Escrito por Carmen R Ponce Meléndez
Sí, fue una oportunidad perdida en especial para el gobierno y el Estado que en los estragos de la pandemia abandonaron a la población a su suerte, concretamente a las mujeres. Estos son los resultados: se ahondó la brecha de género y creció la pobreza feminizada.
La carga de Trabajo Doméstico No Remunerado a que hace mención Graciela Márquez provoca (entre otras cosas), una muy baja participación femenina en el mercado laboral. Mientras siete de cada 10 mexicanos en edad de trabajar participan en la economía, sólo cuatro de cada 10 mexicanas lo hacen. Y no hay políticas públicas que apoyen el trabajo de las mujeres, no todas las soluciones descansan en la relación de pareja o en el seno familiar.
Por ejemplo, en la cobertura de educación en la primera infancia (porcentaje de niñas y niños de 0 a 5 años que acuden a una guardería, centro de cuidados o preescolar), en general es bastante bajo pero desigual. En Zacatecas alcanzan un 47.5 por ciento de cobertura de educación y cuidados, pero en Veracruz apenas un 28.2.
¿Cómo lo resuelve la mujer trabajadora? o simplemente no lo resuelve y se queda fuera del mercado laboral.
Son datos de la radiografía sobre las condiciones que viven hoy en el país las mujeres trabajadoras, con la particularidad de que es por entidad donde se pueden apreciar enormes contrastes y permite investigar “causalidad”, los famosos por qué. Es obra del Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (IMCO).
En materia de informalidad -trabajadoras sin derechos laborales-, la amplia brecha entre Chihuahua y Oaxaca es abrumadora, al igual que en el caso de desocupadas y PNEA disponble, Jalisco (16.8) versus Tlaxcala 44.5 (véase cuadro).
Los mejores ingresos están en Sinaloa y los más bajos en Guanajuato, una entidad presa de la criminalidad y el éxodo internacional de la población, buscando otros horizontes, con un alto precio.
Respecto a la oferta de cuidados de adultos mayores (unidades de cuidado de adultos mayores por cada 100 mil habitantes de 65 años o más); el máximo puntaje lo tiene Colima con 32.2, ni siquiera llega a la mitad de la población de adultos mayores, pero el colmo es Tabasco con 2.2, un mínimo insignificante que explica por qué son las mujeres quienes se hacen cargo de estos cuidados en la primera infancia y con los adultos mayores.
¿Dónde está el apoyo del Estado o de los gobiernos locales? Este tipo de políticas públicas deben partir de la federación, con la creación de un Sistema Nacional de Cuidados, ahí el tema será y es su financiamiento.
IMCO propone la creación del Sistema, pero no hay ninguna sugerencia para que particpe la IP (iniciativa privada), toda la carga es del gobierno, nosotras con los impuestos.
La centralización y sus efectos
El análisis revela que la Ciudad de México es la entidad con mejor desempeño, es decir, ofrece mejores condiciones para que las mujeres entren, permanezcan y crezcan en la economía remunerada en comparación con el resto del país, de hecho es el mercado laboral del país más feminizado.
En contraste, Chiapas es la entidad con menos fortalezas en ese sentido. A pesar de haber entidades que cuentan con mejores condiciones que otras, en ninguna de las 32 se ofrecen condiciones laborales óptimas para ellas ya que en promedio obtuvieron 43 de 100 puntos posibles en el ranking general.
Las entidades federativas con el mejor desempeño son aquellas en las que se ofrecen mejores condiciones para la entrada, permanencia y crecimiento de las mujeres en la economía y son: Ciudad de México, Baja California Sur y Baja California con un puntaje de 64.8, 62.1 y 57.2, respectivamente.
La pobreza proverbial del país. Veracruz (28.3), Tlaxcala (27.8) y Chiapas (26.8), son las tres entidades con puntaje general más bajo.
La institución estimó que si para 2030 se lograran sumar a 8.2 millones de mujeres a la economía mexicana, el país tendría un Producto Interno Bruto (PIB) tres veces mayor. Este beneficio económico se traduce en más mujeres con autonomía económica, mayores ingresos y ahorro en los hogares, empresas más dinámicas y rentables y, por lo tanto, mayor crecimiento económico para el país.
Las entidades obtienen un puntaje por cada indicador, los cuales se agregan a nivel pilar. A continuación, se describen los pilares que integran la medición:
"Entrada de las mujeres a la economía remunerada"
I. Mide las barreras en la preparación, disponibilidad de tiempo y la oferta laboral que enfrentan las mujeres para entrar a la economía remunerada.
"Permanencia de las mujeres en la economía remunerada"
II. Identifica las condiciones laborales y las políticas que favorecen la integración entre la vida y el trabajo que determinan si las mujeres se quedan o salen del mercado laboral.
“Crecimiento profesional de las mujeres:"
III. Mide la participación de las mujeres en puestos de liderazgo, así como su preparación profesional para colocarse en cargos relacionados con la toma de decisiones y el emprendimiento formal.
Queda muy claro que se privilegia un modelo de libre juego de las fuerzas del mercado y aquí están los resultados: ausencia de regulación de un “Estado de Bienestar”, simplemente no hay políticas públicas que contengan estas terribles desigualdades; lo fundamental es el modelo exportador y eso se concentra en determinadas entidades, dejando fuera -hasta hoy- a las de agrícultura campesina.
Y sin lugar a dudas en las espaldas de las mujeres de México y del mundo descansan todas estas “maravillas”.
Es una breve semblanza de los porqués y el qué hacer, esta situación tan terrible en que sobreviven las mujeres trabajadoras tiene una solución social y política, desde luego pasa por la economía, pero de ninguna manera es un asunto de “causas naturales inevitables”, o normalizadas que es la peor de las perspectivas.
22/CRPM/LGL
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