9/21/2015

Ayotzinapa: Las razones del equipo argentino



Peritos argentinos en el basurero de Cocula. Foto: Germán Canseco
Peritos argentinos en el basurero de Cocula.
Foto: Germán Canseco
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La “versión histórica” de la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa sigue desmoronándose.
El domingo 6 el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos descartó científicamente que los jóvenes hayan sido asesinados y calcinados en el basurero de Cocula, como lo proclamó Jesús Murillo Karam cuando era procurador general.­
El jueves 17 tocó el turno al Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) de manifestar sus reservas sobre el anuncio que hizo la víspera la procuradora general de la República, Arely Gómez, de que la Universidad de Innsbruck, Austria, había identificado entre las cenizas enviadas para su análisis a Jhosivani Guerrero de la Cruz, restos que se sumarían a los de Alexander Mora Venancio, detectados en diciembre del año pasado.
Esa noche, el EAAF fijó su posición en un comunicado. Si bien reconoció “la alta calidad científica” del laboratorio de Innsbruck, reforzó sus dudas expuestas en febrero de este año sobre la manera en que fueron utilizados los restos para identificar a Mora Venancio y Guerrero de la Cruz, mismos que presuntamente estaban en una bolsa de nylon y fueron rescatados por buzos de la Secretaría de Marina del fondo del Río San Juan, en Cocula.
Los forenses argentinos, reconocidos por su labor en la identificación de víctimas de la dictadura militar en Argentina, así como en Bosnia, Angola y Kosovo, entre otros países en conflicto, retomaron en su análisis la conclusión del GIEI acerca de la imposibilidad de que el destino final de los 43 estudiantes de Ayotzinapa fuera la incineración en el basurero.
El EAAF reveló que el resultado de las pruebas del “método experimental de Secuencia Masiva Paralela” realizado por los expertos de Innsbruck para identificar a Guerrero de la Cruz les fue presentado “un par de horas antes del anuncio público” de Arely Gómez.
Para los forenses argentinos “la coincidencia genética mitocondrial de la muestra ósea 16-29102014 y la madre de Jhosivani Guerrero de la Cruz no es considerada por el EAAF como resultado identificatorio definitivo”.
Su explicación para considerar “una posibilidad” y no una certeza el resultado expuesto por la procuradora es que los sitios “de recuperación de restos son inciertos y problemáticos”.
Estiman que la identificación genética mitocondrial de Guerrero de la Cruz seria valiosa si se tratara de un “caso cerrado”, en que el número de víctimas por identificar estuviera perfectamente delimitado en tiempo y espacio; “por ejemplo, un accidente de un avión con un listado claro de pasajeros, que serían los únicos a encontrar en el sitio de recuperación de restos”.
Uno de los problemas en el caso de los 43 desaparecidos es que “el EAAF –que ya estaba en el país a petición de los familiares de las víctimas– no estuvo presente en el momento en que buzos y peritos de la PGR mencionaron haber recuperado el 29 de octubre de 2014 una de estas bolsas del río San Juan”. Tampoco “participó en el hallazgo del fragmento de hueso que la PGR indicó haber recuperado dentro de dicha bolsa, fragmento del cual obtuvo una identificación positiva con los familiares del joven Alexander Mora Venancio por vía de ADN nuclear”.
A lo anterior se suma que “el EAAF fue convocado por la PGR cuando ya se encontraba la bolsa de restos abierta y la muestra en cuestión ya se encontraba junto con otras sobre un área de limpieza”, pieza que “se distinguía por su tamaño mayor al resto y especialmente por estar muy poco alterada técnicamente”.
El grupo de forenses argentinos reconoce que participó en la limpieza y análisis de las muestras de esa bolsa, pero indicó que hasta ahora la PGR no les ha entregado una copia de la “cadena de custodia de la bolsa de restos que, según indica la PGR, les fue entregada por buzos de la Marina”, pese a que la han solicitado en diversas ocasiones.
Otro punto que provoca reservas del EAAF es la “presencia de restos humanos en el basurero de Cocula no correspondientes a los normalistas”, como ya lo habían advertido en su comunicado del 7 de febrero pasado. Se refirieron entonces a la localización de una prótesis dental que no pertenecía a ninguno de los estudiantes desaparecidos.
“Por lo tanto –explicó el equipo esta vez– estamos ante un caso abierto y no cerrado. Además, se suma a este contexto el hecho de que existen cerca de 300 denuncias de desa­pariciones ocurridas en los últimos cuatro a cinco años en Iguala. Entonces el valor del resultado obtenido sobre la muestra que podría pertenecer a Jhosivani Guerrero de la Cruz disminuye significativamente y sólo puede ser considerada como una posibilidad.”
Los argentinos retomaron la conclusión del GIEI de que los jóvenes no pudieron ser asesinados y quemados en el basurero de Cocula, basada en un peritaje en incendios y dinámica de fuego. “Por el momento no existen elementos científicos suficientes para vincular los restos hallados en el basurero de Cocula con aquellos recuperados, según la PGR, en el río San Juan”, sostuvieron.
Tras enfatizar que se trata de un caso abierto, “en donde restos de víctimas de distintos episodios de desaparición pueden encontrarse en los mismos lugares de depositación”, aclararon que “existen además serios interrogantes sobre el origen de las muestras analizadas”.
Así, “la coincidencia genética mitocondrial de la muestra ósea 16-29102014 y la madre de Jhosivani Guerrero de la Cruz no es considerada por el EAAF como resultado identificatorio definitivo”.
El cuestionamiento de los forenses sobre el resultado exhibido por Arely Gómez estuvo acompañado de un reproche por el trato desdeñoso hacia los padres de los desaparecidos, pues les presentaron el reporte de Innsbruck minutos antes de que la procuradora lo difundiera ante los medios.
Tras señalar que tuvieron que explicar el informe del laboratorio a esas familias, consideraron que la urgencia de la PGR por hacer pública la información implica el “riesgo de acabar con el derecho de las víctimas a conocer los hechos sobre sus familiares desaparecidos con el debido tiempo y asistencia necesaria”.
Por esa razón el EAAF solicitó a la PGR que “respete los compromisos asumidos en cuanto al trato de los familiares; ninguna familia debería enterarse de este modo de noticias tan delicadas sobre el posible destino de su familiar desaparecido”.

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