2/26/2015

Despidos canallas

Manuel Bartlett
Dolosamente, envuelto en el engaño y la manipulación característicos de la reforma energética de Peña Nieto, inicia el despido de trabajadores de Pemex, pretextando la caída de los precios del petróleo. El despido no surge con la contingencia presupuestal, es parte un diseño decretado en las reformas constitucionales y legales. El propósito de la reforma: eliminar a Pemex como empresa para el desarrollo nacional, disminuida, como empresa privada, de extracción, imposibilitada de competir con las transnacionales, conducirá a su desaparición. 
Previamente Lozoya y Romero Deschamps firmaron un convenio para “redimensionar la plantilla sindical”, recorte, pero Lozoya en el Senado negó que despedirían trabajadores. En la Reforma Constitucional, Segundo Transitorio, se estableció que los derechos laborales se respetarían, pero el Vigésimo establece que “su régimen de remuneraciones será distinto al previsto en el artículo 127 constitucional”, o sea no corresponderá a su responsabilidad como servidores públicos, que dejan de serlo, sino como empleados de empresa privada, que es en lo que deviene Pemex, y elimina garantías laborales del pacto social del Estado con sus trabajadores. El artículo 13, fracción IX, de la Ley de Pemex da al Consejo de Administración la facultad para “aprobar las provisiones económicas máximas para la negociación del contrato colectivo de trabajo”, o sea elimina derechos que establece el contrato colectivo de los petroleros. El artículo 73 establece que las remuneraciones del personal obedecerán a “las condiciones del mercado laboral nacional e internacional y las empresas conservarán a los trabajadores idóneos para cumplir eficazmente con su objeto”, de empresa privada “redimensionada”. El Noveno Transitorio afirma que el cambio de su naturaleza jurídica “no deberá afectar los derechos de los trabajadores en activo ni de los jubilados y pensionados”, pero perversamente el Tercero Transitorio de la reforma de la Ley de Deuda Pública incluyó que “el gobierno federal podrá asumir una proporción de la obligación de pago de las pensiones y jubilaciones en curso, siempre que Pemex modifique su Contrato Colectivo de Trabajo, el Reglamento para el Personal de Confianza e implemente un programa de austeridad. Dichas modificaciones deberán conllevar a una reducción de las obligaciones de pago de pensiones y jubilaciones de la empresa”. 
El secretario de Energía, falaz, atribuyó el recorte de personal a los bajos precios del crudo, tangencialmente para mantener eficiencia en la competencia con la iniciativa privada, que demanda la reforma energética, ocultando que el recorte masivo está anunciado en los textos de la reforma; eso sí, “con todo respeto a los derechos laborales que serán indemnizados”, o sea despedidos. El cómplice Romero Deschamps afirma que ese recorte presupuestal obliga una “depuración” de la planta laboral; cuando en el Senado, durante el proceso de reforma, se le acusó de que con su apoyo se estaba aprobando el despido de los trabajadores por él representados y la pérdida de sus derechos, lo negó. Ahora acepta que el Consejo de Administración definirá dónde se aplicará el recorte presupuestal, o sea los despidos, que llama “depuración”. 
Los trabajadores petroleros pierden su contrato colectivo; sólo no serán despedidos los trabajadores “idóneos” que decida el Consejo de Administración; sus remuneraciones obedecerán al mercado nacional e internacional, abstracción discrecional. Serán despojados de sus derechos constitucionales a pensiones y jubilaciones. Todo orquestado antes a la caída de los precios del petróleo. 
Mediante el espurio control sindical y la desinformación de los medios de comunicación se ha ocultado a los trabajadores la brutalidad en su contra de la reforma energética, reforma ruin impulsada por el Presidente de la República contra de trabajadores mexicanos que han sostenido nuestro desarrollo. Desaparecerá Pemex si los mexicanos lo permitimos.
Senador de la República 

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