3/19/2013

Energía: propuestas alternativas





Editorial La Jornada

Ayer, en actos separados, el ex jefe de Gobierno de la ciudad de México Cuauhtémoc Cárdenas y el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) plantearon sendas propuestas para modernizar Petróleos Mexicanos (Pemex) sin alterar los términos actuales del artículo 27 constitucional, en el cual se garantizan la propiedad y el dominio de la nación sobre los recursos y la industria petrolera.

El primero, en una guardia de honor al general Lázaro Cárdenas en el Monumento a la Revolución –acto en el que estuvo acompañado por la dirigencia perredista– se manifestó por impulsar la sustitución de importaciones de productos derivados del petróleo y la reducción de las exportaciones de crudo, y señaló la incongruencia del discurso oficial, que habla de una supuesta carencia de capitales en la industria petrolera, pese a que se trata de un negocio de alta rentabilidad.

Por su lado, parte de la dirigencia de Morena, congregada ayer en el Hemiciclo a Júarez, presentó una propuesta energética de 15 puntos, a fin de fortalecer la industria petrolera sin alterar la Constitución. Entre esos puntos destacan la construcción de cinco refinerías, con el fin de dejar de importar gasolina de Estados Unidos e incrementar las exportaciones de productos refinados, aprovechar el gas natural que se produce en el Golfo de México –y que actualmente se quema–, incrementar los recursos para investigación y tecnología, establecer una política energética congruente y única para petróleo, gas y electricidad, suspender el régimen fiscal confiscatorio que padece la paraestatal, así como combatir las diversas formas de corrupción y saqueo que tienen lugar en su interior y controlar los derroches de la alta burocracia directiva y las transferencias injustificadas al sindicato petrolero.

Tales planteamientos, que trascienden con mucho las filas del perredismo y de Morena, son compartidos por diversos sectores de la sociedad y constituyen una orientación para emprender la sin duda necesaria modernización del sector energético nacional sin atentar contra su carácter público y nacional. De hecho, han venido siendo expresados desde 2008, cuando la administración calderonista intentó la privatización de los principales segmentos de la industria petrolera. Llama la atención que el actual gobierno federal insista en retomar ese empeño privatizador a sabiendas de que existen formas de sanear, actualizar y renovar a Petróleos Mexicanos sin necesidad de abrir la explotación petrolera –para la cual no sería necesario privatizar Pemex, pero sí modificar los términos del artículo 27 constitucional– a intereses privados.

En tal circunstancia, cabe preguntarse si el interés real del gobierno es el fortalecimiento de la industria nacional de hidrocarburos o bien la creación de oportunidades de negocio para empresarios particulares a expensas de la integridad de la renta petrolera. Ante propuestas alternativas tan claras y coherentes, la duda es inevitable.

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