López Obrador en las negociaciones del TLCAN
Nueva Sociedad
La postura de
Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sobre la renegociación del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) parece dejar claro que
México apuesta a no depender totalmente de los vaivenes y caprichos de
la economía y la política estadounidenses. El economista escogido por el
presidente electo para sumarse a las negociaciones del tratado con el
gobierno de Donald Trump ha señalado que México comenzará a mirar hacia
otros mercados, particularmente en Asia.
Las renegociaciones
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) están por
cumplir un año y todavía no se vislumbra de manera clara el puerto de
llegada.De hecho, los últimos meses representaron un impasse
debido a que México se encontraba inmerso en su proceso electoral y
Estados Unidos ya no veía sentido en negociar con un gobierno que se
encontraba de salida y que, además, carecía de legitimidad para llegar a
acuerdos duraderos. Sin embargo, la victoria electoral de Andrés Manuel
López Obrador (AMLO) volvió a poner en la mesa la renegociación del
tratado.
El 13 de julio, una comitiva de Estados Unidos visitó
México. Estaba encabezada por Mike Pompeo (secretario de Estado), Steven
Mnuchin (secretario del Tesoro), Kirstjen Nielsen (secretaria de
Seguridad Nacional) y Jared Kushner (asesor y yerno de Donald Trump).
Por su parte, López Obrador le envió una carta al presidente
estadounidense exponiendo los temas principales en la relación
bilateral: comercio, migración, desarrollo y seguridad. En cuestiones
comerciales, AMLO se mostraba favorable a retomar las negociaciones
sobre el TLCAN de manera inmediata, pero modificando la forma de
abordaje. En lugar de hacerlo de manera bilateral -como pretende Trump-,
AMLO proponía sostener la trilateralidad de las negociaciones. Es
decir, sosteniendo a Canadá dentro de la conversación sobre el tratado
del que forma parte.
La respuesta de Trump fue concisa: se
refiere al nuevo gobierno en términos cordiales y destaca la alta
legitimidad que ha obtenido en las urnas. Sin embargo, señala que en la
cuestión del TLCAN se debe llegar a un acuerdo rápido, ya que en caso de
no hacerlo se tomarán otras medidas. Una respuesta diplomática pero que
contiene una amenaza velada. De cualquier forma, después de estar
frenadas durante un par de meses, las negociaciones se han retomado.
México ha sumado nuevos actores a las negociaciones. Además de los
actuales secretarios de Hacienda y Economía, ha incorporado a Jesús
Seade, el economista del equipo de AMLO que representará la línea del
presidente electo.
La designación de Seade, que conlleva un alto
contenido simbólico, no rompe ni quiebra el actual proceso diplomático.
Con experiencia en la negociaciones del Acuerdo General sobre Aranceles
Aduaneros y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés) y subdirector del
mismo organismo en las décadas de 1980 y 1990, la carrera de Seade en
los últimos años se ha desarrollado en Asia después de una breve pero
sustancial contribución en la academia británica. En Hong Kong participó
como profesor emérito en la Universidad de Lingnan, una institución de
la cual también fue vicepresidente (2008-2014). En 2017 se mudó a la
Universidad china de Hong Kong-Shenzen, donde fungía como vicepresidente
asociado de Asuntos Globales.
El perfil del economista de AMLO
es evidente: se trata de un conocedor tanto de los organismos
internacionales occidentales como de los mercados asiáticos. Y el
mensaje que transmite es evidente: al nuevo gobierno progresista de
México le interesa negociar con América del Norte pero conoce también la
importancia de otros mercados. Será capaz de diversificar tratados con
otras economías (notablemente las de Asia) si fracasan los términos
comerciales del TLCAN. AMLO ha sido claro no solo con el TLCAN sino con
la problemática migratoria que se vive en la frontera con Estados
Unidos. Su mensaje puede resumirse de la siguiente manera: estamos
dispuestos a privilegiar los acuerdos y negociaciones que se den
términos respetuosos y cordiales pero el nuevo gobierno de México no
será sumiso o estará subordinado a las políticas y deseos de un tercero.
La
carta de López Obrador a Trump incluye la explicación del papel
fundamental que tendrá en su gobierno el desarrollo del sureste mexicano
y concretamente el corredor económico y comercial en el Istmo de
Tehuantepec. Con esto se pretende facilitar el transporte de mercancías
ente el Atlántico y el Pacífico, tal como sucede con el Canal de Panamá.
Resalta la importancia que tiene el comercio con Asia y evidentemente
esto incluye a miembros del Acuerdo Transpacífico de Cooperación
Económica (TTP, por sus siglas en inglés) como China, Japón o Australia.
Hay un pronunciamiento y una apuesta clara a no depender totalmente de
los vaivenes y caprichos de la economía y la política estadounidense,
algo prácticamente nuevo en el último siglo de la historia y la política
mexicana.
El gobierno de Trump parece apostar a los acuerdos
bilaterales. De hecho, el equipo de negociación canadiense ha señalado
que Robert Lighthizer, el representante comercial de Estados Unidos,
está enfocado en las negociaciones con México y que no está interesado
en comprometerse con Canadá en este momento. Algo que parece reafirmarse
con las declaraciones de Wilbur Ross, Secretario de Comercio
estadounidense, quien apenas afirmo este lunes 30 de julio que las
negociaciones con México están yendo bien y que podrían estar a punto de
concluir. En estos momentos parece existir una brecha casi insalvable
entre las posiciones de Estados Unidos y Canadá por lo que Trump apuesta
concretar primero un acuerdo bilateral con México, en el interregno que
significa la larga transición presidencial mexicana.
La postura
canadiense de no ceder también es clara. De hecho, representantes de
Canadá han sostenido ya un encuentro bilateral con el equipo de
transición de López Obrador. Por otra parte, mientras los representantes
mexicanos y estadounidenses se encuentran está semana discutiendo en
Washington, la ministra canadiense de Asuntos Exteriores, Chrystia
Freeland se encuentra en Singapur para las reuniones anuales de la
Asociación de Naciones del Sudeste Asiático. También Canadá mira a Asia
como una manera de ejercer presión a sus contrapartes estadounidenses.
¿Cuál
será el final de esta historia? Difícil saberlo con un presidente
estadounidense tan volátil y explosivo como Trump. Por la forma en la
que se han dado las negociaciones es probable que en el mejor de los
casos se firme un TLCAN light, en el que muchos asuntos
importantes queden fuera del acuerdo. O que, como parece preferir
Estados Unidos, que el TLCAN se diluya y se pasen a firmar tratados
bilaterales de temas específicos con México y Canadá. En cualquiera de
ambos casos, tanto Canadá como México parecen conscientes de la
importancia de los mercados asiáticos, y han buscado cultivar sus nexos
con dicha geografía, por lo que esto promete ser un punto de polémicas y
desencuentros con Estados Unidos en el futuro cercano.
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