Se envía un mensaje de impunidad porque no se castiga a los agresores, acusan especialistas
Emir Olivares Alonso
Periódico La Jornada
Martes 16 de julio de 2013, p. 17
Aun
con decenas de recomendaciones de organismos nacionales e
internacionales e incluso sentencias de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos (CIDH) por agresiones y violaciones a las garantías
fundamentales de las mujeres, persiste en el país la violencia contra
ese sector.
Datos de ONU Mujeres muestran que cinco de cada 10 mexicanas mayores
de 15 años han sufrido algún tipo de violencia. Señalan también que las
entidades donde ocurren más agresiones en su contra son el estado de
México, el Distrito Federal, Nayarit, Sonora y Colima.
Al respecto, Gloria Ramírez, titular de la cátedra Unesco de
Derechos Humanos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
lamentó que en nuestro país no exista un solo detenido por casos
paradigmáticosde ataques contra la mujer como el llamado campo algodonero, donde fueron encontradas las osamentas de varias jóvenes de Ciudad Juárez; los abusos sexuales de militares contra Inés Fernández Ortega y Valentina Rosendo Cantú –casos por los que la CIDH emitió sentencias contra el Estado mexicano–; las agresiones sexuales en el operativo policiaco de San Salvador Atenco, en mayo de 2006, y los asesinatos de defensoras de derechos humanos y periodistas, entre otros.
Indicó que la impunidad persiste porque las autoridades mexicanas
únicamente han creado instituciones, pero no se ha llegado al castigo a
los responsables.
“Hay una cultura de la violencia contra la mujer instalada en
México. El que no haya resultados concretos se debe a que los agresores
no son detenidos; el no llegar a la verdad de las causas de las
agresiones, asesinatos y feminicidios favorece la violencia. Hay que tomar medidas de sanción para detenerlo.”
Para la académica universitaria, se envía un mensaje de impunidad a
los agresores cuando no se sancionan los delitos contra las mujeres.
Se debe terminar con la simulación en las instituciones que se han creado para garantizar a la mujer una vida libre de violencia; las leyes son buenas, aunque perfectibles, pero hay que cumplirlas, ése es el reto. Primero hay que aceptar que no se ha respondido a todo, analizar en qué se puede seguir avanzando y resolverlo. Se trata de una decisión política.
La
Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares
asienta que la entidad con mayor índice de violencia de pareja es el
estado de México, con 56.9 por ciento. Le siguen Nayarit y Sonora
(53.7), el Distrito Federal (51.9) y Colima (50.2). Por el contrario,
el estado con menos reportes de ese tipo de violencia es Chiapas, con
29.8 por ciento.
Trece de cada 100 mexicanas (13.5 por ciento) han sido víctimas de
ataques físicos que pueden consistir en golpes, intentos de
ahorcamiento o asfixia. También son amarradas, pateadas o agredidas con
algún tipo de arma.
En cuanto a las agresiones sexuales, a siete de cada 100 (7.3 por
ciento) les han exigido o han sido obligadas por sus parejas a tener
relaciones sexuales cuando ellas no quieren o las han forzado a
realizar acciones que no les gustan.
El reporte agrega que cuatro de cada 10 mujeres en el país (42.4 por
ciento) han sufrido violencia emocional con humillaciones, menosprecio,
encierro, vigilancia o la destrucción de sus pertenencias o de objetos
del hogar. Muchas son amenazadas por su pareja con abandonarlas,
correrlas de la casa, quitarles a sus hijos o asesinarlas, o con
matarse el propio compañero. Otras más son amagadas con un arma.
Dos de cada 10 (24.5 por ciento) son objeto de violencia económica
al recibir reclamos por parte del compañero sentimental por la forma en
que gastan el dinero, prohibirles trabajar o estudiar o despojarlas de
dinero o bienes (terrenos y propiedades, entre otros).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario