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El
numeral 3.5.4.1 de las Reglas de Operaciones del Programa de Desarrollo
Humano "Oportunidades" topa el monto de la ayuda monetaria directa de
la siguiente manera: “la familia podrá recibir hasta 3 apoyos por
concepto de Apoyo Infantil, monto que también estará sujeto al monto
máximo mensual de becas”.
Esta limitante, señala la secretaria Rosario Robles, fue introducida en el 2010 durante el gobierno de Felipe Calderón;
pero fue validada con peculiar entusiasmo el pasado 30 de abril en
Nayarit por la actual funcionaria, en un arrebato verbal del cual ya ha
ofrecido amplias disculpas públicas.
La corrección, sin embargo,
debe ser institucional; es decir, incluir la derogación de esa regla
discriminatoria, porque contradice la presunta universalidad y
progresividad del programa, además de considerarnos infelices y
desdichados a quienes provenimos de familias numerosas.
Veamos algunos casos.
El
presidente Enrique Peña Nieto con su familia nuclear de seis hijos, y
Vicente Fox con su familia ampliada de siete hijos, jamás podrían
acceder al programa "Oportunidades" (no lo necesitan, pero si algún día quisieran hacerlo serían vistos con muy malos ojos en Sedesol).
La
misma suerte correríamos los Monreal en Zacatecas, integrados por 14
hermanos, que no podríamos aspirar siquiera a solicitar una cédula de
registro al programa.
¿Qué pensarán en esa dependencia de
familias numerosas como la de Mía Farrow y Woody Allen con sus 10 hijos
adoptados; la de Angelina Jolie y Brad Pitt con sus seis críos
(adoptados también), y la de Madonna con sus cuatro vástagos?
Seguramente ellos ni saben que existe "Oportunidades", pero este
programa sí cree saber que “la familia pequeña vive mejor”, por lo que
debemos concluir contrario sensu que las familias numerosas viven en la precariedad y en la infelicidad.
No
hay evidencia sólida para dictaminar que el número de hijos, por sí
solo, determine el grado de bienestar o pobreza de una familia.
Factores como el empleo, la educación, la movilidad social y la
distribución de la riqueza son más determinantes que la cantidad de
hijos.
En la década de los sesenta el promedio de hijos de las
familias mexicanas era de seis y el país creció al 6% anual durante 15
años, bajo el modelo estabilizador. Hoy el promedio son 2.4 hijos y la
tasa de crecimiento económico ha sido de 2.1% durante 25 años,
incrementándose la desigualdad y la pobreza. ¿No debería ser al revés?
En
suma, no es el número de hijos sino el modelo de distribución de la
riqueza y la renta nacional lo que determina la pobreza o prosperidad
de las familias.
Que sea el índice de Gini y la curva de Lorenz
lo que inspire las reglas de operación de "Oportunidades" y no la ley
de Herodes. Por ello, la regla de operación de los tres hijos debe
derogarse por discriminatoria, retrógrada e inhumana.
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