La igualdad no implica trato idéntico, exige no discriminación. El Vaticano y estados islámicos han negado derechos de mujeres. Gobiernos mexicanos confundidos en perspectiva de género
Javier Hernández Alpízar
La igualdad entre hombres y mujeres es el objetivo a lograr, que tengan igualdad de derechos, porque son humanas, no meramente "equidad". La equidad es subjetiva, depende del cristal con que se mire. La igualdad es el lenguaje de derechos humanos. Quienes no quieren que las mujeres tengan iguales derechos confundieron el concepto diciendo que igualdad es trato idéntico, pero es falso. La igualdad no impide trato diferenciado en situaciones diferenciadas. El lenguaje correcto es "igualdad".
La igualdad exige no discriminación, la equidad no. El Estado mexicano está obligado a lograr la igualdad entre mexicanos y mexicanas. Así lo explicó Alda Facio, la veterana luchadora por los derechos humanos de las mujeres, quien inició en la lucha contra la guerra de Vietnam y es una de las promotoras del reconocimiento de los derechos universales de las mujeres en conferencias como la histórica de Beijing . Es apenas uno de los temas que la feminista costarricense comentó con mujeres y hombres, el 20 de septiembre, en Tierra Luna, invitada por el CIDEM (Colectivo de Investigación y Desarrollo entre Mujeres, www.cidem-ac.org/), quienes transmitieron en vivo por Radio Circe, en internet.
Antes de cada conferencia mundial, explicó Alda Facio se hacen muchas preconferencias regionales y mundiales "para tratar de eliminar los desacuerdos y ya ir a la conferencia con los menos posibles. Un desacuerdo que había en los capítulos de la plataforma de Beijing era lo que tenía que ver con la igualdad entre hombres y mujeres, cuando las mujeres pedían la igualdad. En las discusiones por los diversos lenguajes que se podían utilizar, en vez de usar "igualdad", a la Santa Sede, el Vaticano, se le ocurrió que una palabra que se podía usar en vez de "igualdad" era "equidad", que se hablara de "equidad de género" en vez de "igualdad de género", y así los países conservadores, islámicos, fundamentalistas, estarían de acuerdo. Porque la equidad de género no exige eliminar la discriminación contra las mujeres y no exige el tratamiento idéntico que decían los que no quieren la igualdad, que la igualdad sí lo exige".
Haciendo una confusión de lo que es la igualdad, los promotores de ese lenguaje "lograron que todos los países islámicos aceptaran el cambio de que cada vez que en la plataforma decía "igualdad" se dijera "equidad" y muchos países latinoamericanos también apoyaron ese cambio".
Las feministas, quienes se habíamos constituido desde años antes como un corpus para la Conferencia de Beijing, "estábamos en contra, porque el lenguaje de derechos humanos es de igualdad. El concepto que se encuentra en los documentos de derechos humanos, en absolutamente todos sin excepción, es la igualdad. No queríamos que el lenguaje de las mujeres quedara fuera del lenguaje de derechos humanos, porque teníamos un año o menos de haber sido declaradas humanas, en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, cuando se dijo que los derechos de las mujeres eran derechos humanos. Teníamos menos de un año de ser humanas y ya nos querían otra vez quitar los derechos humanos al negar la igualdad".
Hicieron mucho cabildeo, pero "no sé por qué a muchas oenegés alrededor del mundo, pero especialmente las latinoamericanas, les gustó el cambio y pensaron, y siguen pensando, que la equidad es mejor que la igualdad, porque la equidad permite trato diferenciado cuando se requiere y la igualdad exige trato idéntico. Mal entendiendo lo que quiere decir la igualdad, porque la igualdad nunca, ni en la forma más conservadora, significa "trato idéntico". En todos los códigos legales se permite trato diferente cuando la persona está en una situación diferente, esa es la igualdad."
Y lamenta: "No sé de dónde salió que exigía "trato idéntico" y, si ustedes revisan la Plataforma de Beijing, verán que en muchos capítulos se habla de "equidad de género" y en otros no. Porque en los que nosotras ganamos la lucha y, especialmente el capítulo de derechos humanos, logramos que se mantuviera "igualdad", pero con el correr de los tiempos se fue expandiendo el uso de "equidad de género"; y ahora en toda América Latina las políticas se llaman "políticas de equidad de género". Hay muchos programas de equidad de género, que no tiene nada de malo, si no es en sustitución de "igualdad". Si usted le quiere llamar a una política como le dé la gana, puede llamarla, pero que no sea en sustitución de que entonces "no tenemos que lograr la igualdad", o sea que esa política no va encaminada hacia la igualdad", criticó.
Ha estado leyendo, comentó, "qué significa para los diferentes estados mexicanos la "equidad de género", y las invito y los invito a que lean: En cada estado el Instituto de las Mujeres, o como se llame el ente que trabaja en pro de los derechos de las mujeres, define la equidad de género de una manera distinta y dependiendo del color político, cuánto quieren abarcar, en qué es lo que se va a incluir en esa equidad."
En suma: No hay una armonización del lenguaje en la República Mexicana, "porque si en Oaxaca están hablando de equidad están pensando una cosa distinta que en Veracruz y distinta que en Chihuahua. Por eso hay tanta confusión cuando se hacen capacitaciones de perspectiva de género. Nadie entiende qué es lo que se quiere con la "perspectiva de género", pero todo mundo está capacitando en perspectiva de género. O capacitado en la "perspectiva de la equidad de género" y cada vez más: "la perspectiva de transversalización de la equidad de género". Porque, como no se entiende el qué es eso de "equidad de género", entonces la van agregando más palabras, para ver si así se aclara el concepto."
Por eso es que, en las últimas sentencias la Corte Interamericana de Derechos Humanos, le dice a México, dijo Alda Facio: "Póngase las pilas con respecto a qué es la perspectiva de género qué es la capacitación en perspectiva de género" y el comité de la Cedaw (Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer), por ejemplo, le recomendó muy fuertemente a México, la última vez que presentó el informe, que no sustituyera la palabra "equidad" por la igualdad."
La obligación internacional del estado mexicano es lograr la igualdad entre mexicanos y mexicanas, y no lograr la "equidad": "Si lo quieren hacer está muy bien, pero no que cuando van a informar de lo que están haciendo para la igualdad cuenten lo que están haciendo para la equidad, que son conceptos distintos."
Porque el concepto de "igualdad" va siempre de la mano del de "no discriminación", entonces hay igualdad cuando no hay discriminación. En cambio: "¿Cuándo hay equidad?, depende de cada quien. Para los fundamentalistas islámicos es muy equitativo que las mujeres no hereden ningún bien material, porque siempre tendrán que ser mantenidas por un hombre, entonces ¿por qué van a tener bienes propios? Es equitativo que los hombres hereden de sus padres y las mujeres no, porque las mujeres van a estar bajo la tutela de un hombre, así lo dice la ley. Pero no obliga al Estado a eliminar la discriminación: no es igualitario pero es equitativo."
La equidad es un concepto subjetivo, "está en los ojos de cada quién: ¿Qué es lo que me parece equitativo? Yo comerme dos rebanadas y usted una, me parece equitativo porque yo como más, me gusta más comer estoy más gordita, necesito más. Las justificaciones son increíbles de ¿por qué no se debe hacer un cambio en la legislación o por qué se reserva un artículo de la Cedaw? Por ejemplo: "No sería equitativo que las mujeres ganen igual que los hombres porque gastan menos, ¿por qué van a ganar igual?"
Hay que tener cuidado con ese concepto, señaló. "Ha sido como una campaña que llevo yo, dieciocho años, luchando contra el concepto de "equidad". Y en algunas esferas he ido perdiendo la batalla, pero en otras, veo que hay un nuevo dinamismo. Si queremos luchar en el mundo de los derechos humanos, con los instrumentos de derechos humanos, tenemos que usar el lenguaje de derechos humanos. No podemos inventarnos palabras nuevas todo el tiempo. Es que para mí la igualdad es "trato idéntico", si para las mujeres la igualdad es trato idéntico, estamos fritas. Porque eso es lo que nos garantizan los tratados internacionales de derechos humanos. Si nosotras vamos a decir que eso es lo que pensamos, le estamos dando la razón a los hombres que no quieren que tengamos derechos. Porque estamos diciendo: "nosotras no queremos la igualdad". Entonces vamos a reformar todos los instrumentos internacionales de derechos humanos y todas las constituciones políticas del mundo, que todas hablan de igualdad y ninguna habla de "equidad"."
El Vaticano, un Estado que tiene voz en las Naciones Unidas, "jamás de los jamases ha presentado algo que sea beneficioso para las mujeres. Porque su fin no es que las mujeres tengamos igualdad de derechos con los hombres. No es lo que ellos quieren, así como los fundamentalistas islámicos, son claros en decir que no es lo que quieren. Por eso reservan siempre los artículos que hablan de que los sexos tienen que tener "igualdad de derechos".
Hay que sospechar. Hay un instrumento muy interesante que se llama el sospechómetro feminista, dijo: "y una lo tiene que tener encendido todo el tiempo. Porque cualquier propuesta que se haga desde ciertos espacios, sabemos que es muy posible que no va a ser baneficiosa para la mayoría de las mujeres.
Entonces sospechar, si después de que la analizamos está bien, la aceptamos, no digo rechazar, es diferente sospechar que rechazar. Sospechar es válido, rechazar a priori, no. Porque a veces de los lugares más extraños vienen propuestas."
Las preguntas de las mujeres llevaron a la experta a aclarar conceptos sobre el derecho de las mujeres y sobre todo a denunciar las confusiones, que intentan legitimar la violencia y la colonización de los cuerpos de las mujeres bajo argumentos subjetivistas o relativistas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario