El domingo 11 de marzo de 2001 el EZLN y los apoyos zapatistas tomamos la Ciudad de México.
Pedro Echeverría V.
1. Salimos de San Cristóbal de las Casas el 24 de febrero (Día de la Bandera) en una gran caravana de alrededor de 50 autobuses. Tuve entonces que acomodarme con madrileños y vascos -eran activistas destacados en sus países- en el vehículo número 43. El estar en la cola de la caravana me obligaba a correr en cada población hasta el carro número uno y dos –dónde iba la dirigencia- para presenciar los mítines que en cada población se realizaba (unas 50 paradas). Pero con esa enorme presencia –donde miles de campesinos salían a recibirnos, también para regalarnos grandes bolsas de frutas, así como ricos platos de frijoles y arroz- estábamos preparando nuestra gran toma de la Ciudad de México durante por lo menos seis horas de aquel domingo. Fox, los sectores más conservadores y tontos, temblaban de miedo ante la presencia zapatista.
2. Pero la “toma” fue simbólica porque sólo se realizó un gigantesco mitin en el Zócalo en el que los indígenas y su dirigente Marcos estremecieron a más de 150 mil chilangos sorprendidos en el Zócalo. Las 14 noches anteriores habíamos mal dormido, pero las dos últimas en Milpa Alta y luego en el Deportivo Xochimilco -en medio de gran alegría y expectación de los más de 10 millones de defeños, cantamos y bailamos. Aquella caravana tuvo un significado importante en México y en el mundo porque la prensa internacional había debatido acerca de la caravana zapatista por lo menos con un mes de anticipación. En México la radio y la TV quisieron que el presidente Fox la prohibiera y reprimiera en caso de insistir. Pero ya cuando vieron los magnates de los medios que no la podían parar, se unieron para tratar de manipularla y comerciar con ella.
3. Como varios medios publicaron, al concluir el recorrido de más de tres mil kilómetros desde Chiapas al Zócalo de la Ciudad de México, Marcos, el líder zapatista, aseguró que el movimiento no es moda pasajera ni pretende una paz simulada. Remató el último mensaje de la marcha: “esta es la séptima llave que faltaba: ustedes. ¡Gracias Ciudad de México! Terminada aquella gran concentración la gran burguesía empresarial y de gobierno de Fox continuaron con las amenazas: exigían que ya todos los de la caravana regresaran a sus respectivos lugares para no poner en “peligro” la capital del país. A propósito, ¿se ha olvidado que las fuerzas de la Convención de Aguascalientes (indígenas zapatistas y villistas) que tomaron la capital en 1914, a los pocos días decidieron abandonarla porque la ciudad les parecía fuera de sus valores culturales?
4. Los indígenas y campesinos zapatistas y villistas, después de tomar la Ciudad de México, sentarse sus dirigentes el la silla presencial del Palacio Nacional, sesionar en la plaza de Xochimilco y tomar el acuerdo de abandonarla a los pocos días, fueron salvajemente perseguidos por sus enemigos los “revolucionarios” carrancistas y obregonistas. Fue su fin como fuerza del pueblo armado contra sus enemigos burgueses. Se lució el ejército burgués, engrosado por los traidores “Batallones Rojos” que se vendieron a la burguesía. Villa y Zapata tuvieron que esconderse entre sus fuerzas hasta que fueron asesinados, en sendas masacres mediante trampas hábilmente preparadas. ¿Podía esperarse otra actitud de los poderosos del dinero que no fuera eliminar a sus enemigos? A los zapatistas del EZLN también los traicionaron al tenerlos arrinconados.
5. Pero también han habido otras “tomas simbólicas”: Madero tomó la Ciudad de México en 1911 después de la firma cuasi traidora que ordenó de los Tratados de Ciudad Juárez. También Vallejo, el líder ferrocarrilero, no declaró la “toma de la Ciudad”, pero tuvo a sus pies el país al realizar en 1958 tres paros obreros sincronizados de los ferrocarriles de toda la nación. Los estudiantes de 1968, con sus gigantescas marchas en el Paseo de Reforma y sus mítines combativos en el Zócalo también -puede decirse- tomaron la ciudad. También los lópezobradoristas han tomado la ciudad en abril de 1905 y a fines de 2006. Al final Madero fue asesinado, Vallejo encarcelado, los estudiantes masacrados en Tlaltelolco y López Obrador boicoteado por gobierno, empresarios y medios de información. Lo importante es cómo tomar la Ciudad de México.
6. La toma de la Ciudad de México del próximo viernes 4 de diciembre por los electricistas del SME, la APPO, la CNTE, más otros fuertes apoyos, tiene que ser contundente o, de plano, de muy poco servirá. Se cuenta con más de 100 mil activistas que muy bien podríamos paralizar la parte de los edificios gubernamentales, financieros, y de los medios informativos de la ciudad. No será una toma violenta sino solamente simbólica y, si llegará alguien a violentarse, sólo se trataría de los provocadores que el gobierno enviara o por las acciones de las fuerzas armadas del ejército y la policía. Pero tampoco hay que olvidar que al gobierno derechista de Calderón “no le temblará las manos” para reprimir y asesinar, ya lo ha hecho en otros lugares. Por ese motivo los manifestantes deberemos ejercer mucha vigilancia para cuidar a los contingentes.
7. La toma de la Ciudad de México programada para el viernes 4 por los trabajadores no es un juego, tampoco un deporte entretenido. No debe olvidarse que, por encima de defender al sindicato más combativo del país y a sus 44 mil obreros despediditos, el país se juega sus luchas futuras. Si en esta batalla los electricistas son derrotados, el gobierno tendrá ya el camino abierto para imponer más privatizaciones, mayor explotación, así como más grandes represiones. “Son ellos o nosotros”, han dicho con razón los electricistas. Espero que todos los dirigentes y activistas honestos entiendan que en estos movimientos nos estamos jugando nuestro derecho a la libertad de manifestación, nuestra libertad para luchar en las calles y al mismo tiempo para exigir al gobierno que no siga oprimiendo al pueblo. Apoyemos ahora para no llorar después.
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