El fin de un capítulo
Se
ha cumplido el plazo que el gobierno federal había señalado para que
los llamados grupos de autodefensa en Michoacán se regularizaran
legalmente, ya sea incorporándose a alguna figura policíaca estatal, o
bien, desistiéndose de seguir fungiendo como vigilantes ciudadanos,
entregando las armas que hubiesen utilizado. La coyuntura esta vez está
marcada por las siguientes situaciones:
1.- La mayoría de los dirigentes de las Autodefensas, medianos propietarios agrícolas, socios de la agroindustria y la exportación, han decidido que su lado es el Estado.2.- Dos de los primeros dirigentes, e incluso los que en su momento fueron más visibles del movimiento, han sido sacados totalmente de la jugada, por un lado Hipólito Mora, quien ahora está en prisión, y por otro lado el Dr. Mireles, quien ha sido destituido como vocero del llamado Consejo General de Autodefensas y Guardias Comunitarios, y enfrenta acusaciones en el plano mediático por homicidio.3.- Nace una policía y muere un movimiento, sin embargo, la pregunta más interesante es ¿Qué pasará con aquellos que participaron del movimiento y no se incorporaron como policías?
El movimiento que cierra su ciclo
Es cierto que en la Historia es difícil marcar puntos de inicio y de
final, pues los acontecimientos siempre están ligados por aquellas
fuerzas motrices de la misma, sin embargo, en la caracterización
concreta de las coyunturas y de los actores políticos, sí es muy
importante saber separar, dejando que por otra parte, el análisis
estructural y de largo plazo cumpla con sus principales tendencias. En
este caso, después del 10 de Mayo de 2014, no se podrá hablar más del Movimiento de las Autodefensas Michoacanas,
cuando menos no de la misma forma en que se venía haciendo, a partir de
ahora, tendremos que dejar esa historia en su lugar y hablar en lo
sucesivo de los nuevos actores que han brotado y brotarán de ese
movimiento que ha cerrado una página, esto aplica independientemente de
su posición en la lucha de clases, la cual cada subgrupo definirá.
Cuando analizábamos la coyuntura invernal, decíamos que de ella aún no
se podían derivar conclusiones totalizantes que en aquel momento sólo
confundían un panorama de por sí confuso. En aquel momento, el
movimiento de las llamadas autodefensas alcanzaba su cenit. Su poder de
fuego era grande, su legitimidad pública amplia y estaban logrando lo
que nadie parecía poder o querer hacer, desarticular a una de las
organizaciones criminales más famosas del país.
Advertíamos
entonces que la composición del movimiento era pluriclacista, y que la
dirigencia tendía hacia los medianos y pequeños propietarios, que por
tanto estaba amalgamado de una forma tan inestable que su unidad no
duraría mucho, pues ese carácter pluriclasista, encerraba
contradicciones que se revelarían en una futura coyuntura.
Cuando el aparato represivo del Estado intervino directamente a través de Ejército, Marina y Policía Federal, los grupos articulados en el Concejo General de Autodefensas y Guardias Comunitarias de Michoacán,
no parecían requerir su apoyo para culminar su principal misión, sin
embargo, dichas corporaciones, cuya legitimidad está por los suelos,
parecían ávidas de un poco de la legitimidad que sí tenía aquel
Consejo; además, dicha intervención les facilitaría tener información
más precisa sobre los movimientos a realizar, y por tanto, seguramente
alcanzaron a prevenir a determinados contactos y actores clave, para
modificar su posición.
El Gobierno Federal, no permitió que el
Consejo concluyera con la captura o ejecución de sus principales
blancos, y alcanzó a tomarse la foto para presumirlos como aciertos
propios. Pero además, el gobierno federal logró ganar tiempo para
operar como indica el manual en estos casos; se acercó de manera
diferenciada a los distintos protagonistas del movimiento, estudió sus
contradicciones internas y potenció el rompimiento, como suele ocurrir,
eligió como sus interlocutores más seguros, a los medianos propietarios
de capital, con quienes habla un lenguaje común de dinero, ventajas y
negocios, marginando a la vez a aquellos personajes que le resultaron
incómodos, o bien, a quienes se negaron a entregar el movimiento a la
conducción estatal.
Hombres como Mora y Mireles, habían sido
los indicados para dirigir los combates, pues contaban con una especie
de atracción popular y parecían contagiar de ánimos a los enlistados,
hombres como Mireles, y como otros protagonistas de significativa
importancia local, aunque de menor impacto mediático, recibieron el
interesado apoyo de quienes sólo pueden atraer combatientes a su lado
bajo sueldo, pues sabían que ellos directamente no podían ocupar ese
papel moral, sin embargo, el objetivo de ese tipo de propietario
agrícola-comercial, es vender, lo más caro posible y en las mejores
condiciones posibles, y por supuesto, no les interesa prolongar un
conflicto que desde su punto de vista ya está resuelto, y entonces, aún
cuando habían apoyado a los “guerreros del pueblo”, ahora se limitan a
sugerirles el retiro voluntario, la confianza en las autoridades, o
bien la subordinación; si alguien no acepta podrá atenerse a las
consecuencias acostumbradas que van desde la exclusión, la represión y
hasta la traición.
De ahora en adelante, los miembros de un
movimiento que fue amplio, espontáneo y con un objetivo central, se
hallan parados en posiciones contradictorias, derivadas en lo
fundamental del papel que ocupan en la sociedad capitalista;
difícilmente se les verá juntos otra vez y es muy probable que las
fricciones entre ellos aumenten. Ahora, quien quiera darle un curso a
esta historia, habrá de nombrarse de una forma en que refleje una
posición política más específica, los leales al Estado, ya lo hicieron.
Las nuevas guardias y policías
A estas alturas, los voceros del aparato represivo del Estado mexicano,
no terminan de definir de manera homogénea a qué tipo de corporación se
ha dado origen, aunque se mencionan con más frecuencia las de Guardia Rural y Policía municipal.
No hay mucha novedad, son dos figuras existentes cuyos objetivos son
claros, los objetivos de Estado; las guardias rurales pertenecen al
organigrama del Ejército Mexicano, lo cual indica que sólo pueden
operar bajo las órdenes de mandos militares, dentro del territorio que
les sea asignado, y siempre bajo la supervisión y dirección militar;
dado que en este caso, a diferencia de cuando las promovió el
presidente Gral. Lázaro Cárdenas, no está en curso la Reforma Agraria y
no es muy candente el peligro de que los grupos paramilitares
organizados por la Iglesia Católica estén planeando sabotear la
instauración del Ejido, básicamente estaríamos ante una policía barata
con pocas atribuciones, bajo mando militar, que poco podría hacer
contra mafias que mueven capital a través de las fronteras.
La
otra figura, la Policía Municipal, es aún más limitada, en este caso no
habría ni siquiera un cambio institucional, y simplemente se estará
reemplazando un personal policiaco por otro, pero el cual estará bajo
las órdenes de los mismos funcionarios a quienes tan solo hace unos
meses se denunciaba como operadores de los “Caballeros Templarios”.
Lo importante a destacar es que cuando el movimiento operado por el Consejo de grupos de Autodefensas y guardias comunitarias,
alcanzó mayores logros, fue cuando no tenía mando Estatal, y por lo
tanto tenía mayor movilidad a través de los municipios y jurisdicciones
estatales. Ni la Guardia Rural ni las Policías municipales pueden
operar de ese modo, de tal forma que poco podrán hacer en contra de
grupos de contrabandistas que mueven capital a través de las fronteras,
y sin embargo, seguramente estos grupos estarán en condiciones de
renegociar algunos tratos con ellos.
Lo que está por venir
Algunos podrán quizás preguntarse ¿Por qué no se pudo rebasar a la
dirección de este movimiento? ¿Por qué no trascendió de manera
inmediata a otro plano de lucha? Aunque la situación es compleja,
podemos responder ahora de manera simple señalando dos cosas; 1. Porque
revertir dichas tendencias es muy difícil y se requiere una dirección
alterna, capaz de disputar la capacidad de orientar la generalidad de
un movimiento. 2. Porque en el caso de una parte del movimiento,
subsiste un antagonismo de clase que no puede ser resuelto por un
simple movimiento coyuntural.
Está claro que tanto el negocio
del narcotráfico y del contrabando en general, pueden desechar y
generar nuevos operadores, por ello no es tan raro que se halla
ejecutado al supuesto fundador y líder de lo que primero se llamó “La
Familia Michoacana” y después los “Caballeros Templarios”, o bien que
se haya capturado a quien fuera el Secretario de Gobierno de Michoacán
y por unos meses su Gobernador, Jesús Reyna García, de quien cada
michoacano sabía con más o menos detalles su participación en ese
negocio. Por el contrario, desechar figuras mediáticas del crimen y de
la política, le sirve al Estado para aparentar legitimidad, mientras
busca formas y personas más eficientes para darle curso a sus jugosos
negocios.
Por lo tanto, difícilmente estamos ante un escenario
en el cual podamos predecir la disminución del contrabando en
Michoacán, la tendencia a esta actividad está motivada por la propia
dinámica de la acumulación capitalista, y no se solucionará de este
modo. ¿Esto significa que quienes se esforzaron honestamente en este
movimiento lo hicieron en vano? De ninguna manera, yo destacaría
principalmente los siguientes logros:
- Se le indicó a las
empresas ilegales que el pueblo puede poner también sus límites y que
determinados abusos pueden resultarles muy caros; esto no acabará el
problema de fondo, pero de momento podrá salvar algunas vidas y evitar
algunos excesos.
- Se le dio al pueblo de México una muestra
muy interesante de las cosas que se pueden lograr cuando se está
organizado y decidido, cuando se vence el miedo y se decide enfrentar
de manera directa y cabal a quienes se presentan como intocables e
invencibles. Esa fue la señal que el Estado mexicano vio con alarma y
la que seguramente querrá opacar.
- En la Historia la
experiencia no es poca cosa, contribuye al desarrollo político de las
clases explotadas y nos permite renovar ideas, tácticas, técnicas de
lucha y consolidar algún aprendizaje colectivo. Quienes participaron de
manera honesta en dicho movimiento, ahora cuentan con más experiencia,
ahora saben lo que antes no sabían y su potencial ahora es mayor que
cuando ésta lucha comenzó. Tal vez pasará tiempo antes de que volvamos
a saber de algunos de ellos, tal vez unos meses o tal vez unos años,
pero la Historia no puede borrarse desde los canales de televisión. El
principal reto que tienen ahora es convertir esa experiencia en mayor
eficacia de lucha y resistir ante la descomposición social y las
fuerzas que tratarán de anularlos políticamente.
Por otra
parte, es claro que este problema seguirá en México, pues como ya
señalé tiene hondas raíces en el proceso de acumulación capitalista,
todavía correrá mucha sangre y muchas injusticias se cometerán, pero
por ahora creo que es importante decir que ni el Estado, ni las
organizaciones empresariales de contrabandistas, ni el pueblo, podrán
olvidar un buen tiempo, este capítulo que duró más o menos un año y que
se llamó “Las autodefensas de Michoacán”, cada quién habrá de tomar sus
cartas en el asunto y la Historia seguirá su curso.
Andrés Avila Armella. Miembro del Buró Político del Partido Comunista de México (PCdeM) www.partidocomunistademexico. org También es Dr. En Estudios Latinoamericanos y Sociólogo por la Universidad Nacional Autónoma de México.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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