Luis Hernández Navarro
Las manecillas del reloj se mueven. No hay forma de frenarlas. Tampoco hacerlas retroceder. La hora cero está cerca. Los días de Juan Díaz de la Torre como dirigente magisterial están contados.
En realidad, el presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) nunca ha sido dueño del reloj; tampoco del tiempo. La anécdota circula entre sus agremiados y lo dice todo. Cuando Aurelio Nuño, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y coordinador de la fracasada campaña de José Antonio Meade, le preguntaba Juan, ¿qué horas son?, él invariablemente le respondía: las que usted diga, señor secretario.
Juan Díaz de la Torre se hizo de la presidencia del sindicato en 2013, a raíz de la detención de Elba Esther Gordillo. De hecho, fue designado por el gobierno federal. Él lo aceptó traicionando a su antigua jefa (https://bit.ly/2LRZVPU). Desde entonces se plegó incondicionalmente a las órdenes de los secretarios de Educación en turno. Avaló sin chistar la reforma educativa.
Los resultados de su gestión al frente del SNTE han sido desastrosos (https://bit.ly/2vB1SoI). La profesión docente fue vilipendiada y denigrada por la derecha empresarial sin que él metiera las manos. Varios mentores fueron asesinados y centenares fueron arrestados y despedidos por las autoridades para imponer la contrarreforma a la enseñanza. El salario magisterial no tuvo mejoras sustantivas. Los profesores perdieron derechos y conquistas laborales. Casi 200 mil trabajadores de la educación se jubilaron anticipadamente. La matrícula de las normales cayó estrepitosamente.
Los maestros de base cobraron a Juan su abyección votando en contra de la coalición electoral Todos por México, a la que él había ofrecido millones de votos de los docentes y sus familiares. Nueva Alianza perdió el registro.
Díaz de la Torre sufrió también el embate vengador de Elba Esther Gordillo. Desde su prisión domiciliaria, la maestra pactó una alianza con Andrés Manuel López Obrador y pasó a la ofensiva contra su antiguo protegido. Para ello orquestó una ofensiva a dos manos. Por un lado, organizó las Redes Sociales Progresistas (RSP), encabezadas por su yerno, Fernando González, para actuar en el frente electoral. Por el otro, promovió la formación de la agrupación Maestros por México (M×M), dirigida por Tomás Vázquez Vigil, valedor de Juan Díaz de la Torre, con el objetivo de rescatar el sindicato.
Los resultados electorales cosechados por Elba Esther fueron raquíticos. A pesar del arrasador triunfo de la coalición Juntos Haremos Historia, la gran mayoría de sus candidatos no ganaron. Sin embargo, respiró aliviada con la derrota en Veracruz de su antiguo aliado y hoy acérrimo enemigo, Miguel Ángel Yunes. Y la sonrisa le regresó al rostro con la llegada al futuro gabinete de sus grandes amigos y compañeros de mil y una aventuras políticas, Esteban Moctezuma y Marcelo Ebrard.
La maestra va por la cabeza de Juan Díaz de la Torre. En un lenguaje nunca utilizado por sus integrantes, M×M sostiene que el gobierno violentó los derechos y autonomía sindicales y la actual dirigencia del SNTE no representa más a los maestros de México. Su próximo paso será convocar a foros educativos rumbo a la propuesta nacional de educación, en el marco de la consulta nacional para la construcción del proyecto de nación del gobierno de AMLO.
Díaz de la Torre siente el filo de la guillotina sobre su cuello. Súbitamente, después de perseguir y vilipendiar durante años a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), se refirió a ella como nuestros compañeros, con quienes nos unen causas sustantivas. Y les advirtió que “tienen el reto de no ser confundidos por la nueva disidencia (https://bit.ly/2M9O8bD).
Pero la coordinadora ha puesto distancia de una posible alianza con Gordillo. La sección 7 de Chiapas, uno de sus contingentes más representativos, denunció la pretensión de las RSP y de M×M de negociar espacios de poder en nombre de los trabajadores de la educación y preparar las condiciones para tomar por asalto y retomar el control sobre el SNTE. De paso, condenó enérgicamente al evento eminentemente oportunista.
Este deslinde no significa que la CNTE vaya a quedarse con los brazos cruzados. Por lo pronto, acordó realizar el próximo primero de septiembre un juicio político contra Enrique Peña Nieto, Juan Díaz de la Torre, Aurelio Nuño y Claudio X González. Sostiene, además, su exigencia de abrogar la reforma educativa en su conjunto y no limitar los cambios a la modificaciones cosméticas de la Ley General del Servicio Profesional Docente.
El reloj corre; el tiempo se agota. Nuño es un alma en pena, que, como La llorona, gimotea por su reforma. Los rayos en el cielo anuncian una nueva e inminente temporada de huracanes magisteriales.
Twitter: @lhan55
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