Una de cada cuatro mujeres son víctimas de violencia doméstica en el transcurso de sus vidas y sólo un aproximado del cuarto de esas agresiones físicas son reportadas.
Las mujeres inmigrantes son especialmente vulnerables a sufrir violencia doméstica y enfrentan dificultades para buscar ayuda debido a la barrera del lenguaje y al miedo a ser deportadas.
Para mujeres como María de Lourdes Reboyoso, el sufrir violencia doméstica fue la razón que la llevó a dejar a su esposo en México y empezar una nueva vida en los EEUU al lado de sus hijos.
“Cuando recién llegué a los EEUU… mis dos hijos no entendían por qué nos habíamos mudado aquí. Extrañaban su hogar”, dijo Reboyoso.
Una vez aquí, mientras Reboyoso empezaba a labrar un camino hacia su nueva vida, conoció a una amiga quien le habló sobre MUA (Mujeres Unidas y Activas), organización localizada en el distrito de la Misión que ayuda a mujeres inmigrantes víctimas de violencia doméstica. El programa ofrece consejería, talleres y una gran variedad de programas dirigidos a empoderar a las mujeres.
Fue como “zambullirse a un lago refrescante”, dijo Reboyoso.
Reboyoso se ganaba la vida limpiando casas en San Francisco. “A través de ‘Manos Cariñosas’ aprendí que no importa si tienes papeles o no, yo sigo teniendo derechos como trabajadora del hogar”.
‘Manos Cariñosas’ es un programa para trabajadores de múltiple servicios dentro de MUA que ofrece capacitación laboral y trabajos como cuidadora médica, cuidado de niños y limpieza de casas. El programa es una asociación de trabajadores cuyos miembros aprenden a negociar contratos, desarrollar habilidades laborales y luchar por sus derechos como mujeres inmigrantes.
El programa empezó en 1994 como una respuesta de MUA a las necesidades de sus miembros en cuanto a la capacitación de empleos y programas de desarrollo de trabajo. A través de este programa las mujeres fueron capaces de crear empleo equitativo y justo como contratistas independientes.
María Hernández, coordinadora de programas y supervisora de la línea de ayuda de MUA sobre crisis sexual, es también una sobreviviente de violencia doméstica que una vez encontró ayuda en MUA. Hoy en día, usa sus habilidades adquiridas para capacitar a otras mujeres a tener más confianza en sí mismas y a ser independientes.
‘Manos Cariñosas’ es una herramienta para convertirse en una trabajadora profesional e independiente. “Las mujeres ya no dependen de un hombre para tener una vida estable”, dijo Hernández.
Con ‘Manos Cariñosas’ las mujeres reciben 80 horas de un valioso y completo entrenamiento en español a través de los siguientes facilitadores: Children’s Council, Family Caregiver Alliance, Employment Law Center, entre otras conocidas y respetadas organizaciones.
Luego de graduarse del programa de ‘Manos Cariñosas’, los miembros del personal crean, desarrollan y actualizan currículos, preparan a las trabajadoras para entrevistas, atienden llamadas de posibles empleadores y continúan apoyando a las trabajadoras en la negociación de un salario digno y condiciones de trabajo saludables.
Las miembros también están invitadas a participar en las reuniones bimensuales de asociación de trabajadoras donde continúan siendo entrenadas, aprenden sobre derechos laborales y reciben consejos sobre problemas relacionados con el trabajo.
Según Hernández, MUA es uno de los pocos lugares en el área de la bahía al que mujeres inmigrantes pueden venir y hablar abiertamente sobre problemas de violencia doméstica y otros temas relacionados con inmigración.
Laurene Domínguez, coordinadora de SAFE Place (Lugar SEGURO) de la SF State University, asegura que muchas mujeres inmigrantes dudan si deben dejar o no a su cónyuge por miedo a la soledad, por ser indocumentadas y por la seguridad de sus hijos.
“Para muchas víctimas de abuso o violencia doméstica existe el miedo de volverse económicamente inestables y tener que lidiar con el hambre, pagar la renta o buscar albergues”, dijo Domínguez.
Según Domínguez, a una sobreviviente de violencia doméstica le toma de 5 a 7 veces irse de la casa.
“Las relaciones violentas se basan en poder y control”, dijo Domínguez. “Todas las personas con las que he trabajado dicen que hay una parte de esa persona [el abusador] que aman. Esperan que la persona cambie y que busque ayuda o pare el abuso, pero usualmente el abuso se intensifica con el paso de los años”.
Según el Instituto Nacional de Justicia y los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, se estima que 1,3 millones de mujeres son víctimas de asalto físico por parte de su pareja cada año.
Viridiana Millan, miembro del MUA, ha encontrado consuelo y seguridad a través de la organización de una manera diferente.
Millan vivía con su pareja en un pequeño apartamento en San Francisco. Después de tres años de lidiar con violencia doméstica Millan, que en ese momento estaba embarazada, llamó a la policía y su pareja fue arrestada.
Cuando su pareja salió de la cárcel, raptó a su niña de 3 meses, huyendo a México con ella.
“Hace 10 años que no veo a mi bebé. Él se la llevó como revancha por lo que hice”, dijo Millan.
Millan ha conseguido recientemente su Visa U, en parte gracias a los recursos legales ofrecidos por MUA. Esta Visa le permite estar y trabajar legalmente en los EEUU.
La Visa U se les concede a los no ciudadanos estadounidenses que hayan sufrido un abuso físico o mental sustancial. Dicho abuso proviene del resultado de amplias actividades delictivas que son o pueden ser usadas para la investigación o enjuiciamiento del delito.
Millan está planeando un viaje a México con la esperanza de encontrar y reconectarse con su hija, que ahora tiene diez años de edad.
“Con la ayuda de este grupo he aprendido a valorarme a mí misma”, dijo Millan. “Y lo más importante es que ahora puedo ir a México y ver a mi hija. Algún día me reencontraré con ella”.
Este artículo fue redactado con la colaboración de Katynka Martinez, profesora en la SF State University de la clase de Periodismo Latino.
—Traducción Pía Berastain
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