Antonio Gershenson
Las refinerías que subsisten –6 de las 9 que hubo– fueron, las más recientes, todas anteriores a 1982, año del viraje de gobernantes mexicanos a la derecha. Las más recientes, fueron de 200 mil barriles diarios de petróleo a ser usado como materia prima, o hacia 250 mil.
Los planteamientos hechos desde febrero pasado han variado, se habló de dos refinadoras y 5 mil millones de dólares, y ahora se habla de una. Se habla de que ésta se hará en tres años. Pero aún si se cumplen los tres años para que la refinería entre en operación, empezaría a aumentar la producción de gasolina y otros productos hasta el cuarto año. Desde hace tiempo han ido creciendo las de refinerías modulares, más baratas, generalmente, pero no siempre, más pequeñas, de más rápida instalación. Nosotros agregamos que se pueden instalar varias de estas últimas, en menos tiempo y con menos costo.
Hice una búsqueda internacional al respecto, y encontré algunos ejemplos en este sentido. Ya habíamos hablado que esta producción ya lleva años y se realiza en varios países, se ha destacado la producción de Rusia. Ahora encontré que también hay producción en China. La base de fabricación de refinerías modulares está en la ciudad de Tianjin, y dicen que mejora enormemente la eficiencia y mantiene los costos bajos. Que como su nombre lo indica, todas están construidas en módulos que están diseñados para ser transportados rápida y fácilmente en cualquier parte del mundo.
Encontramos algunos ejemplos de aplicaciones en otros países y sus precios.
En el periódico El Economista (11/8/16) vemos que en Lagos, Nigeria, estaba en construcción una refinería modular con un costo de 116 millones de dólares para una capacidad de procesamiento de 20 mil barriles diarios de petróleo. En ese mismo artículo, se recuerda que en México se presupuestaron 10 mil millones de dólares para una nueva refinería en Tula, el cual no se concretó por considerarse demasiado caro.
Según la agencia de noticias EFE, en Guyana se construirá, empezando este año, una refinería modular para 30 mil barriles diarios. Esta cantidad rebasa el consumo de ese país, y lo demás se exportará a Brasil. El costo es de 100 millones de dólares. Un poco más barato que dos años antes en Nigeria, y con una producción un poco mayor. En ninguno de estos dos casos se informa la duración de la obra.
Para Poza Rica he recibido el precio para dos posibles unidades. Una que trabaja con crudo Maya (pesado) y procesa 10 mil barriles diarios, y otra que procese 15 mil barriles diarios y que trabaja con crudo ligero, y el costo oscila en los 88 millones de dólares.
Se nos informa que hay unidades de mayor tamaño, también modulares, pero su instalación lleva hasta unos tres años. Confío en que esta primera experiencia sea muy útil para el gobierno federal a iniciarse, como antecedente y preparación, para la refinería de mayor tamaño que tiene proyectada.
Aún suponiendo que no fueran los 5 mil millones de dólares de febrero, y luego una unidad en vez de dos, ese proyecto no debería ignorar la experiencia de los modulares. Ya sabemos que en Poza Rica fue destruido el Complejo Petroquímico Escolín, pero no podían destruir el suelo que fue preparado para las construcciones del mismo, y que es un buen punto de partida para otras nuevas, como las refinerías.
Así, se puede construir la primera refinería en 14 meses, y como ya hay ahí un gobierno que se interesa en su avance, si se pudiera empezar pronto su construcción, ya estaría funcionando en octubre del año próximo. Ese proceso sería, insisto, una experiencia excelente para la unidad mayor.
Y cada año se pueden construir más. No debe ser problema su financiamiento, porque su producción, bastante cercana, va a pagar con seguridad cualquier préstamo. Y cada año se puede decidir el ritmo de aumento de producción para el siguiente, con el número de refinerías que se construya. Cada una con el orden de 100 millones de dólares, no en miles de millones como proyectos antes mencionados. Más rápido y más barato, por lo menos hasta que se iguale con el consumo de gasolina, que deberá ir bajando.
Es correcto que se empiece pronto con la reparación y rehabilitación de las refinerías existentes. Pero eso no basta. De reducir las importaciones, por ejemplo, de gasolina, de más de tres cuartas partes del consumo a la mitad o poco menos, no basta. Debemos de producir, por lo menos, lo mismo que se consume.
Para ello puede ayudar también la reducción del consumo, por ejemplo, de gasolina, desarrollando los ferrocarriles y, en general, el transporte colectivo, pero también seguir aumentando la refinación y otras ramas del petróleo. Con el procedimiento que proponemos, ese crecimiento puede ser continuo, y no de uno o dos por sexenio. Y se va pagando a sí mismo con la venta no sólo de gasolina, sino de cada vez más productos de estas unidades y de la petroquímica.
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