Guerras justas y amenazas
Eduardo Ibarra Aguirre
Todo el envolvente discurso sobre “las guerras justas”, el “reconocimiento de la historia”, “las imperfecciones del hombre” y “los límites de la razón”, así como “la convicción de que la paz es deseable (pero) rara vez es suficiente para conseguirla”, a cargo de Barack Hussein Obama al recibir el Nobel de la Paz, en Oslo, tuvo en Washington una insuperable interpretación a cargo de la señora que desde el Departamento de Estado pone muchísimo más que los puntos sobre las íes a la política exterior que, presumiblemente, traza el primero y el Congreso estadunidense.
La demócrata Hillary Rodham Clinton expresó su “alarma” por lo que denominó “promoción” de Irán en naciones como Venezuela y Bolivia –no se atrevió la valiente dama a mencionar a Brasil-- y amenazó, como en los mejores tiempos del octenio anterior: “sólo podemos decir que es realmente una mala idea para los países involucrados; esperamos que reconocerán que aquél (Irán) es hoy el mayor apoyo, promotor y exportador de terrorismo en el mundo”, y “si desean coquetear con Irán deberían ver las consecuencias para ellos, por lo que esperamos que lo piensen dos veces y los apoyaremos si así lo hacen”.
Porque lo dice la vocera más visiblemente rijosa de las políticas intervencionistas de Estados Unidos hacia América Latina y la aldea global, deben acatarlo los gobiernos de Bolivia, Brasil y Venezuela, países que visitó hace un par de semanas el presidente iraní Mahmud Ahmadinejad.
Así lo dictan las estrechas visiones de la Casa Blanca y el Pentágono, harto influenciables por los intereses del complejo militar industrial, y poco importa que la Agencia Internacional de la Energía Atómica no encuentre ninguna evidencia que respalde el alegato beligerante de Washington.
En el afán de imponer su verdad única, con las convincentes razones de la fuerza, a la señora Clinton no le inquieta que el otrora primer ministro Anthony Charles Lynton Blair admite que la invasión a Irak sólo buscaba derrocar y eliminar a Saddām Ḥusayn Abd al-Maŷīd al-Takrītī, cuando el gobierno británico, junto al de EUA, engañó a buena parte del orbe con la historieta divulgada histéricamente de que Irak “poseía armas de destrucción masiva” y que podía “ponerlas a punto en 45 minutos”. El demagogo que se presentaba como partidario de la tercera vía y muchos le creyeron --como aún sucede con el abogado de Chicago y exsenador por Illinois, como si el color de la piel determinara el contenido de los programas gubernamentales--, se cura en salud porque sesionará la comisión especial de expertos ante la que debe comparecer. Mientras tanto, ya perdieron la vida 103 mil 383 iraquíes.
Las intolerantes amenazas de Hilary Rodham no pusieron a temblar a nadie, como seguramente sucedía apenas hace dos décadas. Fue el presidente Evo Morales Ayma, refrendado espléndidamente al frente de Bolivia y con una más que cómoda mayoría en las dos cámaras, quien con el nuevo lenguaje que se usa en la mayoría de los países de Latinoamérica que se autodeterminan, le respondió a las 24 horas: “Esas advertencias no sirven para nada y las rechazamos rotundamente. Estados Unidos no tiene ninguna autoridad moral para hablar sobre terrorismo cuando ellos lo practican”.
Con o sin autoridad moral, lo que importa es lo que el mismo jefe del Estado pluriétnico subrayó, que es el Pentágono el que instala más bases militares en Colombia y Panamá, la Casa Blanca es la que ordenó el envío de 30 mil soldados más a Afganistán y un largísimo etcétera intervencionista.
“Estados Unidos ha ayudado a garantizar la seguridad global por más de seis décadas con la sangre de nuestros ciudadanos y la fortaleza de nuestras armas”, proclamó Obama en Noruega con una buena dosis de cinismo, mientras le gritaban afuera del recinto oficial: “¡Ya lo ganaste, ahora merécelo!”. Mas reconoció lo evidentísimo: la percepción de su país como un agresor está muy enraizada en la “sospecha reflexionada contra Estados Unidos, considerado como la única súper potencia militar del mundo”.
Tal es el meollo del asunto: la aldea cambió y USA se refugia en lo peor de su pasado.
Acuse de recibo
Carlos Reyes Romero, asesor parlamentario en Chilpancingo, Guerrero, informa: “Tenemos la pena de comunicarles que en un accidente carretero, falleció nuestro entrañable amigo y camarada Joel Cortés Varona, activo protagonista de la lucha por la libertad, la justicia y la igualdad”. Mi sentido pésame a Lilit, Azul e Itzi Cortés Gallardo; un abrazo solidario para Liduvina Gallardo Suástegui y Carpóforo Cortés Varona… El lector Jorge Bastida invita a la presentación del libro El sector eléctrico en México, costos, tarifas y opacidad. ¿Por qué suben las tarifas eléctricas? La cita es hoy a las 9:30 horas, en la Cámara de Diputados, salones "C" y "D" de Los Cristales, Edificio "G", primer piso… Por medio de Recuerdos con fragmentos literarios, Marcos Leonel Posadas transmite “lo mejor en el fin de este año, en el 2010 y por todo el camino”. Hizo lo propio arcano.revista.com
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