10/17/2011

Guerra contra el neoliberalismo

Guerra contra el  neoliberalismo
El trabajador invierte su tiempo y fuerza laboral, no para su beneficio, sino para aumentar el tesoro de un puñado de sujetos; mientras que el trabajador no tiene opciones de crecer más allá de sus circunstancia

Ante la voracidad del sistema neoliberal (el cual es uno sólo e indivisible, imperando sobre gran parte del mundo) los ciudadanos responsables han comenzado a abordar dicho problema de formas poco ortodoxas en las que prevalecen el tono disidente y antisistémico. Dentro de las manifestaciones en contra del neoliberalismo económico, y las consecuencias que de su ejercicio emana, jóvenes y adultos han hecho suyo un reclamo que se propaga en aquellos estados modernos en los que los regentes son las empresas y sus empleados corporativos y gubernamentales cometen crímenes con el único fin de acrecentar las ganancias de una marca comercial. Para comprender los motivos de las protestas globales es necesario desechar falsos conceptos que han sido largamente propagados bajo chantajes que discurren entre la retórica neoliberal. Este gobierno, el neoliberal, basa fundamenta su existencia en cifras, y es con cifras como engaña y enlaza las circunstancias hasta nudos incomprensibles que escapan a cualquier razón pues sus códigos de comunicación no son de naturaleza humana, sino corporativa. Son estas cifras, sin embargo, las que dan a entender la intencionalidad del gobierno neoliberal: Menos del 5% del PIB (en promedio, según cifras del Banco Mundial) se destina a educación. Los países bajo el yugo neoliberal destinan hasta el 25% del PIB en el presupuesto pero menos del 10% del mismo en conceptos de desarrollo humano (salud, educación, etc. según datos de PNUD-ONU). Si estas cifras no despejan las dudas acerca de la presunta humanidad del gobierno neoliberal entonces se es tan o más cínico que los profetas del “libre mercado”.

El trabajador invierte su tiempo y fuerza laboral, no para su beneficio, sino para aumentar el tesoro de un puñado de sujetos; mientras que el trabajador no tiene opciones de crecer más allá de sus circunstancia pues sus aspiraciones no son parte del esquema neoliberal, al contrario, aún cuando el trabajador intente superar las barreras que el sistema le ha impuesto no le será permitido, incluso, le será castigado el esfuerzo. Basta apreciar casos mundanos en los que el lector quizás haya estado envuelto, en los que la iniciativa laboral no es permitida, en que el crecimiento personal está sujeto a políticas corporativas que benefician sólo a la producción pero no al ser humano. Llegar a discernir estas simples cuestiones en la vida cotidiana es menester para comprender, como se escribió líneas arriba, que el neoliberalismo es una fuerza aplastante, deshumanizante, criminal y global.

Los disidentes de este sistema opresor mantienen una estrategia concertada casi de forma natural, consecuencia de un interés por aprender el modelo de producción esclavista que domina casi todo ámbito de la vida cotidiana; al haber superado el adormecimiento ideológico-materialista que El Capital administra al individuo, casi desde el momento de nacer, el militante antisistema actúa como uno solo dentro de la masa, ejerce su desarrollado sentido de justicia a la par que sus compañeros indignados como si tratase de una consecuencia natural de la extrema violencia que inflinge el neoliberalismo. Es casi como una izquierda perfecta, en la que no es necesario el partido político, ni el congreso de vacas sagradas, ni el aval de los “intelectuales”, ni el permiso de una potencia no alineada, ni todo aquello de lo que depende la presunta izquierda para serlo.

Esta no sólo es una guerra de baja intensidad contra los grandes corporativos y sus súbditos que despachan como presidentes o diputados, es una guerra contra el hartazgo de un estilo de vida que demanda la esclavitud de la voluntad a cambio de unos cuantas monedas que no brindan ni bienestar ni seguridad futuros; en términos más concretos se trata de una guerra de autodefensa.

En este frente todos podemos ser parte activa, ya sea mediante la instrucción, mediante la absorción de información que elimine del individuo la propaganda insidiosa que el “Estado de Bienestar” quiere que creamos sin hechos que la demuestren como cierta. También estas circunstancias ofrecen una oportunidad de identificar a aquellos quienes, esclavizados por el temor a un mundo libre, atentarán contra todo esfuerzo que conlleve a un cambio radical.


Comentarios: immorfo@gmail.com

Twitter: http://twitter.com/Morf0

MorfO - Opinión EMET

No hay comentarios.:

Publicar un comentario