El PRD sin líderes propios será liderado por un priísta…
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Memoria
y olvido. El fin de semana pasado se llevó a cabo el 14 Congreso
Nacional Extraordinario del Partido de la Revolución Democrática: la
tercera y muy lejana fuerza política de México; la izquierda que
reniega de su origen: tribus-grupos-intereses políticos y
económicos-aspiraciones de lo que pudo haber sido y no fue; aciertos y
errores o traiciones: todo se resumió ahí. Sí: memoria y olvido de lo
que quiso ser y no es la izquierda mexicana, ya institucionalizada.
Durante muchos años se construyó una izquierda mexicana nacida de
los movimientos sociales que querían cambiar y limpiar la porqueriza
que fue la política mexicana por años. Pensadores y líderes de
izquierda, a la altura del arte, querían transformar lo injusto por
justo, la desigualdad por igualdad, desterrar corrupción y engaño por
distribución igualitaria de la riqueza y gobierno limpio.
Trabajo-casa-comida-educación-salud-sustento-defensa de los desvalidos
que fueron puestos a la orilla de la historia: Era la aspiración:
gobiernos sanos y firmes: democracia sin par…
Porque México tiene vocación de izquierda a pesar del
conservadurismo que aún raja tablas para mantenerse predominante; son
ellos los herederos de quienes enfrentaron al país y construyeron
alianzas para obligar a gobiernos liberales en el siglo XIX; los mismos
que se engañaron trayendo a un emperador austriaco para crear una
monarquía y cuyo líder les salió progresista y por eso lo dejaron sólo;
los mismos que enfrentaron al país de 1926 a 1929…
¿Dónde está la herencia de los Flores Magón, de Mújica, de Heberto
Castillo, de Martínez Verdugo, de Rincón Gallardo y de muchos más que
aportaron vida e ideas para fortalecer a esa izquierda siempre
perseguida, luego incorporado y hoy deshecha entre sus manos…
En un Congreso de malabares en donde todos se pusieron de acuerdo y
nadie salió contento, se decidió crear una especie de Frankenstein
político: El PRD sin líderes propios será liderado por un priísta al
que le derriban candados para que sea perredista al vapor.
En su debilidad electoral y popular el PRD firma compromisos para
hacer alianzas electorales en 2016 con el Partido Acción Nacional (PAN)
el conservadurismo nacional: agua y aceite juntos: todos contra la
aparente fortaleza del PRI en las elecciones del año siguiente y con
vistas a las elecciones presidenciales del 2018.
Es cierto que en política-electoral están permitidas las alianzas
entre partidos. Ocurren en democracias consolidadas. Pero aquellas
tienen el sentido de la salvación del país y de su preservación, no de
la salvación del partido como es hoy el caso mexicano del PRD que está
dispuesto a entregar su alma a Gómez Morín por mantenerse en el
gobierno y debilitar aún más nuestra muy incipiente y muy costosa
democracia.
Pero ya está consumada la transición. Ya se abrieron las puertas
para que a los perredistas les conduzca Agustín Basave, el mismo que el
27 de agosto dijo que podrían ir en alianza con el PAN en las
siguientes elecciones, aun sin ser dirigente perredista…
Y dicho y hecho: salió como él quería: se anuncian esas alianzas
extrañas para ganarle al PRI, aunque se olvidan que el mismo presidente
mexicano ha mostrado tal debilidad que, al mismo tiempo debilita a su
partido y, por lo mismo, en el PRI pusieron como su dirigente a un
priísta de vieja historia, al que el mismo Ejecutivo detesta, pero al
que necesita: Manlio Fabio Beltrones.
Parece que no recuerdan que en el pasado se han aliado y han
terminado en gobiernos fallidos, como es el de Oaxaca en donde gracias
a sus amarres llegó al gobierno el señor Gabino Cué y un grupo que se
apropia de bienes y derechos sin que nadie hubiera votado por ellos. El
fracaso de aquella entidad debería servir de ejemplo de lo que es
llegar al poder, sin poder, sin con ambición. Ni PAN ni PRD existen en
el gobierno oaxaqueño.
Dice el señor Agustín Basave que no será rehén de las corrientes
internas del PRD. No por el momento porque esas corrientes internas, en
su mayoría, lo pusieron ahí para mandar. Pero serán esas mismas
corrientes y sus intereses diversos los que se encargarán de recordarle
que no todo el monte es de orégano, como ocurrió ya con Carlos
Navarrete que adelantó su salida de la dirigencia: entre errores y
presiones: ausencias y engaños…
¡Lástima Margarito! Tan bueno que hubiera sido tener un partido de
izquierda fuerte, grandioso, representante del ideal de miles,
incluyendo a los excluidos muchachos mexicanos que no se encuentran en
ningún partido político de hoy…
Pero todo se andará. Se conseguirá algún día. Ojalá. Aún es tiempo
porque los problemas sociales están ahí, los reclamos crecen cada día
más y México, a pesar de todos ellos: priístas-panistas-perredistas y
rémoras sigue ahí: vivito y coleando… y de ahí saldrá la izquierda
nueva que no se avergonzará de decir su nombre y que no entregará su
alma por un plato de lentejas.
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