David Brooks
Día
de la Bastilla y en algunos lugares del país hay quienes se movilizan a
pesar de los muros fronterizos, los de las cárceles, los de la
injusticia ante
la justicia, el asalto conservador contra los más vulnerables. Aunque aún no se puede decir que hay insurrecciones, sí hay avisos de resistencia y rebelión por varias partes del territorio.
Miles se manifestaron por varias zonas del país para expresar su ira
ante la exculpación de un autoproclamado guarura cívico de una
comunidad en Florida que el año pasado mató a Trayvon Martin, joven
afroestadunidense de 17 años de edad, quien regresaba a su casa después
de comprar dulces y té helado. George Zimmerman, armado con una pistola
calibre 9 milímetros, lo vio. Decidió que era sospechoso, salió de su
coche y hubo un enfrentamiento. Luego de éste, el único hombre armado
dijo que había disparado
en defensa propia. La conclusión del juicio, el sábado por la noche, que captó la atención nacional, con el jurado declarando a Zimmerman no culpable, dejó claro, comentó el columnista Gary Younge, de The Guardian, que
aún se considera legal en Estados Unidos perseguir y después matar a un joven negro desarmado que va de regreso a casa de la tienda, porque no te gustó cómo se veía. Pregunta Younge:
¿Es temporada abierta de cacería de jóvenes negros después del anochecer?
¿Por qué era sospechoso Trayvon en un país que muchos dijeron que había pasado a una era
posracialcon la elección de Barack Obama? Por ser un joven afroestadunidense en Estados Unidos.
Estamos indignados y dolidos por el veredicto, expresó Benjamin Todd Jealous, presidente de la NAACP, la más antigua organización afroestadunidense de derechos civiles del país. El coro de otros líderes de derechos civiles fue que
la justicia fracasó. Otra vez.
Por otro lado, el 8 de julio más de 30 mil reos comenzaron una
huelga de hambre en dos tercios de las 33 prisiones estatales de
California, donde el estado tiene a cerca de 133 mil presos en total
que denuncian sus condiciones, con el epicentro en la prisión de
Pelican Bay, pero también en Folsom y San Quentin. El enfoque de la
protesta está en los aproximadamente 4 mil 500 internos sujetos a
confinación solitaria, en la que algunos han permanecido años y hasta
décadas (en total, en el país, unos 80 mil están en celdas de
aislamiento). Demandan que se ponga fin a las condiciones de
aislamiento, que llaman
tortura, donde los detenidos nunca ven el sol, se les niega casi todo contacto, teléfono y cualquier otra actividad al permanecer más de 22 horas diarias en celdas sin ventanas; dicen que están
enterrados vivos.
Es la tercera vez en dos años que se realiza una huelga de hambre
masiva en las prisiones de California. Sus familias, afuera, también se
sumaron a las acciones ayudando en la espectacular coordinación entre
las prisiones. Las autoridades amenazan a los participantes con más
castigo, incluyendo aislamiento solitario y negarles visitas. (El sitio de Internet por la red de solidaridad con la acción).
Del
otro lado del país, miles de manifestantes se concentran ante el
Capitolio de Carolina del Norte cada lunes, en protesta contra el
gobierno republicano, el cual resuelve sus problemas fiscales negando
asistencia básica a los más pobres, incluidos fondos de desempleo
federales para 70 mil residentes, y cortando un tercio el pago a otros
100 mil que pronto perderán este ingreso (el estado es el quinto más
alto en desempleo). Más aún: están reduciendo fondos a las escuelas
públicas y anulando leyes contra la discriminación racial. Incluso, el
acceso a las urnas. Ante ello, en
los lunes morales, en los cuales ya van más de 700 detenidos en actos de desobediencia civil, miles denuncian esa barbaridad.
En Texas, miles de mujeres demandan respeto a su derecho al aborto.
Después de frenar una de las leyes más estrictas contra esa garantía
(con la que cerrarán 36 de las 42 clínicas legales de aborto en el
estado), los legisladores conservadores y el gobernador Rick Perry
impusieron su voluntad, y, declarando que es en nombre de la
salud de nuestras mujeresy los
derechos de nuestros futuros texanos, promulgaron la norma antiaborto. Las mujeres, entre ellas la ahora famosa legisladora estatal demócrata Wendy Davis, que habían logrado frenar el primer intento de promulgar esa ley, declararon que, aunque perdieron esta batalla,
ganaremos la guerra, y Davis expresó que
la lucha por el futuro de Texas apenas empieza.
Desde Immokalee, en Florida, donde jornaleros migrantes, en su
mayoría mexicanos, se dedican a la cosecha de jitomate, continúa la
lucha incesante de la Coalición de Trabajadores de Immokalee (CIW) para
obligar a la cadena nacional de comida rápida Wendy’s a sumarse a los
acuerdos a los que estos trabajadores, junto con sus aliados
comunitarios, religiosos y estudiantiles a escala nacional, han logrado
establecer con Taco Bell, McDonald’s, Burger King, Subway y cadenas de
supermercados asegurando derechos básicos y poner fin a las condiciones
de esclavitud en los campos. La CIW celebró el anuncio de que el
Instituto Roosevelt, que promueve los ideales de Franklin D. Roosevelt,
la condecorará con el prestigioso premio Freedom from Want, en
reconocimiento a su trabajo. El premio se ha otorgado anteriormente a
los presidentes Truman, Carter y Clinton, así como a Nelson Mandela,
Carlos Fuentes y Elie Weisel, entre otros.
En Washington, más de 500 jóvenes indocumentados y sus familias
migrantes realizaron a plena luz del día, ante el Capitolio, una
ceremonia de ciudadanización, en la cual demandaron sus derechos a
trabajo, educación y vida digna conforme a una reforma migratoria para
los 11 millones de indocumentados. Los jóvenes migrantes –afirmando
abiertamente:
soy indocumentado, pero sin miedo– ahora encabezan el movimiento de defensa de los derechos de los migrantes.
Aún no se ha tomado la Bastilla, ni cerca, pero aparentemente hay temores de ello, ya que cada día la intentan reforzar aún más.
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