Thalif Deen entrevista JOHN HENDRA, subsecretario general de la ONU
NACIONES UNIDAS, 10 jun 2013 (IPS) -
La propagada crisis financiera en Europa y su negativo impacto en el
Sur en desarrollo dieron pie a una ola de severas medidas de
austeridad. ¿Las principales víctimas? Las mujeres.
Al
menos nueve países europeos, a saber, Bélgica, Eslovaquia, España,
Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, Portugal y Rumania, están reduciendo
o eliminando subsidios.

“La
crisis y las medidas de austeridad tuvieron un impacto negativo en la
mano de obra femenina”, dijo Hendra. Crédito: UN Photo/Paulo Filgueiras
Las
medidas incluyen también la reducción o limitación de los sueldos
estatales, el aumento de los impuestos al consumo y las reformas de las
pensiones, de la seguridad social, del sistema sanitario y del mercado
laboral.
“No hay ninguna duda de que los más pobres y
vulnerables, la mayoría de los cuales son mujeres, son los más
afectados por la austeridad”, dijo a IPS el subsecretario general de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU), John Hendra.
Esto
ocurre tanto en países en desarrollo como industrializados, subrayó el
funcionario, también subdirector ejecutivo para Políticas y Programas
de ONU Mujeres.
Los hogares más pobres y vulnerables ya se han
venido ajustando a las sucesivas crisis desde hace muchos años, con
incrementos en los precios de los alimentos y de los combustibles, y
por tanto su capacidad de resistencia es hoy limitada, indicó en
entrevista con IPS.
Hendra se desempeñó también como
representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en
varios países, entre ellos Letonia, Tanzania y Vietnam.
En agosto
de 2012, según las últimas estadísticas, el desempleo entre las mujeres
era mayor que entre los hombres en 10 países de la Unión Europea:
Eslovaquia, Eslovenia, España, Francia, Grecia, Italia, Luxemburgo,
Malta, Polonia y República Checa.
En España y en Grecia, más de una cuarta parte de la mano de obra femenina estaba desempleada el año pasado.
Además, la brecha salarial entre hombres y mujeres se amplió en varios países, particularmente en Bulgaria, Letonia y Rumania.
Según
la Organización Internacional del Trabajo, la proporción de mujeres en
empleos vulnerables es más alta que la de los hombres en todo el mundo,
y en algunas regiones significativamente. En el norte de África, por
ejemplo, 55 por ciento de las mujeres, contra 32 por ciento de los
hombres, tienen empleos vulnerables.
En Medio Oriente, la
proporción llega a 42 por ciento, contra 27 por ciento en los hombres,
y en África subsahariana a 85 por ciento, contra 70 por ciento.
IPS:
¿Puede la crisis financiera, propagada tanto en el Norte
industrializado como en el Sur en desarrollo, socavar algunos de los
logros alcanzados por las mujeres en la última década?
JOHN
HENDRA: Creo que sí. Por ejemplo, la crisis y las medidas de austeridad
tuvieron un impacto negativo en la mano de obra femenina. En Europa,
esta decayó.
La tasa de desempleo es más alta entre las mujeres
que entre los hombres en muchos países, y la brecha salarial también se
incrementó. En países en desarrollo, la crisis y las medidas de
austeridad llevaron a muchas mujeres al trabajo informal y vulnerable.
Como
las mujeres por lo general son empleadas con contratos frágiles y no
permanentes, son más vulnerables a ser despedidas en tiempos de
recesión.
Las mujeres sufrieron una pérdida desproporcionada de
empleos durante la crisis financiera asiática (1997-1998) y en la
crisis mundial de 2008-2009.
Las medidas de austeridad también
socavaron el progreso hacia una distribución más equitativa de las
tareas de cuidados. Los recortes en los servicios públicos de salud y
cuidados derivaron en una nueva privatización y en un regreso a los
roles de género tradicionales.
IPS: ¿Y cuán severo es
este revés para alcanzar los Objetivos de Desarrollo de las ONU para el
Milenio (ODM) referidos a empoderamiento de género, la salud materna y
la mortalidad infantil?
JH: Hay un riesgo real de que la
austeridad enlentezca el progreso hacia los ODM. Como señaló hace poco
la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, las
medidas probablemente frenarán el crecimiento y la reducción de la
pobreza, exacerbando las desigualdades.
Según el Overseas
Development Institute y Plan International, una caída de uno por ciento
en el producto interno bruto incrementa la mortalidad infantil en 7,4
muertes por cada 1.000 niñas nacidas vivas, contra 1,5 muertes por cada
1.000 niños nacidos vivos.
Las tasas de conclusión de estudios
primarios caen durante la época de recesión. Entre las niñas, se
produce una caída de 29 por ciento, contra 22 por ciento entre los
niños.
En las crisis económicas, más mujeres dan a luz en su
hogar en el Sur en desarrollo, y su situación nutricional y el número
de chequeos médicos pre y posnatales decae. Esto socava
significativamente el logro de las Metas del Milenio.
La agenda
de desarrollo de la ONU para después de 2015 puede ayudar a tratar la
desigualdad, mejorar el respeto a los derechos humanos y asegurar que
todos los países se comprometan a la sostenibilidad, la igualdad y la
erradicación de la pobreza.
Lo más importante es asegurar que la
igualdad de género sea central en una nueva agenda de desarrollo, y que
incluya una meta específica sobre el tema y lo integre en todas las
otras metas y objetivos.
También es clave seguir de cerca el actual modelo de crecimiento y las políticas de austeridad.
Creo
que en las últimas semanas se alcanzó un punto de quiebre en el debate
sobre las medidas austeridad, cuando el Fondo Monetario Internacional
admitió que el impacto recesivo de estas fue más severo de lo que se
anticipaba, y que se identificaron errores en la información y en los
análisis sobre la deuda pública en los que se apoyaron esas medidas. |
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