Ayuda de los vecinos
Europa tomó la decisión de salvar a Grecia, país que está al borde de la quiebra pues resultó muy afectado por la crisis. Las condiciones son duras, pero a fin de cuentas se va a dar un préstamo del Fondo Monetario Internacional (algo insólito, pues esta institución nunca había intervenido en la zona europea) y en caso de que eso no baste, se harán préstamos bilaterales. La idea es evitar una tormenta más dura y mantener la tranquilidad.
Pero además, y esto es a mi juicio lo interesante, con esta medida los países de la comunidad económica aceptan, como en los matrimonios religiosos, que su unión no es sólo para lo bueno sino también para lo malo, y que aquellos que la conforman tienen una responsabilidad con todos, la cual debe hacerse evidente cuando es necesario.
Esto que suena lógico es el tema medular al que me quiero referir, por la simple y sencilla razón de que no parece ser el camino que nuestros vecinos del norte han tomado respecto de México, con todo y que también formamos una comunidad comercial.
Frente al narco y la inseguridad, Canadá se ha quedado en silencio y Estados Unidos no ha aceptado responsabilidad.
Una vez, en mayo de 1997, en visita oficial a México, el presidente Clinton reconoció que ellos eran “el país que más droga consume en el mundo”, pero nunca más lo dijeron así. Al contrario, los secretarios, gobernadores y encargados siempre acusan a México y critican lo que no hace y lo que sí hace, sin temor a caer en contradicciones, pues por un lado la secretaria de seguridad interior dice que se debe retirar al Ejército de la frontera y por el otro ellos mandan cada vez más guardias esa zona.
Pero de pronto, en las últimas semanas, parece haber un cambio: funcionarios del más alto nivel y personalidades están viniendo a México. Aquí estuvo la plana mayor de la seguridad encabezada por la secretaria de Estado y ahora está por venir la primera dama. Son gestos que simbólicamente significan que se han dado cuenta de que les somos importantes.
Y más todavía: la misma persona que acompañó en aquella ocasión al mandatario estadounidense, porque era su esposa, ahora, convertida en secretaria, admite la responsabilidad de su país en el tráfico de armas y en el consumo de la droga.
Y además, dice lo que hay que decir: que es necesaria la colaboración entre los dos países y que la estrategia ya no sólo se puede enfocar al aspecto policiaco-militar sino que hay que atender el aspecto social.
Las palabras pues están dichas y son las adecuadas. Ahora falta el pequeño detalle de llevarlo a la práctica. Y allí empieza el problema. Hasta ahora los únicos acuerdos y compromisos reales son que nos manden dinero y equipo para usarlo en acciones represivas. Lo demás es sólo discurso. La actitud del gobierno estadounidense es francamente extraña, porque es obvio que no sólo a los mexicanos conviene el desarrollo social y económico de México, con el respeto a la ley y el fortalecimiento de las instituciones sino que a ellos también. Y dado que nos tienen en la puerta, esto hasta tendría que ser una prioridad para Estados Unidos y Canadá.
Pero por otra parte, tampoco nosotros podemos echarle toda la bolita a ellos, pues la migración hacia el otro lado no empezó ayer, ni los muertos en Juárez empezaron cuando el narco y el Ejército salieron a las calles, ni los asesinados recientemente en un consulado fueron los primeros ciudadanos americanos vinculados a cuestiones oficiales que corren esa suerte en nuestro país. También nosotros tenemos que atrevernos a buscar y a encontrar lo que hemos hecho mal. Eso para no hablar de nuestros eternos temores a acciones injerencistas de Washington.
Pero por ahora, más allá del discurso y las visitas simbólicas (y hasta inútiles en sentido concreto, como la de la señora Michelle Obama que viene a ver algunos de los programas de Margarita Zavala, pero no los que tienen que ver con niños migrantes devueltos por ese país), México ha sido abandonado por su vecino, a diferencia de Grecia que va a ser rescatada por los suyos.
sarasef@prodigy.net.mx
Escritora e investigadora en la UNAM
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