DESDE LA LUNA DE VALENCIA
Especial
Por: Teresa Mollá Castells*
Cimacnoticias | España.- Una semana, mejor dicho unos días, largos días bastante duros para las militancias feministas.
El secuestro de más de 230 niñas y adolescentes en Nigeria a manos de los islamistas radicales Boko Haram que, además han amenazado con venderlas como esposas y con utilizarlas como escudos humanos en sus luchas contra la supuesta “occidentalización” de su sociedad, me rompe el corazón, como supongo que a muchas personas, mujeres y hombres que creemos y luchamos por una sociedad más igualitaria y justa.
Las niñas y mujeres “sólo” iban a la escuela. Ése ha sido su error. Ir a la escuela. Pero para esas bestias radicales las mujeres somos poco más o menos como animales y, por lo que demuestran con sus bestialidades, así tratan a estas jóvenes que esperemos que puedan ser rescatadas en breve.
La implicación internacional de forma tan descarada como se está haciendo y desde mi punto de vista, tan mediática, puede traerles consecuencias a estas inocentes.
Y me explico. Cuando se secuestra a personas occidentales por sus funciones como periodistas, cooperantes, etcétera, después de dar la noticia sobre el secuestro comienza un tenso silencio en el que comienzan a tener importancia las estrategias que cada parte pone en juego para que el plagio en cuestión se resuelva lo más rápidamente posible y con un excelente resultado para las personas secuestradas.
En este caso, se ha puesto en marcha toda la artillería mediática occidental que, desde mi punto de vista también, puede perjudicar y mucho a las secuestradas porque pone en riesgo, en mayor riesgo quiero decir, sus propias vidas teniendo en cuenta que las bestias las han secuestrado precisamente por estar tomando formas “occidentalizadas”.
Las fotos de personalidades como la esposa del presidente de Estados Unidos, Michelle Obama, aunque hecha con la mejor intención, creo que a las niñas no les hace ningún favor. Más bien al contrario, aunque como reclamo social y de implicación es todo un detalle por parte de la primera dama mundial.
Le pediría que se implicara un poco más también con las mujeres de Afganistán, Irak y tantas otras que, quizás como consecuencia de las acciones bélicas iniciadas por quienes presidían su moderno y potente Estado, han perdido calidad de vida e incluso la propia vida a manos de bestias como estos de Nigeria y sólo por ser mujeres.
Esperemos que quienes entienden de estas cosas no pongan en riesgo innecesariamente la vida de las niñas y que ellas puedan ser devueltas a sus familias sanas y salvas lo más rápidamente posible.
Otra barbaridad de la que nos hemos enterado esta semana es de la muerte de una mujer hindú quemada viva por su familia política por no poder pagar la dote.
Según esta espeluznante noticia, a pesar de que esta práctica está prohibida por la ley, son sumas cada vez más elevadas las que las familias de los novios les piden a las novias para casarse, lo que está conllevando un mayor índice de mujeres asesinadas por sus familias políticas y un mayor número de suicidios de mujeres que prefieren morir antes que arruinar a su familia.
¿Acaso no es esto bestialidad en estado puro? ¿No es esto terrorismo social, estructural, machista y no sé cuántas cosas más?
Es terriblemente doloroso observar cómo mientras en las mesas de los grandes gobiernos del mundo se hacen esfuerzos para parar guerras interesadas como lo son la de Siria, que lleva desangrándose varios años, o la de Ucrania, cuyos verdaderos intereses no son los que aparecen en los medios, nadie se preocupe de las muertes, asesinatos, mutilaciones, trata de personas, esclavitudes sexuales… que sufren tantas mujeres en el mundo.
Y cuyas consecuencias son terribles no sólo para ellas y sus familias sino también para la comunidad internacional porque con cada muerte, asesinato o mutilación se resta un talento que podría aportar inteligencia y trabajo al conjunto de la comunidad. Pero eso parece no importar nada.
Al fin y al cabo, parecen decir los actos de quienes mantienen el orden social, sólo se trata de mujeres… y como vemos, queda comprobado que la vida de las mujeres vale infinitamente menos que la de los hombres en todo el mundo y a los hechos me remito.
Y por si nos quedaba algún rincón del corazón o de la mente que no estuviera dolorido por estos hechos internacionales que tan bien les están viniendo a los mandatarios mundiales, puesto que están desviando el interés de lo que ocurre tanto en Europa del Este como en Siria, por ejemplo, si quedaba algún recóndito lugar indoloro, como decía, en nuestro Estado español, ése que está saliendo de la crisis según nuestro desgobierno y sus alianzas económicas internacionales (recordemos que justo en 15 días tenemos elecciones europeas y se ha de vender como sea la salida de esta estafa llamada crisis) en este estado en el que el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, sólo aparece para no decir nada real o para dar ruedas de prensa sin que nadie pueda preguntar nada o en el que se pretende imponer maternidades forzadas a las mujeres, o en el que se indulta a kamikazes que han matado en la carretera y niegan el indulto a quienes no piensan y son como ellos, pues bien en este Estado teóricamente de Derecho, esta semana ha permitido la entrada en prisión a Mari Carmen, la mujer que mató al violador de su hija. La metieron en la cárcel después de haberle negado varios indultos, cuando en Semana Santa aquí se indulta hasta el tato.
No estoy justificando que lo que hizo Mari Carmen sea correcto, ni mucho menos, pero en ella, en Mari Carmen, el patriarcado ha querido hacer pagar por todos los asesinos terroristas que están encarcelados.
En Mari Carmen, por quien no se ha dicho (al menos que yo sepa) ni una sola palabra de compasión por los de faldas largas y negras, y los de los frufrus se han cebado y el gobierno no ha indultado, se ha querido mandar un mensaje a todas las mujeres para que llevemos cuidado con las denuncias, porque ellos son los que siguen mandando y teniendo el poder y que, de alguna manera son intocables.
Que sus vidas, las de ellos o, mejor dicho, las vidas de quienes ellos elijen, porque tampoco es la de todos, son intocables y nosotras debemos respetarlas a pies juntilla puesto que sólo somos mujeres.
El mensaje que han querido mandar está claro: ni se les ocurra rebelarse, puesto que seguimos siendo nosotros quienes decidimos sobre sus vidas e incluso sobre sus fortunas y para mantener este estatus haremos lo que sea necesario.
Un mensaje patriarcal, clasista y misógino a más no poder que lleva implícito un mensaje de violencia estructural importante y que hay que desenmascarar cada minuto. Se está ejerciendo violencia estructural contra las mujeres en todo el mundo, incluso en Estados teóricamente modernos y avanzados.
Esto que escribo esta semana está directamente relacionado con esa violencia que se ejerce desde las estructuras para que las mujeres sigamos siendo sumisas al patriarcado y a los papeles que éste nos ha asignado en cada lugar del planeta.
Como decía al principio, ha sido una semana demoledora en muchos sentidos y ámbitos, pero también he de decir que me reconcilia con la sociedad saber que somos muchas las que plantamos cara y creamos redes para denunciar y para acusar y señalar con el dedo a aquellos que se revisten de poder y de autoridad cebándose en las mujeres, pero en realidad lo que ocultan es terror a perder ese poder y esa autoridad mal entendidos.
Somos muchas y seguimos sumando y eso es bueno para toda la sociedad que crea que sumar esfuerzos, talentos y trabajos de mujeres y hombres conjuntamente la hace crecer y superar adversidades de una forma mucho más democrática que lo que nos quieren hacer creer es la democracia actual.
tmolla@telefonica.net
*Corresponsal en España. Periodista de Ontiyent.
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