Bajo la lupa
Alfredo Jalife-Rahme
Son pocas las buenas noticias, como el plausible diálogo de las dos Corea bajo el
espíritu olímpico de invierno, en medio del profundo caos global provocado por la decadencia de EU y el clásico llenado de sus vacíos geoestratégicos por Rusia y China (https://goo.gl/CuAiv3).
Vale la pena escuchar las declaraciones de los tres mandatarios
supremos del planeta en referencia a la distensión de las dos Corea y al
arranque de sus negociaciones después de dos años de parálisis
–curiosamente: un año que correspondió a Obama y otro a Trump.
Llama profundamente la atención que los geoestrategas chinos y rusos
admitan en forma realista el rol primordial de EU que, por lo menos, no
ha torpedeado el espectacular acercamiento entre Pyongyang y Seúl, cuya
reunión desembocó en varios notables acuerdos: la participación de
Norcorea en los Juegos Olímpicos del 9 de febrero en Sudcorea a 38
kilómetros de la transfrontera; el aplazamiento de los ejercicios
militares conjuntos de Sudcorea y EU; y el cese de pruebas nucleares y
misilísticas de Norcorea.
A juicio de Wang Sheng –profesor de la Universidad Jilin– “Norcorea
siguió el objetivo de probar armas nucleares y misiles como moneda de
cambio (bargaining chip) para forzar a EU a negociar” (https://goo.gl/Uf5t8U).
Wang Sheng aduce que Norcorea,
atrapada en un aislamiento diplomático bajo durezas económicas, busca
mejorar las relaciones con Sudcorea para obtener beneficios economicos. A su juicio, la
suspensión del desarrollo nuclear armamentista de Sudcorea evita el riesgo de una guerra de EU.
Wang Sheng alaba el “éxito de la política del lúcido mandatario sudcoreano Moon Jae-in de
cooperación pacíficacon Norcorea y comenta que el resultado del diálogo intercoreano debe ser visto como la
versión experimentaldel
congelamiento por otro congelamiento–que justamente impulsaron China y Rusia.
En su novena llamada por teléfono al presidente sudcoreano –quien a
sus 64 años ha resultado un estupendo estadista–, Trump manifestó estar
abierto a charlas directas (¡mega-super-sic!) con Norcorea
en el momento apropiado, bajo las circunstancias adecuadas.
El mandatario sudcoreano también expresó su disposición a reunirse con su homólogo norcoreano
cuando se cumplan las condiciones.
Dejo de lado las amenazas de The Wall Street Journal (08/01/18) y la estrategia de
nariz sangrientade golpes militares limitados contra Norcorea por EU.
Por su parte, el mandarín chino Xi Jinping también habló por teléfono
con el presidente Sudcoreano y expresó su pleno apoyo al diálogo
intercoreano, así como a su reconciliación y cooperación (https://goo.gl/imMKS5).
El zar Vlady Putin afirmó que el mandatario norcoreano Kim Jong-un
obviamente (sic) ganó este roundy comentó que Kim era un político hábil y maduro” a sus 34 años.
A juicio del zar Vlady –uno de los máximos geoestrategas del siglo XXI junto al mandarín Xi Jinping–, Kim Jong-un
completó su objetivo estratégico: posee el arma nuclear, tiene misiles de alcance global (¡mega-súper-sic!), hasta de 13 mil kilómetros que pueden alcanzar casi cualquier punto del planeta. Putin refirió además que el mandatario norcoreano desea tranquilizar la situación.
El zar Vlady es todavía más hábil al puntualizar los alcances misilísticos de Norcorea, sin citar
obviamentea Estados Unidos (https://goo.gl/9iPYWq).
Quizá la muy capaz diplomacia rusa, que sabe calibrar los alcances
misilísticos retóricos de Trump, haya aconsejado al juvenil mandatario
norcoreano de que había llegado el tiempo de negociar con sus hermanos
de Sudcorea, lo cual puso en desventaja las fanfarronadas de Trump,
quien había amenazado borrar de la faz de la tierra a Norcorea.
Cada vez se asienta más la deliberada doble personalidad
disociativa de Trump –quien un día opera como el bondadoso doctor Jekyll
y otro día como un transformado maldito Hyde después de haber ingerido
su poción bélica–, para confundir a su contraparte cuando estira la liga
al máximo para negociar en óptimas condiciones y luego ceder en el
punto idóneo después de haber obtenido un mínimo de concesiones, de
acuerdo a su manual El Arte de Negociar(https://goo.gl/ZPtDvR).
Después de haber recibido a la primer ministro de Noruega Erna Solberg, Trump declaró sorprendentemente que
colaborar con países, sea Rusia, (sic) o China (sic) o India (nótese la secuencia), o cualquiera de los países que rodean este mundo, es una muy buena cosa. No es una mala cosa.
Dejo de lado el primitivismo lingüístico de Trump, pero no deja de
inquietar su perturbador maniqueísmo donde no caben ni matices ni
sutilezas.
El analista Jin Xiangdong, de la Universidad Xiamen, arguye que para
la erradicación total de las tensiones en la península coreana se
requiere la voluntad de EU que no está interesado en acabar con las
tensiones: “ninguna de las partes desea iniciar una guerra, incluyendo
EU. Sin embargo, la paz (sic) en la península coreana no se encuentra en
la agenda de Washington, puesto que, en ese caso, EU perdería el
pretexto de consolidación con sus aliados, Sudcorea y Japón, contra
China, por lo que no habría justificación alguna para la presencia de EU
en Sudcorea, además de que EU perdería un inmenso mercado de venta de
armas si se resuelve la crisis (https://goo.gl/ZREXWd)”.
Tal es el flagrante caso de la venta del sistema misilístico
balístico de defensa (THAAD, por sus siglas en inglés) por EU a
Sudcorea, obligada a comprar por mil millones de dólares.
Cada crisis candente y/o mayúscula, como el contencioso de la
península coreana, tiene su propia resolución y sus propios actores, en
diferentes sincronías y circunstancias geopolíticas.
A reserva de conocer los detalles que empujaron a dialogar a las dos
Corea, dada la situación imperante de caos global que legó Obama y que
exacerbó Trump,
Es notorio que la participación in extremis de China y Rusia evitaron que Trump apretara el botón nuclear que alardeó
ser de mayor tamañoque el de su contrincante retórico de Norcorea.
Insisto: pese a las jeremiadas de Trump, todavía no emprende la
guerra que ha marcado en fechas recientes a cada presidente de EU.
El peligro de una guerra con sello trumpiano es probable que se deba a
dos consideraciones: las fuertes presiones de su yerno talmúdico Jared
Kushner, ligado al eje de Bibi Netanyahu/Sheldon Adelson, para librar
una guerra contra Irán; y la descomposición doméstica que le obligue a
buscar una justificación bélica para sortear tanto la elección de
noviembre como sus avatares judiciales y legislativos (https://goo.gl/CXVEoi).
La “colaboración (Trump dixit)” de las tres superpotencias –EU/Rusia/China– ha llevado a la distensión (
détente) en la península coreana y puede servir de modelo de aplicación en otros frentes cuando y donde colisionen sus intereses, en sus esferas de influencia.
Queda enterrado el difunto formato hexapartita cuando la
bilateralidad de las negociaciones entre las dos Coreas han sido
lubricadas por el esquema tripolar, donde quedó marginada la belicosa
Japón.
Hasta hoy la
diplomacia tripolarde EU/Rusia/China ha evitado una guerra nuclear en la península coreana.
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