Magdalena Gómez
La
emergencia de movimientos sociales en todo el país es la nota
característica de la más variada gama de resistencias antineoliberales,
desde la que expresaron recientemente las maestras y los maestros
agrupados en la CNTE en los foros contra la mal llamada reforma
educativa; la del SME, que logró una demanda en favor de los jubilados,
las que se organizan para el rechazo indígena a las empresas eólicas y
a las mineras en Oaxaca; el Consejo de Ejidos y Comunidades Opositores
a la Presa La Parota (Cecop), que no da tregua contra la construcción
de La Parota; la que logró el pasado 5 de junio que no se autorizara la
manifestación de impacto ambiental a la empresa Esperanza Silver, para
impulsar un proyecto minero en el cerro El Jumil frente a Xochicalco,
en Temixco, Morelos; las que mantienen los rarámuris de Choreáchi en
defensa de sus bosques, o la de los cucapás contra el tope de curvina;
los wirrárikas en defensa de sus lugares sagrados; los yaquis en
defensa del agua; los choles en Tila, Chiapas, y los tzeltales en
Bachajón en defensa de su territorio; la campaña nacional e
internacional por la liberación del profesor Alberto Patishtán,
injustamente preso en Chiapas desde hace 13 años, y la más reciente
amenaza gubernamental en Guerrero con el anuncio de un decreto que
crearía una policía rural en siete regiones contratando a 2 mil
personas, lo que atenta contra el histórico proyecto de la policía
comunitaria agrupado en la Coordinadora Regional de Autoridades
Comunitarias (CRAC) que se apresta a seguir en su defensa.
Por otra parte, el 20 y 21 de julio próximos se realizará en Santa
María Zacatepec, municipio de Juan C. Bonilla, Puebla, un encuentro
nacional de los movimientos y organizaciones que enfrentan la
imposición de los megaproyectos de las empresas trasnacionales y la
represión sistemática del Estado. Entre muchas de ellas destacan la
Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo (Ucizoni), el
Cecop, el Movimiento Agrario Indígena Zapatista (MAIZ), el Colectivo
Oaxaqueño en Defensa de los Territorios, el Centro de Estudios de la
Región Cuicateca (Cerec), el Comité Nacional para la Defensa y
Conservación de los Chimalapas. Son algunos ejemplos de la muy amplia
energía social empeñada en detener el avance del peñanietismo en las
llamadas reformas estructurales y la apertura a empresas trasnacionales
en la explotación de recursos naturales.
Pero no todo es reacción; también hay proyectos emblemáticos de
reconstitución de los pueblos indígenas. Es el caso de las juntas de
buen gobierno zapatistas y de la propia CRAC, que se empeñan en
trascender el esquema de seguridad para establecer un sistema de salud
y de educación comunitaria, así como en Cherán una vez logrado su
gobierno propio. En ese marco de reacción, defensa y reconstitución se
ubica el importante anuncio, el pasado 2 de junio, del EZLN y el
movimiento indígena agrupado en el Congreso Nacional Indígena (CNI) de
crear en primera instancia la cátedra caminante Tata Juan Chávez Alonso
Pensada; señalaron
como un esfuerzo de continuación del primer Encuentro de Pueblos Indígenas de América, celebrado en octubre de 2007 en Vicam, Sonora, en el territorio de la tribu yaqui. La cátedra celebrará sus sesiones en distintos puntos de la América originaria en todo el continente. Su primera sesión se llevará a cabo los próximos 17 y 18 de agosto en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.En esos días las organizaciones presentes se reunirán aparte para proponer, con una convocatoria más amplia aún,
el relanzamiento del Congreso Nacional Indígena en México y hacer un llamado conjunto a los pueblos originarios del continente para reanudar nuestros encuentros.
Como
muestra de que el EZLN y el CNI están dispuestos a actuar está el
comunicado conjunto en defensa del pueblo yaqui. Esta reactivación era
esperada y necesaria. Ya desde diciembre de 2012 se había anunciado y
hoy se concreta. Queda claro que en estos años los movimientos han
avanzado y acumulado fuerza propia, por lo que se requerirá de una
sólida voluntad política de unidad para lograr un relanzamiento
organizativo que recupere el principio fundador del CNI en el sentido
de que el congreso lo es cuando está reunido y fuera de ello se respeta
la autonomía de las organizaciones. Si se logra que en realidad se
amplíe el grupo convocante de la cátedra Tata Juan Chávez Alonso se
habrá dado un enorme paso que preparará las condiciones para que el
movimiento indígena se articule a futuro, con el mismo nivel de
autonomía, a otros frentes de lucha social también emblemáticos como el
de la CNTE y el SME, por ejemplo.
Ninguno de ellos por sí solo conjuntará la fuerza que se requiere
para detener la embestida neoliberal y construir otro proyecto. Hay
razones suficientes para sustentar la esperanza y la imprescindible
unidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario