaciones con la política, con la comunidad y, es más, con asociaciones de emigrantes en el exterior, pues también llegan a controlar las votaciones, pues la ley italiana establece que sus ciudadanos que se encuentran en el extranjero también pueden votar”.
Forgione resalta que el peligro de que esta violencia perdure ya de tanto tiempo en México, es que penetre en la sociedad en forma de indolencia, indiferencia, de inmovilidad por el miedo que en ciertas zonas existe, por lo que es necesario, por un lado, endurecer leyes contra el crimen organizado y, por otro, insistir en el terreno social.
“La ONU tiene que intervenir más seriamente en el combate al narcotráfico, pues lo que está ocurriendo en México no es un hecho aislado, la guerra contra las drogas ha fracasado en otros países como la misma Colombia y Afganistán”, asegura.
Destaca que “se necesita abrir una nueva estación de lucha contra el narcotráfico, insistiendo mucho en el terreno social, con recursos para las escuelas, para la educación de niños y jóvenes, para que aprendan a distinguir entre lo bueno y lo malo, para la ayuda a campesinos que no tienen más remedio que trabajar para los narcotraficantes”.
Señala que lo difícil y lamentable de países como México es la gran penetración de corrupción en todas sus áreas, la impunidad de la que gozan policías y políticos para ir en contra de la sociedad, pero que es algo que se tiene que empezar a combatir.
Forgione, quien impartirá varias ponencias en la Ciudad de México, explica que la legislación italiana sí ha sido punta de lanza para atacar los delitos de mafia y narcotráfico, por lo que se dijo a favor de comenzar a globalizar leyes contra el crimen organizado.
Advierte:
“Por la extensión que ha asumido el papel de los cárteles mexicanos, no es sólo un problema de México, es un problema que tiene que ver, al menos, con toda el área americana y también con Europa, razón de más para que se afronte globalmente”.
Debe haber, abunda, “una especialización de las técnicas de investigación sobre este nivel justamente para atacar a las organizaciones en la esfera criminal y en su dimensión financiero-económica”.
“En México –anticipa el especialista-- hablaré de la experiencia italiana pero también de la necesidad de globalizar el ataque al crimen, porque no estamos frente a organizaciones que cometen delitos nacionales, estamos frente a organizaciones globales, de ahí la importancia de globalizar las leyes”.
Desde ese punto de vista, Forgione opina que la última convención internacional, efectuada en la ciudad de Palermo en el 2000, no ha dado los resultados que todos esperaban:
“Por eso hay que cambiar de lógica y entender que en la globalización hay un componente hecho de capitales criminales y, si no se entiende, entonces esto no debe extrañarnos fenómenos como la corrupción y las grandes especulaciones financieras”.
En estos casos, puntualiza, “son las organizaciones criminales las únicas que obtienen beneficios y siempre salen ganando, pues son quienes disponen de gran liquidez financiera para intervenir de lleno en los sistemas productivos de las naciones”.
La guerra de las mafias
A lo largo de su historia criminal, Italia ha tenido varios momentos donde el desafío de las diferentes mafias se ha dejado sentir a través de “guerras internas” o “guerras” declaradas contra el Estado; sin embargo, ni en sus peores momentos el número de muertos y ataques ha alcanzado las cifras que México ha reportado en estos dos últimos meses, que según los conteos periodísticos, suman casi mil 800 personas muertas, sólo de diciembre de 2009 y enero pasado.
La asociación civil Libera, que lleva su propio conteo desde mediados del siglo XIX, contabiliza desde entonces unas 900 víctimas de la mafia, donde por supuesto se incluyen los atentados que en su momento le dieron la vuelta al mundo, entre ellos los ataques a figuras públicas, como los jueces palermitanos Giovanni Falcone y Paolo Borsellino, en que perdieron la vida un total de once personas, pero también incluye las muertes de quienes no tenían roles tan protagónicos, de quienes quizá sólo eran conocidos en círculos sociales muy pequeños.
Sin embargo, este conteo no toma en cuenta las ejecuciones de capos mafiosos, a integrantes de los clanes, en fin, a gente relacionada con el crimen organizado, que a lo largo de la historia, en especial, la Cosa Nostra siciliana y la ‘Ndrangheta calabresa, han llevado a cabo sus “guerras de mafia”.
Por ejemplo, en Sicilia durante la llamada “primer guerra de la mafia”, que duró de 1962 a 1969 y que empezó por un fraude en el envío de un cargamento de heroína pactado por dos grupos criminales sicilianos desde Egipto a Nueva York, el total de muertes fue de 15 personas, todas ellas, capos mafiosos.
Las cifras cambiaron para la llamada segunda, enfrentamiento entre la vieja mafia histórica y los corleonesi, que duró de 1978 a 1983 y donde las autoridades contabilizaron entonces más de mil muertos.
Casi paralelamente, la Calabria también sufría por su primera guerra de mafia, y entre 1975 y 1976 se contabilizaron 194 muertos.
En 1991, fecha que se da por terminada la segunda guerra de mafia, comenzada en 1985, se contabilizaron un total de 600 muertos, todos pertenecientes a la ‘Ndrangheta.
En la región de Campania, de donde es originaria la Camorra, ha habido años más preocupantes que otros en cuanto a muertes se refiere. Uno de ellos es 1998, cuando la sociedad civil lanzó un alerta por la gran cantidad de muertos que había habido: 150 en total.
Sin embargo, las cifras italianas sobre ejecuciones, frente a las que actualmente reporta México, hoy parecen ser incomparables.
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