La Otra Ruta Migratoria
REPORTAJE
Sierra Norte de Oaxaca, de las principales zonas expulsoras
Especial | CEVAEL
Por: Citlalli López, corresponsal
Cimacnoticias | San Pedro Yólox, Oaxaca.- La falta de alternativas de estudio o de trabajo en la Sierra Norte de Oaxaca ha obligado a las mujeres chinantecas a emigrar a Estados Unidos.
Cada vez son más mujeres y jóvenes quienes dejan su tierra para buscar oportunidades de crecimiento. En su camino, algunas, como Inés López, han visto truncadas sus aspiraciones.
El pasado 21 de enero Inés le dijo a su madre: “Me voy porque quiero ayudarte, quiero construir tu casa y que mis hermanos sigan en la escuela”. Así lo recuerda Antonia, madre de Inés.
Inés López Ruiz recientemente había cumplido la mayoría de edad. Al concluir sus estudios de secundaria en junio de 2012 se vio sin alternativas porque en su comunidad no hay bachillerato y tampoco opciones de empleo.
La joven salió del municipio de San Pedro Yólox, en esta entidad que junto con Guerrero y Chiapas rebasan el 50 por ciento de migración joven en el país.
Este porcentaje se ubica por encima de la cifra nacional de 40.96 por ciento de migración joven y adolescente, según el Censo de Población y Vivienda 2010, del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
Con la maleta llena de deseos, Inés decidió viajar sin documentos a EU para encontrarse con su padre, Aquilino López.
Sentada en el corredor de la casa, la madre, Antonia Ruiz García, de 41 años, recuerda las aspiraciones de su hija.
“Ella quería irse a Oaxaca (capital), a México, a donde sea. Ésa era su voluntad. No quería estar acá. Aquí no hay trabajo. Quería estudiar allá. Fueron muchas cosas las que ella deseó. Hasta ahí se quedó: en sueños”.
Junto con tres mujeres jóvenes de la comunidad, Inés tomó la ruta del migrante. Con 5 mil pesos en la bolsa dejó su tierra.
El pasado 3 de marzo Inés murió cuando intentó cruzar la Carretera Interestatal 19 a la altura del kilómetro 45, de Amado, Arizona, para escapar de la patrulla fronteriza. La mayoría del grupo de 30 personas logró dispersarse.
Inés era la segunda hija del matrimonio entre Antonia y Aquilino. Sería la tercera en emigrar. Primero lo hizo su hermano hace tres años, luego su padre el año pasado.
Desde que la joven terminó la secundaria sólo se dedicaba a las tareas domésticas y el cuidado de sus hermanos pequeños.
Antonia la animaba para que continuara sus estudios en Santiago Comaltepec, una localidad a media hora de Yólox. Inés no aceptó. Quería seguir estudiando, pero también trabajar para contribuir con los gastos familiares.
“Si de verdad quiere seguir estudiando que venga. Aquí la voy a apoyar”, aceptó Aquilino, quien vende elotes en EU.
Además de la falta de trabajo, a Inés la preocupaba el servicio comunitario que correspondía hacer a su padre en 2013, pues para Aquilino sería casi imposible regresar a México.
FALTA DE ALTERNATIVAS
Asentado en las montañas de la Sierra Norte, en el distrito de Ixtlán de Juárez, San Pedro Yólox o “flor de corazón” tiene 2 mil 267 habitantes, quienes conforman 547 hogares, el 22.30 por ciento con jefatura femenina debido a la migración, según el Censo de Población 2010.
“La migración ha ido creciendo como en otras comunidades. Es bastante alta”, señala Juan López Arias, alcalde de San Pedro.
Explica que la única forma implementada para contener la expulsión de habitantes es la obligatoriedad de los servicios comunitarios tanto en las escuelas, como en el cabildo o en la iglesia, de tal manera que los migrantes varones tienen que regresar a México.
El propio Juan López recientemente volvió de EU para cumplir con ese cargo.
Otra medida acordada por la población es la obligatoriedad bajo cárcel o multa a los padres de familia que no envíen a sus hijas e hijos a la educación básica. Sin embargo, a falta de una escuela de nivel medio superior las y los jóvenes son los primeros en emigrar.
López Arias explicó que desde 2008 iniciaron gestiones para la apertura de un plantel de nivel medio superior y evitar así la migración juvenil, pero la respuesta de los gobiernos estatal y federal ha sido nula.
Por esta situación, al menos el 40 por ciento de las y los nativos están fuera de la comunidad, la mayoría en EU.
El fenómeno migratorio creció de la mano con la crisis en los cultivos del café a finales de los 90, cuando el precio del producto se desplomó de los 28 hasta los tres pesos el kilo.
La siembra de café constituía la fuente de ingreso más importante de la población: el 60 por ciento vivía del café. No quedó más opción que reducir la actividad para el autoconsumo.
MIGRACIÓN JUVENIL
Yanet López tiene 18 años. Vive en San Pedro Yólox y al igual que Inés vio en la migración una opción para salir adelante. Hace dos años estuvo a punto de irse, pero decidió emprender un negocio en la comunidad. “Aquí no hay trabajos con los que podamos salir adelante. Todos se van, hombres y mujeres”, dice.
Yanet deseaba irse a EU como la mayoría de las personas de su edad. Ella estudió hasta el bachillerato, pero para hacerlo tuvo que emigrar a la ciudad de Oaxaca.
Los mismos datos del Inegi indican que en los últimos cinco años en promedio 609 personas al día dejaron el país para irse al vecino del norte, principalmente. De ellos, 250 eran adolescentes y jóvenes de entre 15 y 24 años de edad.
Cuatro de cada 10 migrantes tenían menos de 24 años y en total sumaron 455 mil 587 personas que salieron de México. Casi la misma proporción (38.7 por ciento) de quienes se fueron eran originarios de las localidades y pueblos más pequeños del país, los que no superan los 2 mil 500 habitantes.
Por edad, adolescentes y jóvenes de ese rango son el principal grupo que emigra, e incluso superan en número a las 299 mil 757 personas que tenían entre 25 y 34 años cuando se fueron y que concentraron 27 por ciento del total.
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