Pedro Echeverría V.
1. Al romano Marco Junio Bruto se le acusa de ser uno de los conspiradores y asesinos del emperador Julio César en el año 44 AC. Pero hoy “El Bruto” que me interesa citar es la obra dirigida por el gran cineasta Luis Buñuel en la que son estrellas Pedro Armendáriz, Andrés Soler y Katy Jurado. Mi primera pregunta sería acerca del apelativo de “bruto” que a través de las décadas se ha traducido como tonto, violento, fácil de engañar. En la cinta de Buñuel, Armendáriz (el bruto) es presentado como un tonto manipulado por un maldito empresario (Andrés Soler) -dueño de un edificio de rentas- que busca desalojar a decenas de familias miserables de su gran casa de vecindad; pero dado que éstas se niegan, el desalmado rico casateniente, con engaños y dinero, convence al “Bruto” para que éste se deshaga de los cuatro líderes que defienden a la gente.
2. La película me obligó pensar en la enorme cantidad de “brutos” que circulan por todos lados -que por unos cuantos pesos que les sirven para alimentar a su familia- se venden para desbaratar cualquier marcha o provocar problemas en beneficio de los ricos que les pagan. Pero, ¿podemos acaso por miedo o cobardía, dejar de protestar, gritar, pintar paredes, cubrirnos el rostro y permitir que cualquier grupo policiaco o militar nos bloquee nuestro paso? Obvio, si nos bloquean nuestro paso como siempre hace el poder, si nos arrojan gas pimienta ellos, indudablemente son la violencia y de ninguna manera podemos ir a nuestra casa llorando como cobardes nuestra derrota. La historia demuestra que el poder, los gobiernos, han sido siempre la violencia. Nosotros, al tomar las calles, siempre vamos desarmados, pero pueden aparecer las piedras.
3. Si los señoritos del gobierno y la empresa hablan de paz, justicia y democracia, deben actuar en consecuencia porque si así no fuera serían unos abominables demagogos. En la ciudad de México he participado durante décadas en unas 200 manifestaciones por lo menos. Antes de 1968 salíamos con la duda de que nos dejen marchar, con cierto miedo y acudíamos observando si no había acordonamiento. Si marchábamos sólo hacíamos hasta el monumento a Juárez, pues un cordón de militares en Bellas Artes no impedía llegar al zócalo. Fue en 1968 cuando llegamos varias veces al zócalo. Recuerdo que hubo un tiempo (dos o tres años) que la policía se colocaba respetuosamente a lo largo de la manifestación para “cuidarnos”; sin embargo, con las combativas y heroicas marchas dela CNTE el gobierno inventó el acordonamiento para cerrar el cerco y aprehender a sus dirigentes.
4. Si el gobierno de López Obrador no quiere manifestaciones, plantones y bloqueos, tiene la obligación de atender puntualmente todas las demandas; si esto no es posible inmediatamente, tiene la obligación de explicar detalladamente hasta convencer. Si el movimiento estalla por falta de capacidad para convencer, entonces hay que tratarlo con respeto. Un gobierno que se precie de Izquierda o centro-izquierda (no de derecha o proempresarial) debe tener el primer lugar a los pobres, a los trabajadores. Si no cumple es que es un gobierno de derecha y debe combatirse por cualquier sector de la población. Los mexicanos que en estos meses cumpliremos 80 años, nadie debería engañarnos con “rollos” políticos porque hemos visto lo suficiente para descubrir todos los negocios y corrupciones que a diario se hacen por la clase política y empresarial. (26/II/20)
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