Pedro Echeverría V.
1. Otra vez la policía carga contra decenas de jóvenes estudiantes
que protestaban ayer en las calles de la ciudad de México conmemorando
aquella brutal represión de “halcones” del 10 de junio de 1971, al poco
tiempo de la masacre de octubre de 1968. Los gobiernos provocadores,
sabiendo que los jóvenes ya están “hasta la madre” de prohibiciones, no
dejan de amenazarlos enviando a miles de policías y milicos uniformados
a vigilar sus marchas y a cortarles el tránsito en calles y avenidas
donde están los poderes de Gobernación, Televisa, etcétera. Milicos
construyen verdaderos muros de contención que constituyen un verdadero
reto para los jóvenes más conscientes y valientes que ya están cansados
de tantas imposiciones.
2. Calificar de anarquista a los jóvenes que protestan y se
enfrentan a la policía y al ejército en la calles es ya muy común en
México, pero una exageración. Hace 50 años se calificaba de socialistas
o comunistas a todos aquellos que se oponían al sistema de explotación
y miseria que vivía el pueblo. Si para nosotros fue muy digno que nos
dijeran izquierdistas radicales, hoy calificar a los jóvenes de
anarquistas –que no quieren nada con el sistema de opresión capitalista
como muchos “socialistas y comunistas” que (desafortunadamente) de
alguna manera se han acomodado en el sistema- es una designación que
dignifica a quien lo lleva por su permanente rebelión contra el orden
impuesto por todo tipo de autoridad.
3. Pero los jóvenes no son anarquista porque no conocen la ideología
de Bakunin y Kropotkin, ni tampoco están contra toda autoridad y todo
Estado; son pocos los jóvenes que han podido escapar –no con facilidad-
de la domesticación del sistema y han comenzado a declarar su rebeldía.
No debe olvidarse que si el capitalismo ha podido vivir más de 500 años
es porque ha practicado la domesticación masiva de las masas
orientándolas al individualismo, la competencia, demostrándoles que la
posesión de riquezas materiales es la única garantía de poder. Y luchar
contra la domesticación de la conciencia ha sido muy difícil, pero ahí
están los jóvenes que luchando contra un poder pueden comprender que
hay que batallar contra todos.
4. Dicen los jóvenes rebeldes con razón: desde que naces te imponen
leyes, reglas, costumbres, horarios, comportamiento y se inicia los que
se llama: adoctrinamiento. Luego te mandan a la iglesia y a la escuela,
y en vez de enseñarte a pensar y cuestionar, a ser un joven libre que
razona, continúa la doctrina de obedecer y de portarte bien. A los 10
años ya estás hecho y derecho a imagen y semejanza del sistema. Muy
bien portado te conviertes en un ejemplo, modelo, digno de presunción
de tus padres y del hogar. Luego debes enamorar y casarte para que el
círculo social se cumpla. ¡Qué bonita familia, señalan los jóvenes! Nos
han enseñado a acomodarnos al sistema, aprender todos sus vicios, para
nunca luchar por cambiarlo.
5. Lo que puede verse y escucharse de los jóvenes es que parecen
estar hasta la madre del “vejestorio” (así dicen) del sistema, del
Estado, de los padres, maestros y curas, de los partidos, que siempre
les gusta aconsejar, llamar a la cordura, no caer en la provocación,
portarse bien, con el único fin de que todo el sistema de privilegios
continúe. No es un problema ideológico ni de nadie que los esté
dirigiendo, más bien es una justa reacción al autoritarismo, a la
imposición, al maltrato que reciben de quienes deberían ayudarlo a ser
independiente. ¿Qué hacen cientos o miles de policías vigilando sus
pasos si no es una política de intimidación para que los gobiernos
puedan actuar a sus anchas sin que nadie proteste?
6. La represión es el camino fácil que escogen los gobiernos tontos
de cualquier partido para someter a sus pueblos. Demuestran con ello
que no tienen la menor inteligencia y capacidad para estudiar y
comprender lo que pasa y adelantarse a solucionar los problemas. Las
protestas sociales sólo acabarán cuando se acaben las causas que las
producen y que todos conocen: miseria, hambre, desempleo, opresión. Los
estudiantes y profesores lo único que hacen es darle contenido a estos
problemas y sacarlos a la calle para que la gente adquiera conciencia
de ellos, ¿piensan entonces los gobiernos que reprimiendo al pueblo se
acabarán? Los jóvenes han sido siempre el motor que impulsa las luchas
sociales. Brindémosles todo nuestro apoyo. (11/VI/13)
pedroe@cablered.net.mx
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