Ivonne Ortega, gobernadora de Yucatán.
MÉXICO, D.F., 28 de diciembre (apro).- Son malos momentos para la gobernadora priista de Yucatán, Ivonne Ortega Pacheco: Al cumplir sus primeros tres años de gobierno y después de culminar una ronda de alta exposición mediática, el conductor emblemático de Televisa, Joaquín López Dóriga, consideró al gobienrio yucateco como uno de los “dos peores” del PRI, junto con el de Chihuahua.
El golpe crítico de López Dóriga, transmitido en su noticiero de Radio Fórmula, levantó más de una ceja al interior de un gobierno que ha destinado un buen porcentaje del presupuesto público y múltiples favores a la dictadura del infomercial y de las entrevistas pagadas, tanto para Televisa, como para TV Azteca, Milenio TV y muchos otros medios electrónicos.
El duro juicio contra Ivonne se enlazó con la protesta que la semana antepasada realizaron los representantes de las cámaras empresariales de Yucatán. La iniciativa privada está molesta por la creación fast track de nuevos impuestos estatales, por el elevado nivel de endeudamiento, la solicitud de un nuevo crédito y por la falta de grandes obras que justifiquen el débito.
Sin embargo, lo que más molesta tiene a Ivonne Ortega Pacheco es la crítica mediática en medios nacionales. La farándula le está cobrando una alta factura a la gobernadora que le ha apostado todo a ser la más fotografiada, la amiga de actrices y actores, la promotora de concursos de belleza de Televisa, la donadora de más de 300 millones de pesos de recursos públicos para la construcción de un CRIT del Teletón, la anfitriona de telenovelas como Sortilegio y la productora ejecutiva extraoficial de cuanta pachanga pueda aparecer en televisión.
El problema que ahora vive Ortega Pacheco parece anticipar una lección a todos los mandatarios que, como ella o su aliado Enrique Peña Nieto, le apuestan en un 80% a la alta exposición mediática, a financiar encuestas que los favorezcan. Los mismos medios y comentaristas que los halagan, con extrema facilidad pueden defenestrarla por dos razones muy simples: por el encargo de otros clientes más poderosos o con más dinero, o por el incumplimiento de presupuestos y convenios publicitarios. Lo de López Dóriga extraña después de que el comunicador la entrevistó en Canal 2 de manera obsequiosa, mientras ella lucía una blusa con un faisán, emblema yucateco y de una empresa que lleva el megalómano nombre de Ibónica.
Ni los chiflidos de la concurrencia a una función de box, transmitida en cadena nacional, contra el extremo protagonismo de la mandataria yucateca tuvieron el efecto negativo para el rating de Ortega Pacheco, como el inesperado ataque extraoficial de López Dóriga. Quizá porque se enlazó con otros problemas políticos soterrados.
Para los conocedores de los entretelones políticos de Yucatán, las causas de este desaguisado se relacionan con el relevo de la dirigencia nacional del PRI. Al calor de la sustitución de Beatriz Paredes y de Jesús Murillo Karam, como presidenta y secretario general del PRI, se le propuso a la gobernadora yucateca que ocupara la secretaría general, en fórmula con el coahuilense Humberto Moreira.
Ortega Pacheco rechazó esta oferta porque implicaba otro trueque: dejar el gobierno de Yucatán para que el diputado federal priista Jorge Carlos Ramírez Marín ocupara la gubernatura interina y su sitio como presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados fuera ocupado por Beatriz Paredes, su principal madrina. El gobernador Peña Nieto favorecía este enroque para concretar su alianza con Paredes y para mantener a una aliada suya en la secretaría general, junto con Moreira.
Pero Ivonne Ortega no quiso. Se olvidó que favor con favor se devuelve, al menos en los códigos del PRI. Ella quería mantener el control del gobierno de Yucatán eligiendo a su propio interino o interina. Y no le hizo caso a su principal padrino y guía: Enrique Peña Nieto.
El berrinche de Ivonne ha tenido consecuencias. Su animadversión con el grupo de Beatriz Paredes ha llegado a niveles de teatro regional. Y como en toda puesta en escena, el productor y titiritero ya habló. Ivonne Ortega Pacheco parece estar perdiendo la gracia del rating.
Eso siempre sucede cuando se confunde comunicación política con mercadotecnia mediática, y cuando olvida que su victoria en 2007 no fue producto sólo de su carisma, sino de los recursos de sus padrinos políticos que hoy la ven con desconfianza.
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