5/08/2012

Los periodistas pal café....

Dos saldos inesperados arrojó el remedo de debate que sostuvieron los candidatos presidenciales la noche del domingo recién pasado. Uno de ellos, de corte indumentario, mostró la falta de coordinación que hay entre las carísimas instancias organizadoras de lo electoral en nuestro país y su preocupante incapacidad para supervisar y corregir a tiempo una disonancia menor (el vestido utilizado por una despampanante edecán que apareció unos segundos en escena) que, sin embargo, se convirtió en tema destacado de opiniones y discusión, desplazando la atención de lo central y exhibiendo por contraste el poco impacto de la palabrería política que consumió dos horas. Un escote más que llamativo y una figura física de revista aportaron, en el sombrío panorama del país, un chispazo estético en otras circunstancias digno de agradecimiento, si no fuera porque revela la falta de sensibilidad política de los administradores del IFE, sus tragicómicos enredos internos y el uso torpe del dinero público.

Además del incidente sin trascendencia del escote fugaz, ganó sitio en el foro un bigote hasta ahora bastante marginado de la competencia real. Gabriel Quadri se removía antes del debate dominical en un rango de presunta votación esperada que apenas parecía alcanzar para aspirar a que el Partido Nueva Alianza mantuviera su registro nacional. Relegado a un plano casi de comicidad por hechos como el arranque de campaña que hizo arrojándose como buzo a aguas marinas, desatendido groseramente por instancias organizadoras de actos que hubiesen preferido solamente atender a los tres candidatos con verdaderas posibilidades de triunfo, Quadri dedicó el tiempo televisivo de que dispuso a insistir en caracterizarse como ciudadano frente a los políticos, a deplorar que estos se peleen entre sí y a desgranar una serie de propuestas que por sistema fueron desatendidas por sus tres contrincantes mayores.

Lo cierto es que Quadri acabó la sesión con una revaloración que habrá de reflejarse en los índices de intención de voto (ayer mismo ya tuvo en el campus Tlalpan de la Universidad del Valle de México un acto notablemente diferente a todos los anteriores, en los que apenas unos cuantos lo escuchaban). Ninguno de los tres aspirantes fuertes (EPN, AMLO y JVM) puede considerarse ganador del simulacro de debate ni debería sentirse satisfecho con su desempeño si a fin de cuentas aquel a quien consideraban una especie de desahuciado electoral acabó arran- cándoles una cuota de intención de voto que está por ser precisada y despojándose, a costa de los tres grandes, de la etiqueta de virtual desconocido y competidor de fantasía.

Peor es el balance contable cuando menos para dos de los candidatos principales, AMLO y JVM, si se toma en cuenta que con esa insospechada ganancia en la rehabilitada figura de Quadri se está inflando el capital político de la profesora Elba Esther Gordillo y su negocio familiar conocido como Panal. Concentrados en atacar a Peña Nieto, la panista y el perredista dejaron pasar de largo a Quadri, que en esencia es un instrumento intelectualizado de apoyo apenas disfrazado al candidato priísta (al que no criticó en el dizque debate) y de división del voto opositor al PRI entre un segundo nivel al que ahora se ha incorporado, aunque siga a distancia de Josefina y Andrés Manuel, en busca de anclar a ese pelotón en la pelea entre ellos que permita la fuga rumbo a la meta de un copetón ciclista predestinado.

El asomo del bigote aparentemente inocuo del propositivo peón del tablero gordillista significa el fortaleci- miento de la cacique sindical en su guerra de privilegios contra el calderonismo vengativamente evaluador, votos en conjunto que ayudarán a llevar a la familia de la profesora (su yerno en Sinaloa, su hija en Chiapas, su nieto en listas plurinominales) a las cámaras legislativas y a la camarilla del Panal a esas y otras instancias de poder, y el afianzamiento de la estrategia de apoyo indirecto del gordillismo a Enrique Peña Nieto, no en alianza electoral expresa, pero sí en servicios varios que acabarán beneficiando al ex gobernador del estado de México.
Astillas

En su página de Facebook, Jesús Escareño, presidente de Nueva Prensa, periódico estudiantil del Tec de Monterrey, escribió el pasado 3 lo siguiente: Como periodista me veo obligado a revelar la siguiente información, Enrique Peña Nieto decidió no asistir al Foro de Candidatos a la Presidencia de la República debido a que se le negó la solicitud de tener acceso a un telepromter (sic) y de que la mitad del auditorio fueran acarreados de su parte. La versión fue desmentida formalmente por Nueva Prensa y la Federación de Estudiantes del Tec de Monterrey ( http://bit.ly/J5h5zq ) y el propio declarante reconoció que al final de la conferencia de López Obrador, un grupo de coordinadores estaban platicando acerca de la declinación de Peña Nieto para asistir al evento. Entre los comentarios surgió una versión que circulaba entre el grupo de organizadores, que decía que Peña Nieto había declinado debido a las razones que escribí en el estatus anteriormente mencionado (...) Es un hecho que Peña Nieto ha declinado la asistencia a otros eventos de este tipo en otras universidades, por lo que podría parecer posible que esta versión no verificada tenga algo de verdad. Más allá de los entre- telones de estas revelaciones y correcciones en la capital de Nuevo León, bueno sería que el candidato presidencial priísta explicara las razones por las cuales se ha abstenido de concurrir de manera abierta ante estudiantes universitarios, ya no se diga de la máxima casa de estudios, la UNAM, sino incluso de instituciones privadas... Y, mientras la académica de la Universidad de Guadalajara Natalia Juárez hace campaña para diputada federal con una fotografía de semidesnudos que puede verse en www.astillero.tv, ¡hasta mañana, con los reportes de audiencia que, a contrapelo de la fanfarronería de Ricardo Salinas Pliego, dan bastantes más puntos al debate entre candidatos que al partido de futbol programado a la misma hora!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero


El IFE no se disculpó ante los ciudadanos por su incapacidad de sancionar a Calderón –al menos debió intentarlo– por violar la Constitución al hacer propaganda durante la veda electoral. En cambio, sí se disculpa, mediante una declaración de Sergio García Ramírez, Marco Antonio Baños Martínez y Alfredo Figueroa, por la presencia en el debate de antenoche de la edecán Julia Orayen. Cuestión de hacer memoria, pero en la Copa Mundial de 1986 también atrajo poderosamente la atención lo que había debajo de la ligera y breve camiseta de la chava del comercial de una cervecería. Era la chica chiquitibum, que pasó a formar parte de la iconografía popular. Su nombre real es Mar Castro, luego haría carrera artística y actualmente vive en Los Ángeles. Y en el Super Bowl de 2004, la cantante de pop Janet Jackson, en forma supuestamente involuntaria, mostró un pecho en plena actuación y fue visto por millones de personas. Hubo un intento de multar a la cadena CBS con medio millón de dólares por faltas a la moral, pero un tribunal echó abajo la sanción. Podrá decirse que un debate político es algo diferente a un espectáculo deportivo y tienen razón. Sin embargo, el suceso debería hacer pensar a los consejeros del IFE, comenzando por su presidente, Leonardo Valdés Zurita –nos resultó muy moralino, aunque con los billetes se pasa de libertino; no hemos olvidado el cochinito inmobiliario–, en modificar el formato del siguiente debate para que resulte más interesante, de manera que el fugaz tránsito por el escenario de una guapa joven no nos haga decir: tetas matan debate.
La patología de la riqueza
La Bolsa Mexicana de Valores marcó ayer un nuevo récord, cuando alcanzó los 40 mil 45 puntos. Se fortaleció Carlos Slim en su posición como el terrícola más acaudalado del planeta. Ganó en una sola jornada 2 mil 400 millones de dólares, de acuerdo con el índice Bloomberg. ¿Que cuánto es en pesos? $31 mil 580 millones, aproximadamente. (Nada que ver con el salario mínimo que le paga a sus empleadas de Sanborns). Le echaron una manita los miembros de la Comisión Federal de Competencia, quienes anularon la multa por 11 mil millones de pesos que habían aplicado a Telcel por abusos cometidos a lo largo de muchos años, sin que tuviera que compensar a su clientela, lo cual fue interpretado como que en el México de Slim sólo sus chicharrones truenan, y puede poner de rodillas al organismo encargado de combatir a los monopolios. Ladran mucho, pero no muerden, comentó el diario Financial Times, de Londres. ¿Sus nombres? Rodrigo Morales Elcoro, Miguel Flores Bernés, Luis Alberto Ibarra Pardo, Cristina Massa Sánchez y Eduardo Pérez Motta. La fortuna de Slim ha crecido 23.8% en el último año y el servicio de información Bloomberg la calcula en 76 mil 200 millones de dólares. Y todavía quiere una franquicia de televisión.


¿Quién ganó el presunto debate dominical?, preguntan por allí. Pues resulta que en este país de la abundancia no hubo uno, sino cuatro vencedores, proclamados inmediatamente después de concluida la supuesta divulgación y confrontación de propuestas, la noche del pasado domingo. Así, según sus propias evaluaciones, Enrique Peña Nieto fue el triunfador inobjetable, lo mismo que Josefina Vázquez Mota, Andrés Manuel López Obrador y Gabriel Quadri. Y para confirmar esos triunfos, ayer –por la mañana, tarde y noche– los ágiles medios de comunicación se dedicaron a la peligrosa tarea de entrevistar, una y otra vez, a cada uno de los integrantes de la cuarteta de abanderados partidistas, y a sus coordinadores, voceros, asesores y conexos, para ratificar, cada cual según el santo de su devoción, el susodicho triunfo inobjetable del póker de ases. Así, el ejercicio resultó tan inconsistente e intrascendente como el debate mismo.
Y a la hora de evaluar, ¿dónde quedaron los ciudadanos?, es decir, las voces, opiniones y evaluaciones de quienes, por obvias razones, deberían ser las primeras en ser recabadas tras el fabuloso debate dominical, puesto que su calificación o apreciación sin duda repercutirá a la hora de decidir el sentido de su voto el próximo primero de julio. Pero nadie los peló, nadie se acordó de ellos, lo cual es una aberración, puesto que conforman la pieza fundamental del proceso electoral. Pero a los medios no les interesó: siguieron puntualmente la acartonada y anti periodística rutina de recabar la evaluación que de sí mismos hicieron los cuatro candidatos (y séquito que los acompaña), todos ellos, según su propia versión, inobjetables triunfadores del presunto debate.
Muchas y variadas fueron las barbaridades y cursilerías dichas por los candidatos triunfadores en un encuentro que tuvo de todo –hasta una edecán que erró de escenario, aunque para muchos fue el único atractivo real del evento–, menos debate, pero entre aquellas una llamó poderosamente la atención, y salió, nada más y nada menos, que del ronco pecho de la acicalada cuan acartonada Josefina Vázquez Mota: soy diferente, porque he tenido una trayectoria de honestidad y puedo verlos a los ojos. Sí soy diferente, porque vengo de dos gobiernos que no han endeudado ni hipotecado la vida de tus hijos. ¡Zas! Qué temeraria. ¿Pues dónde estuvo la señora los últimos 12 años, que de plano le pasó de noche el ostentoso crecimiento de la deuda pública? Tal vez se concentró en revisar el abultado endeudamiento público de Coahuila (tampoco registró el de otras entidades de la República, igualmente grueso), pero el vertiginoso aumento del débito federal no más no lo vio, según dice.
Son increíbles muchas de las afirmaciones que la señora Vázquez Mota hizo a lo largo del debate, como las de otros candidatos, pero ¿en serio cree que los dos sexenios panistas, especialmente el de Calderón, no endeudaron ni hipotecaron la vida de tus hijos? ¿Qué será? ¿Severos problemas visuales, negación absoluta de la realidad, o de plano generosa tomadura de pelo para el respetable? Si un incremento superior a 13 puntos porcentuales del producto interno bruto resulta invisible para ella, pues le urgen anteojos de altísima graduación –se recomienda fondo de botella– para detectar la triste realidad nacional en esta materia, como en tantas otras.
La estadística oficial (Secretaría de Hacienda) nos ilustra al respecto: al cierre del año 2000 –es decir, cuando Vicente Fox comenzó a despachar en Los Pinos– el saldo de la deuda pública total neta representaba 19.9 por ciento del producto interno bruto; casi 12 años después (al concluir marzo de 2012, y a punto de que Felipe Calderón abandone la residencia oficial), tal proporción se había elevado a 33.1 por ciento del PIB, o lo que es lo mismo, una diferencia de 13.2 puntos porcentuales entre una fecha (la llegada de Fox) y otra (la cercana salida de Calderón). He allí lo que Josefina Vázquez Mota de plano no vio, y, por lo mismo le permitió decir, sin sonrojarse, que vengo de dos gobiernos que no han endeudado ni hipotecado la vida de tus hijos. Y se quedó tan tranquila.
De acuerdo con la fuente estadística de referencia, en diciembre de 2000 el saldo de la deuda interna neta del sector público federal (que incluye el débito neto del gobierno federal, de los organismos y empresas controladas y de la banca de desarrollo) ascendió a 606 mil 182.2 millones de pesos, monto equivalente a 9.8 por ciento del producto interno bruto de entonces. Por su lado, el saldo de la deuda externa neta de igual sector sumó 76 mil 11.4 millones de dólares, igual a 10.1 por ciento del PIB. El monto conjunto de ambos renglones representó el 19.9 por ciento del producto interno bruto.
Casi 12 años después, al cierre de marzo de 2012, el monto de la deuda interna neta del sector público federal ascendió a 3 billones 372 mil 85.2 millones de pesos (456 por ciento de incremento nominal con respecto al saldo de diciembre de 2000), equivalente a 23 por ciento del producto interno bruto, mientras el relativo a la deuda externa neta del propio sector llegó a 116 mil 360.2 millones de dólares (alrededor de 53 por ciento de aumento nominal en comparación con el último mes de 2000), un saldo equivalente a 10.1 por ciento del PIB. El monto conjunto de ambos renglones representó 33.1 por ciento del producto interno bruto.
Así, en los 12 años de gobiernos panistas, de los que viene Josefina Vázquez Mota, según su propio dicho, el saldo de la deuda neta total del sector público federal (interna y externa) se incrementó 66.33 por ciento en términos reales, al pasar de representar 19.9 por ciento del producto interno bruto en diciembre de 2000 a 33.1 por ciento del PIB en marzo de 2012. Con estas cifras oficiales, ¿con qué cara La Jefa presume al respetable que las dos desastrosas administraciones blanquiazules (Foxilandia y Calderolandia) no han endeudado ni hipotecado la vida de tus hijos?
Las rebanadas del pastel
Lo mejor del caso es que el gobierno panista que mayor responsabilidad tiene en el ostentoso incremento del saldo de la deuda pública es el del actual inquilino de Los Pinos, es decir, el encabezado por el mismo personaje que en su campaña electoral (2006), junto con su partido político, el PAN, sin recato alguno ofrecía: hay formas de que México avance sin deudas. ¡Felipe Calderón te dirá cómo!… Un abrazo y un beso de su tamaño para mi amado Chicharín, por su décima velita.




Andariego y comelón, Sergio Arturo Cabrera desgrana en su recetario familiar, recuerdos de los sabores y olores que le dejaron huella. Con la misma facilidad que muestra para recrear imágenes en sus décimas de buen huasteco poblano, en prosa nos regala con platillos tan bien descritos, que se hace agua la boca. Por eso comentan algunos lectores que es tortura leer el Itacate al mediodía.De Tampico, tierra de jaibos, recuerda 
restaurante en el que comía como entremés ostiones rebosados, aros de cebolla frita y ensalada de pulpa de jaiba con nopalitos acompañada con totopos. Venía luego una aromática sopa también de jaibas; como plato fuerte solía pedir un pámpano o un huachinango relleno de mariscos, sazonado con mantequilla y perejil finamente picado.


Vejación a Karina Avilés muestra trato del PAN a periodistas

Con profunda indignación hemos leído en nuestro diario La Jornada la nota de la Redacción sobre la vejación de que fue objeto la reportera Karina Avilés por personeros del Partido Acción Nacional.


De esas frases que se hacen comunes, es recurrente en los discursos de las campañas y del propio Presidente sobarnos con: "Volveré el Ejército a sus cuarteles mediante una policía acreditable". Tales reincidencias, además de ya fatigosas, son falsas, pues carecen de sustento. Recordar que como ráfaga, la señora Jose prometió en Matamoros crear una policía de 150 mil efectivos y horas después Quadri subió la puja a 500 mil. AMLO ofreció en Monterrey "una nueva policía". ¡De dónde los irán a importar, qué pobreza de conocimiento o de respeto al votante!

Así como la globalización fue borrando las fronteras nacionales en espacios cada vez mayores del planeta y con ello los estados nacionales "cedieron" soberanía, la autonomía relativa del Estado, antaño indispensable para mantener los equilibrios y la cohesión social nacional, fue desdibujándose, y la sociedad política y la sociedad civil en algunos casos casi se confunden, y en otros es evidente la prevalencia de los intereses particulares –los más poderosos– sobre el interés general.

Ese viernes 19 de diciembre de 2008, Dan Jeremeel Fernández Morán debió recoger a su hija en casa de una compañera. Después quedó en pasar a buscar a Yolanda Morán, su mamá, a la estación de autobuses de la ciudad de Torreón. Nunca llegó por ellas. Desde entonces se desconoce su paradero.

¿Quién ganó el debate entre los candidatos a la presidencia de México? Ante esta pregunta, encontraremos varias respuestas. Unos dirán que fue Andrés Manuel López Obrador, otros que Enrique Peña Nieto, no faltarán quienes afirmen que el vencedor fue Gabriel Quadri y algunos más afirmarán que la ganadora fue Josefina Vázquez Mota. Pero yo no me voy a referir aquí estrictamente a este tema, sobre el cual ya corre mucha tinta y seguramente en los próximos días habrá aún más, sino a otro que me parece de gran importancia: la invención de realidades, o quizá sea mejor decir la suplantación de la realidad.



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