Aunque
el discurso cambió, la violencia no se ha ido, y los tuiteros en México
no abandonan la trinchera virtual. Un estudio del MIT los coloca como
las nuevas “comunidades insurgentes” que se han vuelto corresponsales
de guerra, policías y defensores de derechos humanos
Viernes 3 de mayo de 2013
Andrés Monroy ha localizado a los nuevos corresponsales de guerra, los
tuiteros, en un contexto de vacío de poder y pugna por la información
"Urgen garantías para quienes informamos a la gente y somos voceros de la
gente que no puede hablar para pedirle a una autoridad, somos quienes dicen
lo que pasa en nuestro estado y en México”
Reportero corresponsal de Televisa en la ciudad de Saltillo
"En muchos sentidos, lo que los ciudadanos mexicanos experimentan es un tipo
de ecosistema de información que se vive normalmente por criminales con el
riesgo de que los 'capturen y castiguen'"
El tuitero mexicano no es como cualquier otro. Y en México no se tuitea como en Estados Unidos o Egipto.
A pesar de que todos los cibernautas deban expresarse con un lenguaje de 140 caracteres, el mexicano se destaca entre otras cosas, por volverse un corresponsal de guerra, policía y defensor de derechos humanos, en un contexto de guerra urbana.
Un estudio realizado por un centro de investigación de Microsoft y encabezado por un joven mexicano egresado del MIT, revela que son estos tuiteros mexicanos, componen lo que él llama las nuevas “comunidades insurgentes”.
Y no porque lideren una revolución tecnológica o ideológica en código binario, sino porque representan una rebeldía a la precaria situación de inseguridad en varias localidades del país.
No son grupos armados de autodefensa como los del estado de Guerrero, pero si comparten al interés por “agarrar al toro por los cuernos”, es decir, protegerse a ellos mismos y a su comunidad.
Son ángeles guardianes, activistas sociales, ciudadanos preocupados, hijos de la generación 2.0., soldados de la información, como sea que se les identifique, los que hoy asumen la responsabilidad de informar, de protegerse, de hacer algo.
Y lo hacen, de acuerdo con Andrés Monroy, con hashtags que gritan ¡fuego!
El fenómeno en Microsoft
Un inteligente joven mexicano de 33 años, doctorado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés) y actual investigador social en Microsoft, dedica su vida a estudiar el fenómeno de la violencia y la inseguridad en México, no sólo en la esfera terrenal, sino en aquel mundo binario que hoy logra desafiar a las grandes estructuras de poder.
Andrés Monroy Hernández, originario de Monterrey, ha localizado a los nuevos corresponsales de guerra, los tuiteros en México, quienes emergen en un contexto de vacíos de poder y una pugna por la información y por el poder.
Graduado en la prestigiosa universidad Massachusetts Institute of Technology, (MIT), Monroy trabaja en el diseño y estudio de sistemas de “redes sociales” que alimentan la expresión creativa y el compromiso social.
En el estudio “Los nuevos corresponsales de guerra: el ascenso de la curaduría de medios civiles en un contexto de guerra urbana”, Monroy, junto con Danah Boyd, Emre Munmun, Munmun De Choudhury y Scott Counts, todos investigadores de Microsoft, realizaron una exploración que analizó más de 250 mil mensajes de Twitter, con hashtags como #mtyfollow, donde destacan las palabras “reportan” y “balacera”.
Las ciudades más aguerridas
Mediante la recopilación de más de un millón de tuits, que inició en el 2011, los investigadores descubrieron que las ciudades donde más se utiliza esta red social son Monterrey, Reynosa, Saltillo y Veracruz, utilizando los 140 caracteres para difundir alertas sobre balaceras y enfrentamientos armados entre el crimen organizado.
Es decir, para protegerse los unos a otros, cuando las autoridades se muestran incapaces de hacerlo.
La preeminencia que han obtenido estos tuiteros y blogueros dentro de su comunidad, no ha sido libre de crítica y polémica entre las autoridades, sean legales o académicas.
Este “ecosistema de información” generado por los usuarios, en cualquiera de sus formatos o número de caracteres, muchas veces es menospreciado por expertos y académicos quienes debaten su “mérito” o la calidad de la información.
Pero a pesar del escrutinio, es innegable también que la sociedad se relaciona y se compromete con esta información que vuela y se difunde por plataformas como Twitter, creando, sin que se den cuenta, una cultura de participación, donde todo se dice, todo se permite, no hay límites ni barreras. Que a su vez constituyen comunidades contagiosas y de identidad.
El estudio también analiza cómo las instituciones mexicanas encargadas de la seguridad están tan debilitadas, que la guerra contra el narcotráfico se ha vuelto también un conflicto por el control de la información donde los medios de comunicación locales y el mismo gobierno, se ven forzados a autocensurarse.
Pero ¿qué pasa cuando los mismos curadores, –comprometidos con la divulgación, e información relacionada con la violencia– no pueden llevar a cabo su labor?
El 'TwitTerrorismo'
Es ya bastante conocido el caso de la página de Facebook Valor por Tamaulipas creada y curada por un usuario, que después de amenazas contra su vida, declaró cerraría el sitio definitivamente el marzo de este año.
“Me he encontrado que las redes sociales con un campo de batalla en el que los usuarios principales tienen algún tipo de interés o rol en esta misma guerra, llámese usuarios de los cárteles que obtienen información para venderla e intercambiarla, oficinas de la Procuraduría de Justicia del estado, que en algunas ciudades son los representantes máximos de la “colaboración ciudadana” (…)
“Ni se diga de la cantidad de ministeriales, entre buenos y malos, que tienen roles activos en cada de uno de los hashtags en Twitter”, escribió el creador de la página de Facebook donde ciudadanos con un perfil posteaban información sobre seguridad, matanzas, denuncias y alertas, para beneficio y protección de la misma población de Tamaulipas.
A esto, Monroy lo bautiza como “twitTerrorismo”.
Monroy asegura que el uso de las redes sociales en México representa un caso particularmente interesante, ya que la complejidad y complicidades que se da entre autoridades y criminales, hace imposible que la ciudadanía luche o se defienda de un enemigo claro y común.
A pesar de que todos los cibernautas deban expresarse con un lenguaje de 140 caracteres, el mexicano se destaca entre otras cosas, por volverse un corresponsal de guerra, policía y defensor de derechos humanos, en un contexto de guerra urbana.
Un estudio realizado por un centro de investigación de Microsoft y encabezado por un joven mexicano egresado del MIT, revela que son estos tuiteros mexicanos, componen lo que él llama las nuevas “comunidades insurgentes”.
Y no porque lideren una revolución tecnológica o ideológica en código binario, sino porque representan una rebeldía a la precaria situación de inseguridad en varias localidades del país.
No son grupos armados de autodefensa como los del estado de Guerrero, pero si comparten al interés por “agarrar al toro por los cuernos”, es decir, protegerse a ellos mismos y a su comunidad.
Son ángeles guardianes, activistas sociales, ciudadanos preocupados, hijos de la generación 2.0., soldados de la información, como sea que se les identifique, los que hoy asumen la responsabilidad de informar, de protegerse, de hacer algo.
Y lo hacen, de acuerdo con Andrés Monroy, con hashtags que gritan ¡fuego!
El fenómeno en Microsoft
Un inteligente joven mexicano de 33 años, doctorado por el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés) y actual investigador social en Microsoft, dedica su vida a estudiar el fenómeno de la violencia y la inseguridad en México, no sólo en la esfera terrenal, sino en aquel mundo binario que hoy logra desafiar a las grandes estructuras de poder.
Andrés Monroy Hernández, originario de Monterrey, ha localizado a los nuevos corresponsales de guerra, los tuiteros en México, quienes emergen en un contexto de vacíos de poder y una pugna por la información y por el poder.
Graduado en la prestigiosa universidad Massachusetts Institute of Technology, (MIT), Monroy trabaja en el diseño y estudio de sistemas de “redes sociales” que alimentan la expresión creativa y el compromiso social.
En el estudio “Los nuevos corresponsales de guerra: el ascenso de la curaduría de medios civiles en un contexto de guerra urbana”, Monroy, junto con Danah Boyd, Emre Munmun, Munmun De Choudhury y Scott Counts, todos investigadores de Microsoft, realizaron una exploración que analizó más de 250 mil mensajes de Twitter, con hashtags como #mtyfollow, donde destacan las palabras “reportan” y “balacera”.
Las ciudades más aguerridas
Mediante la recopilación de más de un millón de tuits, que inició en el 2011, los investigadores descubrieron que las ciudades donde más se utiliza esta red social son Monterrey, Reynosa, Saltillo y Veracruz, utilizando los 140 caracteres para difundir alertas sobre balaceras y enfrentamientos armados entre el crimen organizado.
Es decir, para protegerse los unos a otros, cuando las autoridades se muestran incapaces de hacerlo.
La preeminencia que han obtenido estos tuiteros y blogueros dentro de su comunidad, no ha sido libre de crítica y polémica entre las autoridades, sean legales o académicas.
Este “ecosistema de información” generado por los usuarios, en cualquiera de sus formatos o número de caracteres, muchas veces es menospreciado por expertos y académicos quienes debaten su “mérito” o la calidad de la información.
Pero a pesar del escrutinio, es innegable también que la sociedad se relaciona y se compromete con esta información que vuela y se difunde por plataformas como Twitter, creando, sin que se den cuenta, una cultura de participación, donde todo se dice, todo se permite, no hay límites ni barreras. Que a su vez constituyen comunidades contagiosas y de identidad.
El estudio también analiza cómo las instituciones mexicanas encargadas de la seguridad están tan debilitadas, que la guerra contra el narcotráfico se ha vuelto también un conflicto por el control de la información donde los medios de comunicación locales y el mismo gobierno, se ven forzados a autocensurarse.
Pero ¿qué pasa cuando los mismos curadores, –comprometidos con la divulgación, e información relacionada con la violencia– no pueden llevar a cabo su labor?
El 'TwitTerrorismo'
Es ya bastante conocido el caso de la página de Facebook Valor por Tamaulipas creada y curada por un usuario, que después de amenazas contra su vida, declaró cerraría el sitio definitivamente el marzo de este año.
“Me he encontrado que las redes sociales con un campo de batalla en el que los usuarios principales tienen algún tipo de interés o rol en esta misma guerra, llámese usuarios de los cárteles que obtienen información para venderla e intercambiarla, oficinas de la Procuraduría de Justicia del estado, que en algunas ciudades son los representantes máximos de la “colaboración ciudadana” (…)
“Ni se diga de la cantidad de ministeriales, entre buenos y malos, que tienen roles activos en cada de uno de los hashtags en Twitter”, escribió el creador de la página de Facebook donde ciudadanos con un perfil posteaban información sobre seguridad, matanzas, denuncias y alertas, para beneficio y protección de la misma población de Tamaulipas.
A esto, Monroy lo bautiza como “twitTerrorismo”.
Monroy asegura que el uso de las redes sociales en México representa un caso particularmente interesante, ya que la complejidad y complicidades que se da entre autoridades y criminales, hace imposible que la ciudadanía luche o se defienda de un enemigo claro y común.
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