La salud de Aminatou Haidar está resentida. Las huelgas de hambre
han dañado su estómago y los cuatro años en una prisión marroquí han
causado estragos en su espalda. Por eso, no acudió al III Congreso
Internacional de Apoyo a la Resistencia de Mujeres Saharauis’. Este
acontecimiento excepcional e histórico no podía darse por finalizado
sin escucharla, por lo que recibió en su casa a todas las
representantes de los colectivos internacionales congregados en El
Aaiún.
La situación política del Sahara Occidental requiere de alianzas y
muchos esfuerzos para ser resuelta, pero Haidar mostró su preocupación
ante la situación específica de las mujeres: “No tenemos que esperar a
que llegue la independencia para lograr nuestros derechos. Tenemos que
trabajar por ello ya, ahora”.
Estas declaraciones fueron recibidas con
gran optimismo por muchas de las representantes de colectivos
feministas, que escuchaban con atención a una Haidar que había
convertido el salón de su casa un hemiciclo.
Las mujeres saharauis están en primera línea política trabajando por
el derecho a la autodeterminación de su pueblo, pero –de la misma
manera que ha ocurrido en otros procesos revolucionarios– corren el
riesgo de ser desplazadas de la vida pública al lograr la
independencia.
Pasó en la revolución francesa y debatieron mucho sobre
ello las marxistas. “En el Sahara Occidental también hay discriminación
de género, pequeña o grande, pero existe. Las mujeres saharauis no
somos de otro planeta. Si se compara nuestra situación con la de otras
mujeres árabes o musulmanas es cierto que estamos más avanzadas, pero
esto no es una victoria”.
El trabajo de los colectivos internacionales con las mujeres
saharauis se complica debido al bloqueo marroquí, en los territorios
ocupados. La barrera idiomática, no tan marcada en los campamentos,
dificulta el trabajo en las zonas colonizadas. Haidar, sin embargo, se
mostró contraria a hablar de las saharauis de los campamentos: “En las
zonas ocupadas, muchas familias no dejan a sus hijas continuar sus
estudios.
Puedo entender que no las dejen después del bachillerato
porque aquí no hay universidad y temen la represión marroquí si salen a
estudiar fuera, pero deberían dejarlas, al menos, estudiar hasta
bachillerato”. La educación es un elemento indispensable para el
empoderamiento de las mujeres: “Necesitamos más formación general, pero
también específica en cuestiones de género”.
La independencia
del pueblo saharaui no puede posponer, ni relegar a un segundo plano,
la lucha por la independencia de las mujeres. “Vuestra visita es un
apoyo moral, pero sobre todo es un acto político, que espero sirva para
llevar a acabo acciones concretas a favor del Sahara Occidental”,
declaró emocionada.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario