8/31/2013

Contra la acumulación capitalista y patriarcal, hacer la lucha en el mundo entero


La sesión de la tarde del 26 de agosto, titulada “Acumulación por desposesión: trabajo, naturaleza y cuerpo de las mujeres”, abrió con una bienvenida por parte de una compañera de la MMM en Bahia y la compañera de Turquía del Comité Internacional, de la MMM. En un momento en que todo se vuelve mercancía: el agua, bosques escuelas, salud, el feminismo lucha contra el patriarcado y el capitalmo, que explotan al mismo tiempo la naturaleza y el trabajo de las mujeres.

La primera compañera en participar fue Malalai Joya de Afganistán, para compartir su experiencia de un país ocupado desde 2001 en nombre de los derechos humanos, de los derechos de las mujeres. Denunció que no hay seguridad en Afganistán, el país más peligroso para ser mujer según Naciones Unidas. “La guerra ha sido una guerra de propaganda, con promesas simbólicas que han sido mentiras”. Ella fue elegida para el parlamento pero fue suspendida cuando criticó la postura reaccionaria del parlamento. “La paz sin justicia no tiene sentido. La presencia de Estados Unidos y la OTAN (Organización del Tratado del Atlantico Norte) no les permite tener independencia. Ninguna nación puede liberar a otra, la gente tiene que liberarse a sí misma. Hay que aprender de la historia y luchar contra la ocupación y por la emancipación.”
Jean Enriquez (MMM FIlipinas).
Jean Enriquez (MMM FIlipinas).

En la MMM queremos la desmilitarización de nuestras sociedades, denunciamos el control de nuestros territorios y nuestros cuerpos. Jean Enriquez, de Filipinas, contó también su experiencia sobre el tráfico sexual. Contó sobre mujeres de comunidades pobres que le hablaron cómo fueron usadas por sus esposos, forzadas a tener sexo. Otras tuvieron que casarse con su violador para salvar su honor. Cuenta Jean: “Pensé que mi cuerpo era mi territorio. Pero eso no sucede en la vida real. Como joven, estuve expuesta a la violencia sexual. Sufrí un intento de violación. Tuve que casarme con el padre de mi hijo, a una edad muy joven. En mi país es tabú hablar del aborto. Fui hipersexualizada, sufrí la presión de estar disponible para los hombres. Nos dicen que debemos guardar nuestra virginidad para nuestros esposos, y al mismo tiempo nos presionan a ser hipersexualizadas, a cambiar nuestros cuerpos para los gustos de los hombres.¿Qué pasa con nuestros cuerpos? Están ocupados por hombres, por corporaciones, por la iglesia. Así sufrimos la desposición. Hay que visibilizar quién esta acumulando de la mercantilización de los cuerpos de las mujeres: los hombres y las corporaciones que nos imponen un modelo de belleza colonial. Nuestra etnicidad está siendo borrada por el capitalismo, el  racismo, el militarismo y el patriarcado”.

“Nuestros cuerpos han sido separados, solo somos vaginas y pechos, para tráfico sexual. Hay que proteger la integralidad de nuestro cuerpo. Hay que resistir la heterosexualidad forzada,  a través del matrimonio, de la prostitución. La heterosexualidad también es construida. Nuestro rol no puede ser reducido a la procreación o a ser mercancías. Existen relaciones de poder: la mayoría de los cuerpos vendidos son mujeres y la mayoría de quienes compran son hombres. ¿Qué puede ser más obvio?”, pregunta.

“Es importante que las mujeres ocupemos las calles en la noche como una forma de resistencia, reclamar la noche. Resistir la invasión de nuestros cuerpos, afirmar que no están a la venta y no se pueden reducir ni mercantilizar. Todas somos hermosas, sin importar el peso, la edad  o el color.”

Helena Hirata, profesora de Francia, habló sobre la globalización, las transformaciones en el trabajo y los movimientos de mujeres. Dijo que la globalización aumentó la desigualdad entre hombres y mujeres, clases y razas. La apertura del mercado tuvo como resultado la privatización de sistema público: salud, educación, transporte y las mujeres son más afectadas por la crisis de los servicios públicos. Encuestas del uso del tiempo muestran que las mujeres pasan más tiempo en el trabajo doméstico que los hombres, por ejemplo en Japón las mujeres pasan 5 horas y los hombres 20 minutos.

El trabajo, profesional y doméstico, formal e informal, remunerado y no, productivo y reproductivo, se ha transformado. El desempleo afecta más a las mujeres jóvenes y negras en Brasil y tienen empleos más vulnerables y precarios. Un tema central es el trabajo de cuidado, efectuado con trabajo de migrantes, muchas veces sin documentos, un trabajo feminizado. Es una relación de servicio que implica migrantes, mujeres, de clases desfavorecidas. El salario es muy bajo en todos los países. Los hombres no pueden tomar estos trabajos porque no les permite ser proveedores. Estos trabajos deben ser responsabilidad de todos. Todos somos vulnerables, todos seremos dependiendes y requeriremos cuidados, necesitamos políticas públicas del estado y compartir este trabajo con los hombres.

Los movimientos de mujeres contra la globalización en solidaridad internacional enfrentan las consecuencias negativas de la globalización con organización contra el sexismo y el racismo, presente en el empleo. Nuestra organización y lucha colectiva va más allá de las fronteras nacionales. Como dice Virgina Woolf, en Tres Guineas, “como mujer, no tengo país, como mujer no quiero país, como mujer, mi país es el mundo entero”.
Finalmente, Ariel Salleh, de Autralia, presentó su trabajo como ecofeminista que se ha movilizado en contra de la minería de uranio, los organismos genéticamente modificados y ahora frente al cambio climático. Mira la relación entre el feminismo y el socialismo y afirma que la explotación de la naturaleza es un reflejo de cómo se explota a las mujeres, y está presente en las instituciones, en las políticas. El trabajo reproductivo de las mujeres reproduce la naturaleza, es una filosofía distinta. El feminismo ecológico examina la filosofía detrás de las políticas. La desposición toma la forma de deuda; el capitalismo tiene una deuda social  con el trabajadores, hay una deuda pos colonial, del Norte con el Sur, una deuda con las mujeres por su trabajo de servicio a la vida; una deuda intergeneracional ligada a los impactos de la acumulación capitalista y una deuda con la naturaleza por la destrucción y extracción de la energía para la manufactura.

Frente a esta crisis financiera y ecológica, Ariel denunció que la economía verde y la modernización ecológica son mitos. “Cada tecnología introducida es un desplazamiento. Hay que tener una estrategia organizada frente a los objetivos del desarrollo sustentable, que se conozcan nuestras visiones”. Especialmente llama la atención sobre la nanotecnología, pues no conocemos los impactos en la salud humana y ni en la tierra. El medio ambiente es lucha de las mujeres y particularmente de las madres. Como MMM estamos contra la mercantilización de la naturaleza y las mujeres, estamos contra la militarización. Trabajamos con aliados y no separamos las luchas.

Carmen Díaz (Marcha Mundial de las Mujeres del Mexico)

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