Antonio Gershenson
El aumento en
la importación de gas natural desde Estados Unidos es salvaje. Ya no es
sólo Petróleos Mexicanos (Pemex), la privatización implica mayores
importaciones también.
En 2014, México importaba 25 por ciento, en 2010 una parte mínima, en
2012 el doble que en 2010, y en la primera mitad de 2017, ya importaba
casi el triple que lo de 2012. En esta mitad de año, recién terminada,
la importación de gas aumentó, con respecto al año inmediato anterior,
30 por ciento. La importación de 2017 fue nueve veces la de 2007.
Yacimientos de gas, sobre todo en el norte, han sido clausurados. A
los funcionarios no les importa que el gas sea una materia prima clave
de varias industrias, y se abandona el apoyo que Pemex dio durante
décadas al desarrollo industrial nacional, con combustibles y materiales
necesarios para sus productos, no sólo con el gas sino con
petroquímicas como materia prima.
La política económica empezó a cambiar desde 1982, y el crecimiento
económico cayó desde el periodo de 1950 hasta 1982, con 6.5 por ciento
anuales, hasta 2.6 por ciento anuales, desde este último año hasta 2016.
Se considera por los miembros principales del gobierno que más de 2 por
ciento por año es una gloria, difícilmente sostenida en un futuro
inmediato.
Esto contrasta con nueve países que, según el Banco Mundial, tuvieron
un crecimiento promedio desde 2007, mayor a 5 por ciento anual. Cuatro
de ellos, China, India, Mongolia y Uzbekistán, crecieron en más de 7 por
ciento anual.
La entrega de la economía pública a trasnacionales
(desnacionalización total o parcial), y en menor escala a
multimillonarios nacidos en este país, crece sin cesar. Así como Pemex
fue un acelerador del crecimiento económico nacional, ahora lo es del
trasnacional y contra la nación. No sólo en lo económico, se acelera la
derechización de la política, y se siguen las instrucciones del norte,
dado el proceso de cambio en la relación económica con Estados Unidos.
Así, se dan las medidas contra Venezuela, Corea del Norte, y los que se ordenen. El terremoto agudiza los problemas.
A veces se habla contra la corrupción, para simular hasta qué punto
les es aplicable esa conducta. Algunos de sus funcionarios son
castigados, pero en general con buen trato. Empresas extranjeras que en
sus respectivos países son juzgadas, aquí siguen con sus contratos y
recibiendo sus dinerales. Es el caso de Brasil (Odebrecht) y España
(Ohl), por ejemplo.
La expulsión (generalmente quemado) del gas natural también ha
crecido durante lo que va del sexenio actual. En cuanto al gas natural, y
por Pemex, el
gas a la atmósferaaumentó de 124 mmpcd (millones de pies cúbicos diarios) en 2013 a 511 en 2016. Cuatro veces de gas quemado en tres años.
Tal vez nuestro país gane el campeonato mundial de la corrupción, ahora que están de moda los campeonatos.
Por cierto, se están recordando públicamente hechos de corrupción
durante los gobiernos presididos por el Partido Acción Nacional. Y de
los que se están aliando con ese partido, dizque desde la izquierda,
tampoco algunos de sus gobernadores han salido limpios.
Todos deben poner este problema en un primer plano. Y recordar, si
llegan a ganar alguna elección, que tienen una gran responsabilidad con
los que votaron por ellos y con los humanos en general.
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