Es la primera reunión en Río de Janeiro, y a la sede de Mídia Ninja
comienzan a llegar periodistas, asesoras de prensa, activistas de redes
sociales, diseñadoras, fotógrafas, videorealizadoras, todas interesadas
en participar de la Campaña Mujer convocada por esa red alternativa de comunicación.
“La idea general de la campaña es impulsar a las mujeres para que
tengan reales posibilidades de elección”, explicó a IPS la coordinadora
de Mídia Ninja, Driáde Aguiar.
Falta poco para los comicios de Brasil, donde el 7 de octubre se
elegirá al presidente, gobernadores, diputados y senadores y no hay
tiempo para muchos debates.
"Los
obstáculos (para las mujeres) son múltiples y de distinta naturaleza y
para quienes lo hacen o lo intentan, significa enfrentar un conjunto de
prácticas discriminatorias, estereotipos, cultura del privilegio,
patrones y modelos culturales que no ha sido, ni es fácil enfrentar”:
Alejandra Valdés.
Aguiar y las comunicadoras se organizan sin muchos preámbulos. Ante
una lista de las más de 100 candidatas registradas apenas lanzada la
convocatoria, cotejan su disponibilidad de tiempo, distribuyen tareas,
equipos, y establecen las directrices de las campañas.
Midia Ninja las convoca para que cada una en su saber y en su
disponibilidad de tiempo, confeccione para las candidatas piezas de
campaña como videos, afiches, comunicados de prensa, materiales para
redes, y las entrene para comunicar sus ideas.
El objetivo es “demostrar que la política también es cosa de mujer”, insisten en la reunión.
Aunque la Ley Electoral brasileña establece que cada coalición
partidista debe incluir un mínimo de 30 por ciento y un máximo de 70 por
ciento de candidaturas de cada sexo, la regla no se aplica en
profundidad.
“Los partidos ponen mujeres para cumplir la cuota de 30 por ciento
pero no les dan las mismas garantías que a un hombre. No les aportan el
equipo de comunicación, de planificación estratégica, no hay fondos para
ellas, no les dan el mismo tiempo de televisión, o sea no les dan
incentivos para que se elijan”, analizó Aguiar.
“En Brasil tenemos un cuadro horrible que no ha cambiado mucho pese a
que logramos el derecho al voto en 1932. Aunque somos 52 por ciento de
la población, en el (bicameral) Congreso legislativo tenemos apenas 10
por ciento de mujeres y apenas tres negras, en un país con 51 por ciento
de población negra”, detalló.
Además, hay 13 mujeres de 81 miembros del Senado y siete concejales hombres por cada mujer en las cámaras municipales.
Dilma Rousseff, la primera presidenta mujer de Brasil (2011-2016),
fue destituida por un controversial juicio político en el Poder
Legislativo, que los defensores de la exmandataria aducen que inluyó
sesgos de discriminación de género.
Los requisitos para que las candidatas participen de la campaña es
que tengan una plataforma electoral “progresista, democrática y
feminista”, por ejemplo “cómo van a luchar para poner fin a la violencia
contra la mujer o a luchar por la igualdad salarial”.
“Estamos buscando candidatas feministas que se tomen en serio a las mujeres en su programa”, sintetizó Aguiar.
Daniella Monteiro, candidata a diputada provincial por el Partido Socialismo y Libertad (PSOL) consideró que la campaña, en la que está inscrita, “promueve un debate necesario”.
En entrevista con IPS, recordó que las mujeres son responsables por
el cuidado de sus hijos, tienen jornadas de trabajo más largas y
mantienen su hogar y también en muchas ocasiones deben atender problemas
en sus comunidades.
“Y eso sucede desde la mujer de clase media hasta las mujeres negras
de las favelas (barrios `pobres y hacinados), que además hacen todo eso
sin ayuda, sin estructura familiar y sin acceso a derechos adecuados
como salud, educación, seguridad pública”, afirmó.
“Tener mujeres en espacios políticos es llevar esas pautas necesarias
para la sociedad como un todo pero que en especial son necesarias para
las mujeres. Es pensar en las mujeres en tanto seres políticos”, agregó
la candidata que proviene de una favela y que fue la primera generación
de su familia en acceder a una universidad, donde se graduó en Ciencias
Sociales.
Monteiro recordó que muchas mujeres “no llegaron a ser candidatas
por casualidad” sino por los movimientos sociales que representan.
“Por ejemplo yo soy Dani Monteiro, del movimiento de juventudes
negras, de una favela… pero fuera del espacio de la campaña soy una
mujer negra que se enfrenta cotidianamente a un problema estructural”
que se expresa en dificultades de todo tipo para participar en política,
explicó.
Monteiro se pregunta si aquellas mujeres que “mantienen una casa y
que con un salario mínimo tienen que alimentar cuatro hijos” no
entienden más de administración que un economista con doctorado.
“El mayor desafío es retomar esa práctica de la política cotidiana
que nosotras ya hacemos y que no es vista como una actividad política”,
reflexionó.
Pero para ella no basta con ser una candidata mujer. Por ejemplo,
ilustró, en la Cámara Municipal de Río de Janeiro, hay concejalas que
“lejos de defender la pauta de las mujeres”, como puede ser el debate de
género en las escuelas, “deslegitiman ese discurso”.
Pese a situaciones como la de Brasil, no todo son dificultades en América Latina.
Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer
(FEIM), dijo a IPS desde Buenos Aires que “en general hubo avances en
la participación política femenina especialmente en los cargos
legislativos que se debieron a que se adoptaron leyes y mecanismos de
discriminación positiva”.
También lo atribuyó a campañas positivas como la !50/50 Paridad es ahora! lanzada en Bolivia en 2014 por Oxfam y otras organizaciones.
Esa campaña “logró que el Tribunal Electoral sacara un instructivo
indicando como se debía aplicar el mecanismo de discriminación positiva
en las elecciones de ese año”, explicó.
“Además, hicieron una agenda de la política de las mujeres con una
serie de propuestas para que las candidatas usaran en sus campañas y
luego en su acción legislativa”, recordó.
Como resultado, remarcó Bianco, “Bolivia es un ejemplo importante con
esta campaña que movilizó no solo a las mujeres políticas sino también a
aquellas de los movimientos sociales y que logro se reconociera la
Paridad”.
De hecho, según ONU Mujeres la nación andina es uno de los dos únicos
países del mundo (después de Ruanda) donde la proporción de mujeres en
los parlamentos supera 50 por ciento.
Bianco citó también el caso de Argentina donde el año pasado Amnistía Internacional y el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), con sede en Buenos Aires, realizaron la campaña por la paridad “La voz de una mujer tiene el mismo valor que la de un hombre“, con afiches de los principales legisladores varones con sus labios pintados.
“También hubo un fuerte acompañamiento de las mujeres de los
grupos, oenegés y movimientos sociales con acciones en el parlamento y
movilización en la calle”, recordó.
Alejandra Valdés, del Observatorio de Igualdad de Género de la Comisión Económica para América Latina
(Cepal), dijo a IPS “que si bien la presencia en puestos de toma de
decisión de las mujeres ha crecido, aún no hay representación
equilibrada”.
“Los obstáculos son múltiples y de distinta naturaleza y para quienes
lo hacen o lo intentan, significa enfrentar un conjunto de prácticas
discriminatorias, estereotipos, cultura del privilegio, patrones y
modelos culturales que no ha sido, ni es fácil enfrentar”, planteó desde
la sede del organismo en Santiago de Chile.
Además, dijo, “el menor acceso a recursos financieros y de tiempo
también generan resistencias al cambio. La paridad implica cambios en
los sistemas democráticos”.
Según Valdés, la presencia de mujeres en los parlamentos de América
Latina hasta mayo de este año era de 29,8 por ciento, con un aumento
mínimo de 0,78 por ciento, con relación al mismo mes del 2017.
Indicó que los países con presencia parlamentaria mayor a 40 por
ciento son: Bolivia (53,8%), Cuba (53,22), Granada (46,67), Nicaragua
(45,65) y Costa Rica (45,61).
Quince países, por el contrario, están por debajo de 20 por ciento
de representación de mujeres en sus parlamentos y Haití y Belice no
alcanzan 10 por ciento.
Edición: Estrella Gutiérrez
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