En Ciudad Juárez y otros municipios chihuahuenses más de medio millar de mujeres trabajan en las corporaciones policiacas, las que muchos hombres han abandonado por temor al crimen organizado. Son madres, esposas o estudiantes a las que no paraliza el m |
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Más de medio millar de mexicanas se juegan a diario la vida como agentes de la Policía municipal de Ciudad Juárez, donde el narcotráfico ha puesto en la mira a los policías, muchos de los cuales han sido asesinados. Pese a ello y ante una desbandada de los hombres, las mujeres siguen engrosando las filas de las corporaciones policiales en Ciudad Juárez y en municipios del estado de Chihuahua.
“Paty”, madre de dos pequeños y oficial de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) adscrita al sector Delicias, dijo a Efe que le gusta su trabajo a pesar de que los policías están “en la mira del narco”.
“Tengo un poco de miedo, pero me gusta lo que hago. Llevo patrullando más de dos años, casi desde cuando comenzó a ponerse feo aquí, y aún no pienso retirarme. Mis dos hijos me dicen cada mañana que me cuide, pero nunca se han opuesto a lo que hago”, expresó la mujer, quien pidió preservar su nombre en el anonimato.
Los policías en Ciudad Juárez han estado en la mira del narcotráfico desde enero de 2008 cuando apareció una lista de oficiales que presuntamente serían asesinados.
En lo que va de 2010, cerca de 70 oficiales de la Policía Municipal de Ciudad Juárez, entre ellas mujeres, han sido asesinados a tiros a manos de sicarios al servicio de los narcotraficantes.
El pasado 8 de diciembre un comando armado asesinó a una mujer policía que después se supo estaba embarazada de tres meses. En el ataque murieron otros dos agentes.
“Paty” dijo ayer a Efe que se vio reflejada en ese episodio, ya que estuvo en servicio durante uno de sus embarazos.
“Me golpeó mucho conocer esta historia porque cuando yo estuve embarazada todavía andaba patrullando”, dijo.
En otro incidente trágico, Tania Carranza González, 28 años y adscrita al distrito de Delicias, fue asesinada a tiros el pasado 23 de noviembre cuando se detuvo con su automóvil ante un semáforo.
El pasado jueves Erika Gándara, la única oficial de Policía del poblado de Guadalupe Distrito Bravos (vecino de Ciudad Juárez), fue secuestrada en su vivienda por un grupo de hombres armados.
En el municipio de Guadalupe, Erika era la única agente de Policía en funciones desde el pasado mes de junio, debido a que nadie se presentó para el puesto ante el temor de ser asesinado.
A pesar de estos casos, mujeres entrevistadas por Efe dicen tener miedo pero que no van a salir de las filas de la Policía, algunas por necesidad y porque con el nivel escolar que tienen no encontrarían un empleo bien pagado.
Es el caso de una agente que también requirió el anonimato y que dijo que lleva seis meses como agente municipal y que para preservar la vida buscará mantenerse al margen de “ciertos asuntos” y “hacer bien el trabajo”.
“Yo creo que uno como policía puede hacer bien su trabajo, sin meterse en problemas o en ciertos asuntos”, expresó la mujer, sin entrar en detalles.
Otro caso es el de Marisol Valles, casada y estudiante de criminología, quien a sus 20 años asumió en octubre pasado la jefatura de la Policía de Praxedis G. Guerrero, uno de los municipios más conflictivos de Chihuahua.
Con Marisol son cinco las mujeres que este año dirigen los departamentos de Policía de varios poblados conflictivos del Estado norteño.
También están Verónica Ríos Ontiveros, comisaria en El Vergel, y Olga Herrera Castillo, quien se encarga de la seguridad en Villa Luz.
“De repente me da miedo, pero me animan y se me quita”, confesó Herrera, de 43 años y madre de cinco hijos.
Ese miedo reaparece con noticias como la del pasado 29 de noviembre cuando un grupo de sicarios asesinó a tiros a Hermila García, la primera jefa de Policía víctima del crimen organizado en el poblado de Meoqui.
O cuando se recuerda que en 2008 fue asesinada la directora administrativa de la Policía en Ciudad Juárez, Silvia Molina.
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