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México
D.F., 18 mar. 13. AmecoPress.- Mientras los grupos de mujeres apoyan al
sector más crítico y democrático de “expertos” que estarán vigilando la
reforma a las telecomunicaciones, Televisa lanzó, el 9 de marzo, a todo
color, una serie de 10 historias que se trasmitirán los sábados a las
18 horas, dedicado a homenajear el embarazo, el parto y las bondades de
la maternidad.
Nueva
Vida, como se llama el programa, reforzará los cambios legislativos
estatales en que se ha construido lentamente la idea de que interrumpir
un embarazo no debe ser un derecho para las mujeres.
Llama la
atención el nivel de alejamiento entre la crítica social, en este caso
de las feministas, a los medios y la realidad. Se ha promovido una
cadena epistolar para promover que la reforma en las telecomunicaciones
sea equitativa y democrática; que se amplié el acceso de distintos
sectores a las concesiones de cadenas y canales de televisión; que se
ponga remedio al monopolio y que se abra todo el espacio
radioeléctrico, sin reparar en el contenido misógino de la
programación, el contenido retrógrado de las historias que en
televisión abierta llegan a millones de personas.
Hasta ahora
los sectores ocupados en la democratización de los medios no han
proveído el perfil discriminatorio del contenido de lo que transmiten
los monopolios. Nadie puede hacerlo todo, se han ocupado perfecta y
sistemáticamente en el tema de la propiedad de los medios. No tienen
tiempo para analizar los contenidos. Eso supongo.
Durante
décadas, las feministas han criticado la invisibilidad que se aplica a
la mitad de la población, no obstante las discusiones y los acuerdos,
la construcción del Capítulo J en los acuerdos de la IV Conferencia
Mundial de la Mujer (celebrada en Pekin, China, 1995), no existe
ninguna instancia feminista de discusión. Hay, como siempre, las
antropólogas o académicas que en tubo de ensayo analizan los medios,
pero el activismo y la práctica feminista está totalmente alejada de
esta problemática.
Preocupa que la reforma pasará por encima de nuestras cabezas sin saber qué sucederá en este sentido.
Tal vez por
eso, sin pena ni gloria comenzó Nueva Vida, una serie de diez capítulos
para reverenciar a la maternidad en el siglo XXI, producción a cargo de
Luis de Llano, con una hermosa canción de cuna cantada por Yuri y con
la actuación de un elenco muy reconocido en el público, entre ellos,
Héctor Suárez.
De esta forma,
Televisa a través de su pantalla, multiplicada hasta el infinito, dará
juego a esa polémica que ha atravesado a los congresos de 18 Estados
sobre el origen de la vida: a todo color se presentará cada sábado, el
cigoto, en nombre de la vida. Una forma de apuntalar a la reforma
constitucional que podría discutirse cualquier día en la Cámara de
Diputados, cuya tendencia es anular las excepciones de ley sobre la
interrupción del embarazo y por supuesto abatir el avance que en este
sentido hemos logrado en el Distrito Federal.
Se anunció
como un homenaje a las madres. Comenzó el 9 de marzo, cuando no habían
sino comenzado las ceremonias, ritos, actividades y foros sobre la
igualdad de las mujeres en torno al 103 aniversario del 8 de marzo.
Cuando nos ocupábamos de invitar y convivir con la nueva
administración, para defenestrarla enseguida y con una venda en los
ojos que impide ver la construcción ideológica del poder.
¿Quién duda de
la postura de Enrique Peña Nieto sobre el aborto? ¡Cuántos funcionarios
y no sólo las mujeres del PRI condujeron el voto en los estados donde
comenzó la andana contra la tradición despenalizadora del aborto en
México?.
Frente a la
reforma en las comunicaciones Televisa está presta a coincidir con los
deseos del señor presidente; tanto que tan pronto conoció del envío de
la iniciativa de la reforma en telecomunicaciones, se adhirieron a
ella, mientras activan a quienes como legisladores forman lo que se
denominó como telebancada.
Es decir, las
cosas no son aisladas unas de otras. Analizar a los medios, significa
ver todo el panorama: medios que controlan la libertad de prensa de sus
trabajadores y trabajadoras; que producen desde una perspectiva
misógina y discriminatoria; tribunas para reafirmar los papeles
tradicionales de hombres y mujeres, contrario a la ley que garantiza
nuestros derechos, desde el artículo uno de la constitución; mecanismos
de propaganda de la ideología del gobierno en turno; concesionarios de
la propiedad de la nación a quienes debíamos pedir rendición de
cuentas.
También violan
la constitución en el tema del laicismo, después de las 12 de la noche,
en canal 4, entran los sacerdotes y las iglesias a decir, actuar y
difundir sus dogmas, todo ello contra la ley, como explica muy bien
Raúl Trejo Delabre en un magnífico artículo del último número de la
revista Zócalo.
Es muy parcial
la participación feminista y como se dice desde la perspectiva de
género en el debate de los medios de comunicación. Se ha dejado toda la
cancha a especialistas poco sensibles a los derechos humanos de las
mujeres, más preocupados por sus propios asuntos.
Debíamos
también preocuparnos por la telebasura que ha impedido la
alfabetización de mexicanos y mexicanas. Apenas este 12 de marzo,
Emilio Chayffet, el secretario de Educación, aseguró que 15 millones de
personas en México son analfabetas, pero seguro sí ven la televisión.
El horror de
este entramado tendría que enfrentarse por todas sus aristas. Es muy
importante, es básico quien los va a manejar, en la misma medida de
cómo los manejan y qué contenidos se acuerdan.
Hasta ahora
muchos sectores de la sociedad, incluidas las mujeres organizadas,
progresistas y feministas, sólo piensan en los medios como instrumentos
de propaganda, de sí mismas, de sus causas o sus dichos; se ha
privilegiado tener algunos espacios de difusión sobre el conocimiento.
Somos una
sociedad donde los observatorios de medios, se han desarrollado para la
cuestión ciudadana y electoral, pero vivimos un atraso tremendo sobre
esa observación desde la perspectiva de género. No tenemos un
observatorio de género serio, con bases y con recursos que nos pudiera
dar información profunda y análisis con hondura. Yo no creo en la
crítica fácil acientífica, necesitamos saber y conocer.
Si hubiera
crítica feminista, que no anda buscando presencia mediática únicamente,
hace varias semanas que sabríamos y hubiéramos analizado el contenido
de Nueva Vida, este programa que abonará contra nuestros derechos
sexuales y reproductivos, y relevará la célula de nuestra opresión: la
maternidad como destino principal de las mujeres.
En fin. Qué
tarea tenemos. La sociedad mexicana tendría que tener claro que en la
transformación de los medios de comunicación, su nuevo marco normativo,
su renovación, no sólo está en la mesa de discusión lo de las
concesiones y los plazos de concesión, sino porque sus emisiones son
fundamentales para contrarrestar la ideología que ha mantenido a la
mitad de la población en posición subordinada, ignorante, sumisa e
incapaz de contribuir a la vida y a la libertad de las mujeres. Saber
que no es suficiente una cadena epistolar y golpes en el pecho.
Urge una
postura desde los sectores de mujeres progresistas. Urge una
comprensión profunda que lo que podrá pasar sin alterarnos y sin
indignarnos. En fin, que la cosa no es para menos.
Veremos. Foto: Archivo AmecoPress.
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