Ciudad de México. “Estamos en un estado de
emergencia continental. Tenemos que decirlo así, es la realidad. No hay
guerras declaradas; sin embargo, el número de muertas y muertos, de
desaparecidas y desaparecidos, de muertes por pobreza extrema, por
hambre, por no tener agua, o por enfermedades provocadas por el saqueo
de nuestros territorios, es tan grave que debemos asumir que sí, que sí
hay una guerra”
Así lo dijo Fabiola del Jurado Mendoza, mujer Indígena Nahua, oriunda
de Tepoztlán, Morelos, durante el VIII Encuentro de l Mujeres Indígenas
de las Américas, que se lleva a cabo del 26 al 29 de febrero en la
Ciudad de México.
Con más de 250 mujeres indígenas de 23 países del continente
americano reunidas, cinco líderes, cada una representando una región del
continente, hablaron de la coyuntura política, económica y social que
amenaza el avance en la garantía y reconocimiento de sus Derechos
Humanos.
“Desde hace 10 años ha habido en América Latina situaciones cada vez
más fuertes. Pese a que ha habido avances en derechos de los pueblos
indígenas, estos derechos están en riesgo por la coyuntura política,
económica, social, que se están dando en nuestro continente:
desprotección, crimen organizado, gobiernos conservadores neoliberales,
aún gobiernos también de izquierda que nos siguen debiendo,
desestabilización social, modelos económicos en crisis y que están
afectando nuestras vidas, tenemos que tomarlo en cuenta. El dolor de
nuestros pueblos no es gratuito y necesitamos como mujeres ponerlo sobre
la mesa”, dijo al presentar este panel la indígena Quechua, Esther
Camac.
Aunque cada una con sus particularidades, todas las mujeres indígenas
del sur al norte del continente coincidieron en que en ninguna de las
regiones ni países existe un goce y disfrute pleno de sus derechos, y
que si bien ha habido avances ha sido gracias al trabajo de ellas y no
de los gobiernos. Por el contrario, coincidieron, ellos y sus políticas
representan riesgos de retroceso para nuestros avances.
Por ejemplo, Isabel Ortega, de la organización” Bartolinas Sisas” en
Bolivia, dijo que en su región persiste la violencia contra las mujeres
indígenas, por ejemplo, las violaciones, pero explicó que
específicamente en su país, tras la crisis política de 2019, cuando las
fuerzas militares quitaron a Evo Morales la presidencia, se desataron
agresiones directas por parte de elementos de la fuerza contra las
mujeres indígenas. A esto se suma que ahora los grupos de
“capitalistas”, como ella los llamó, las están despojando de su
territorio y no reconocen los avances que ellas lograron a nombrar
mujeres políticas en su gobierno.
Frente a este escenario, dijo, se requiere forjar estrategias
regionales y garantizar mayor capacitación y orientación a las mujeres y
juventudes.
Por su parte, María Vera Batista de León, de Conavigua, en Guatemala,
alertó que la concesión exacerbada para la minería (tan sólo en
Guatemala hay 344 licencias), la violencia sexual contra las niñas, y la
migración, afecta la vida de las mujeres indígenas en la región de
Centroamérica.
Y Viviane Michel, presidenta de las Mujeres Indígenas de Quebec, en
Canadá, explicó que en el norte del continente es falso que las cosas
están bien para las mujeres indígenas, ya que aún existen leyes
discriminatorias para ellas como la llamada Ley para los Indios (bajo la
cual los pueblos indígenas enfrentaban limitaciones para administrar
sus bienes) y otras que señalan la obligación del reconocimiento de la
paternidad de la identidad indígena de un recién nacido. A esto se suma
la desaparición de mujeres en la región del norte y agresiones contra
las que protestan contra la acción policial.
De cara a la revisión que este año se hará en Chile sobre el
cumplimiento de la Plataforma de Acción de Beijing a 20 años, varias de
las presentes coincidieron en que los gobiernos siguen teniendo deudas
con las mujeres indígenas para garantizarles la autodeterminación,
derecho a los territorios y a defenderlos, y otros derechos específicos
de las mujeres indígenas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario