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Más de 100 representantes de organizaciones civiles se unieron para
presionar al Senado de Estados Unidos para que apruebe una ley contra
la violencia hacia las mujeres y las niñas en el mundo y para
desalentar el matrimonio infantil, tras la conmoción por el secuestro
de más de 200 adolescentes en Nigeria.
Un grupo bipartidista de senadores presentó el día 9 un nuevo
proyecto de Ley Violencia Internacional Contra las Mujeres (Ivawa, por
sus siglas en inglés), que incluye fondos para iniciativas que atiendan
los principales objetivos de la norma y requieran una mayor
coordinación entre las distintas agencias estadounidenses que se ocupan
del fenómeno.
“De aprobarse, habrá una norma y una política estatal en Estados
Unidos sobre la violencia contra las mujeres que no dependerá de la
orientación política de ningún gobierno”, precisó Jacqueline Hart,
vicepresidenta de evaluación, investigación y aprendizaje estratégico
del American Jewish World Service (AJWS), en entrevista con IPS.
AJWS es una organización de derechos humanos y desarrollo
internacional que ayudó a instrumentar la movilización que el grupo
representativo de activistas realizó el martes 13 para presionar al
Senado.
Este proyecto no es nuevo en el Congreso legislativo. Una versión
anterior quedó por el camino porque a los legisladores del opositor y
derechista Partido Republicano les preocupaba que pudiera utilizarse
para apoyar abortos y otros derechos reproductivos de las mujeres.
La nueva versión fue aprobada por la Cámara de Representantes a fines del año pasado y parece que sucederá igual en el Senado.
La violencia de género es una de las violaciones de derechos humanos
más extendidas en el mundo y es objeto de uno de los mayores grados de
impunidad, según varias organizaciones como Amnistía Internacional, con
sede en Londres, y Human Rights Watch, con sede en Nueva York.
Por lo menos una de cada tres mujeres fue golpeada, forzada a
mantener relaciones sexuales o sufrió otro tipo de abuso en su vida,
según ONU Mujeres, la entidad de la Organización de las Naciones Unidas
para la equidad de género y el empoderamiento femenino.
“El proyecto de ley concede prioridad diplomática a la necesidad de
terminar con la violencia contra las mujeres y las niñas”, remarcó la
senadora republicana Susan Collins, una de los impulsores de la
iniciativa.
“El mundo acaba de ver un ejemplo espantoso de mujeres y niñas
tratadas como propiedad y moneda de cambio político en Nigeria, donde
la organización terrorista Boko Haram secuestró a 200 adolescentes y
amenaza con venderlas como esclavas u obligarlas a contraer
matrimonio”, recordó la senadora.
“Por desgracia, esa no es solo la perspectiva de dirigentes
terroristas, el Centro Internacional de Investigación sobre Mujeres
(ICRW, por sus siglas en inglés) dijo que una de cada nueve niñas en el
mundo contrae matrimonio antes de los 15 años. Es una práctica dañina
que les quita dignidad y, a menudo, atenta contra su educación, así
como aumentan los riesgos para su salud y se perpetúa la pobreza”,
añadió.
La ley respaldará programas a favor de normas nacionales que
penalicen la violencia y los abusos contra mujeres y niñas, y también
los que capaciten a la policía, a los fiscales y a los jueces sobre
cómo manejar estos casos y que amplíen los centros de salud especiales
para ellas. También apoyará proyectos que les ofrezcan más opciones de
vida, en particular en materia de educación y oportunidades económicas,
y en países donde el matrimonio infantil es una práctica común.
Unas 14 millones de niñas y adolescentes contraen matrimonio cada
año antes de cumplir los 18, según la organización Girls Not Brides
(Niñas no novias). La mayor proporción de matrimonios infantiles
ocurren en la región africana del Sahel.
En Níger, 75 por ciento de las niñas se casan siendo menores de
edad, seguido de la República Centroafricana y de Chad. El matrimonio
precoz se da en todo el mundo, aunque la mayor cantidad de casos se
registra en India.
Según ONU Mujeres, hay 64 millones de niñas casadas en el mundo.
El matrimonio precoz somete a las niñas a distintos tipos de abusos, desde violencia sexual hasta problemas de salud.
También aumenta las posibilidades de abuso físico o sexual en la
relación. En Etiopía, 81 por ciento de las adolescentes casadas
describió su primera experiencia sexual como forzada.
Además, este problema está estrechamente relacionado con el
desarrollo. Con la reducción de 10 por ciento de los matrimonios
precoces se podría disminuir 70 por ciento la mortalidad infantil,
según Girls Not Brides.
La movilización en el Capitolio, sede del Congreso legislativo
estadounidense, se realizó después de un encuentro organizado el lunes
por AJWS, donde se presentó una nueva investigación sobre matrimonio
precoz realizada por Nirantar, una organización feminista de India.
La investigación, que todavía no fue publicada, no se concentra en
la edad apropiada para contraer matrimonio, sino que indaga en el papel
que esta institución desempeña en la estructura social de India.
“Cuando se habla de matrimonio precoz, siempre se pone el foco en la
parte precoz de la cuestión, y no en la parte de matrimonio”, observó
Archana Dwivedi, subdirectora de Nirantar. “¿Qué tiene de mágico el
número 18?”, inquirió.
“Siempre solemos usar matrimonio infantil como sinónimo de
matrimonio forzado, pero no es así”, explicó en entrevista con IPS. “No
todos los casamientos de menores de 18 años son forzados ni todos los
de mayores de 18 son por elección”, puntualizó.
“Imagine un gay casado con una niña o una niña lesbiana casada con
un hombre. Podría resultar igual, si no más traumático, pues el
matrimonio es una licencia para las relaciones sexuales”, remarcó.
Concentrarnos en la edad nos distrae de las mayores de 18 años que
siguen sufriendo las consecuencias de haberse casado jóvenes, continuó.
Aunque las solemos pasar por alto, las consecuencias van más allá de la
salud física de las mujeres.
“Se pone demasiado énfasis en la salud materna, lo que refuerza la
visión patriarcal de las mujeres como meras reproductoras de niñas y
niños sanos. ¿Pero qué hay de su salud mental, de cómo se sienten?
Después del matrimonio se dan por sentadas todas las oportunidades de
la vida, no queda nada para soñar ni nada que desear”, explicó.
Dwivedi sostuvo que las organizaciones que trabajan para terminar
con el matrimonio infantil deben aplicar diferentes indicadores para
evaluar la efectividad de su trabajo.
Muchas de ellas registran cuántos matrimonios evitaron o demoraron,
pero no se concentran en la necesidad de cambiar los patrones
culturales y sociales sobre el matrimonio precoz ni sobre la propia
institución.
Es poco probable que aceptando las explicaciones comunes sobre el
matrimonio precoz, como culpar a la pobreza, se logren cambiar
actitudes profundamente arraigadas.
En cambio, prestar atención a las expectativas relacionadas con el
matrimonio en sí mismo generará más opciones para las niñas y las
mujeres y, por lo tanto, las empoderará
“Aun en las familias urbanas de clase alta, los padres gastan la
mitad de su dinero en la educación del varón y la otra mitad en el
casamiento de su hija”, apuntó.
“El problema es que los padres creen que el matrimonio es la única
opción viable para las niñas. Actúan con la mejor intención para que
sus hijas se asienten y no para arruinarles la vida, sino para
estabilizarlas. Pero hay un problema con nuestra idea de estabilidad”,
subrayó Dwivedi.
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