La Otra Ruta Migratoria
Son explotadas en fincas cafetaleras o caen en redes de trata
Por: Rubí López, corresponsal
Cimacnoticias | Guatemala.-“Se fue a una finca de café. Era muy discriminada, no le dieron un trabajo justo. Estuvo dos meses. Cuando regresó tuvimos la posibilidad de lograr una beca para sus estudios”, dijo Rosa Marina Ramírez Tomás, madre de una niña que participó en un proyecto de desarrollo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en Concepción Tutuapa, departamento de San Marcos.
El proyecto “Programa regional para el fortalecimiento de capacidades de protección, asistencia a personas migrantes en situaciones de vulnerabilidad en Mesoamérica”, se llevó a cabo en San Marcos, departamento fronterizo que registra uno de los mayores flujos migratorios. La iniciativa tuvo como objetivo prevenir la migración de menores de edad no acompañados.
En 2012 fueron retornados desde México 2 mil 380 guatemaltecos menores de edad, 497 niñas y adolescentes (20 por ciento del total), mientras que en 2011 se reportaron 400. No obstante, es incierto el número real de niñas y niños que emigran de manera irregular por la ausencia de controles fronterizos.
Entre 2010 y 2012, el proyecto de OIM proporcionó becas escolares a 239 menores de edad, un 40 por ciento fueron para niñas. La iniciativa además incluyó proyectos productivos y la campaña de comunicación y sensibilización “Camina seguro, la información es tu mejor equipaje”.
“Agradezco mucho los consejos y la capacitación. Lo que más me gustó es que me apoyaron a seguir con mis estudios. Me gusta estudiar y me va bien”, comentó Evelyn. La niña de 14 años cambió la visión de la migración después de la experiencia que vivió. Hace dos años viajó al estado mexicano de Chiapas, fronterizo con San Marcos.
“Me fui dos meses, junto a mi hermano, me pasé el río. Trabajamos en una finca de café, pero nos trataban mal”, contó.
A pesar de las largas horas de trabajo en la finca, después de un mes recibió como pago sólo 100 pesos mexicanos. “Les pagaron más a los hombres. Me sentí mal porque fue discriminación”, lamentó.
“Yo estuve con gran tristeza cuando mi hija se fue. Gracias a Dios ya no se volvió a ir. Estoy muy contenta con ella y me siento bien por saber que está aquí conmigo y además sigue estudiando”, explicó Rosa Marina, madre de Evelyn y de seis hijos más.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), las y los niños que trabajan en las fronteras regularmente dependen de sus explotadores para recibir seguridad, comida y refugio.
La mayoría soporta condiciones de trabajo atroces y son frecuentemente usados como mano de obra barata, explotados en trabajos domésticos, lo cual supone graves consecuencias para la vida y la salud de las y los niños. Las niñas son más vulnerables a la trata de personas relacionada con el comercio sexual.
Las razones más comunes que mueven a la niñez a emigrar son escapar de la pobreza, la falta de oportunidades o la violencia que enfrentan en sus países de origen, según el reporte “Los derechos de los niños en el contexto de la migración internacional 2012”, presentado por la organización Ririki Intervención Social.
La explotación laboral ahora es sólo un mal recuerdo para Evelyn. Con el apoyo de su madre, asiste al primer año de secundaria en la escuela de su comunidad, Tuimuca, en el municipio de Concepción Tutuapa.
María Lupe Félix Aguilón compartió su alegría pues su hija Brenda, de 13 años, también fue beneficiada con el proyecto: “Me sentía mal, pues se fue a trabajar vendiendo chicles y dulces para pagar sus estudios, pero ya va para dos años que no se va a México”.
“Hace pocos años no trabajábamos este tema de prevención de migración en nuestros niñas y niños. Pero es una necesidad. Gracias al proyecto sensibilizamos a las y los menores participantes, a sus compañeros de escuela, maestros y padres de familia”, explicó Cándido Carrillo Crisóstomo, coordinador administrativo de la Asociación de Desarrollo Integral Nimal Tnam (ADIN), socia de OIM en la ejecución del proyecto.
El programa de ayuda finalizó en 2012. Gracias a sus resultados, la OIM replica la experiencia y beneficia a niñas y niños de otros municipios marquenses con altos índices de migración: Tacaná y Tajumulco.
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