5/03/2014

“La esquina es de quien la trabaja”


Trabajadoras sexuales marchan en la Ciudad de México para reivindicar sus derechos en el Día Internacional del Trabajo


Por sexto año consecutivo, las trabajadoras sexuales de la Ciudad de México, marcharon desde el barrio de La Merced hasta la Plaza de la Constitución para reivindicar sus derechos laborales y celebrar que el pasado mes de febrero, después de 2 años de lucha, el gobierno de la ciudad las reconoció como trabajadoras no asalariadas.

“Marchamos desde hace años para que se reconociera nuestro oficio como un oficio más. El pasado mes de febrero, a partir de un amparo que presentamos, lo ganamos y se nos reconoce ya como trabajadoras no asalariadas. Ahora vamos sobre los sindicatos porque tenemos que ir mejorando estas condiciones laborales”, comenta en entrevista Elvira Madrid presidenta de la organización Brigada Callejera e integrante de la red mexicana de trabajo sexual.

El mes de febrero pasado, los abogados y abogadas del bufete Tierra y Libertad obtuvieron el amparo definitivo que obligó al gobierno del Distrito Federal (GDF), a través de la jueza Paula María García, a reconocer a las trabajadoras sexuales como trabajadoras no asalariadas, una conquista importante dentro de la historia del trabajo sexual mexicano y latinoamericano.

-“¿Qué es lo que quiere el trabajo sexual? -¡Respeto!”

Este fue uno de los lemas de alrededor de 200 trabajadoras sexuales que marcharon desde las 10 de la mañana partiendo de La Merced, uno de los barrios en donde más se desarrolla su actividad en la ciudad. Algunas con antifaces carnavalescos, otras con tapabocas y otras con el rostro descubierto ondeaban pancartas como “por el respeto total al trabajo sexual independiente, vamos por más respeto” o “todos los derechos laborales para todas las trabajadoras sexuales”.

A pesar de ejercer el trabajo más viejo del mundo, les llevó dos años esta primera conquista para el reconocimiento de su oficio como uno más y empezar a dejar en claro que “hay que diferenciar entre la trata de personas y el trabajo sexual, entre las que son menores de edad o están forzadas y las que estamos por cuenta propia”, comenta Rebeca Alejandra quien lleva 7 años ejerciendo y se siente orgullosa de celebrar este reconocimiento delante de algunos vecinos del barrio que la discriminan por su oficio.

Las trabajadoras sexuales mexicanas llevan ya más de 25 años luchando. Cada año celebran un encuentro a nivel nacional donde identifican las demandas y piensan en conjunto las estrategias a seguir para alcanzarlas. “Tenemos un plan de lucha a 25 años, tenemos muy clarito lo que queremos y hacia donde vamos”, comenta Elvira Madrid después de preguntar a las presentes a través de su megáfono “¿de quién es la esquina, muchachas?” y provocar una respuesta al unísono: “de quien la trabaja”.

Hartas de la discriminación de los vecinos y de los levantones por parte de los policías siguen organizándose porque todavía, comentan, les quedan muchas luchas por conquistar. “Ahora si un policía se las lleva, es él quien se va a la cárcel porque ya se demostró que el trabajo sexual es un oficio más frente a la ley”, comenta Nayely, trabajadora sexual transgénero de la Cooperativa Ángeles en Búsqueda de Libertad .“Los clientes son extorsionados por la policía y luego se nos quejan a nosotras y a veces perdemos clientes. Queremos que los polis trabajen bien, igual que nosotras”, añade.

“¿Alguien de ustedes trabaja obligada?”, grita una de las manifestantes. “La pinche obligación es la miseria que ganamos donde como amas de casa vamos al super y no alcanza ni para la canasta básica, la miseria son las sábanas sucias de los hoteles, la miseria es el poco apoyo que tenemos en servicios médicos. Y mientras, los políticos, ganando 90mil pesos mensuales”, comentó Elvira Madrid en entrevista mientras las trabajadoras organizadas gritaban “Talón unido jamás será vencido”.

Blog de la autora: http://martamoli.wordpress.com/


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


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